México vive un clima de estabilidad económica con una recuperación constante después de la pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania, lo cual ha creado una sensación de que las cosas van a ir en continua mejoría, y que ha permitido que se den anuncios de inversiones millonarias como la construcción de la fábrica de autos eléctricos de Tesla en Nuevo León.
Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).– En contraste con otros países de la región, México vive un boom de inversión como lo muestran las diferentes cifras oficiales y a causa de diversos factores, como son a nivel externo el mercado que ha ido ganando el país a partir de la caída de las exportaciones de China a Estados Unidos que han generado las condiciones para una relocalización de las cadenas productivas y, a nivel interno, el interés que ha generado en los inversionistas la estabilidad macroeconómica de las finanzas públicas y el manejo responsable de la deuda mexicana.
“Tenemos estabilidad macroeconómica y sobre todo un manejo muy responsable de la deuda —eso hay que subrayarlo— no se han agregado deudas nuevas sobre el PIB, quizás uno o dos puntitos, cuando en sexenios anteriores andábamos en 7 y 11 por ciento. Por supuesto para que no haya incrementos en la deuda tiene que ver mucho con un gasto responsable, pero también con esfuerzos de recaudación sobre todo entre grandes contribuyentes, eso es lo que mantiene los ingresos y los egresos bastante equilibrados”, precisó en entrevista el economista y politólogo Mario Campa.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) aumentó su perspectiva de crecimiento para México para 2023, al pasar del 1.5 por ciento previsto en abril a un 2.9 por ciento proyectado este día. “México está teniendo resultados mejores de los esperados a principios de año que tienen que ver, por un lado, al crecimiento de Estados Unidos, todo el tema de inversión extranjera que está llegando a México por el nearshoring está explicando también parte importante del crecimiento de este país y aumentó el consumo también en el caso de México, igual que en Brasil y esto llevó a que en estos dos países las proyecciones que están en la tabla se ajustaron fuertemente a la alza“, apuntó en conferencia de prensa Daniel Titelman, Director División de Desarrollo Económico de este organismo.
Ya otros organismos internacionales han hecho lo mismo que la Cepal. A inicios de junio, el Banco Mundial ajustó su pronóstico de crecimiento para México a 2.5 por ciento desde 1.5 por ciento previsto en abril, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo lo propio el 25 de julio pasado cuando ajustó al alza el crecimiento del PIB para este año de un 1.8 por ciento en abril a un 2.6 por ciento.
Para este 2023, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) perfiló en los Precriterios de Política Económica para 2024, que presentó en abril pasado, un crecimiento del PIB del 3 por ciento tanto para este año como para el próximo, una estimación que en su momento fue calificada de optimista, pero a la cual se han acercado otras previsiones como la que hizo este martes la Cepal.
En 10 de las últimas 13 ediciones de la encuesta CitiBanamex, por ejemplo, el estimado de crecimiento se ha revisado al alza, además de que el consenso de crecimiento para 2023 pasó de 0.9 por ciento a principios de año a 2.9 por ciento en la edición más reciente de la encuesta de agosto. Incluso hay algunos analistas que estiman crecimientos superiores para este año: el banco JP Morgan estimó un crecimiento de 3.2 por ciento; Barclays, en el mismo nivel y BNP Paribas del 3.5 por ciento.
“Tenemos una economía mexicana que, contrario a lo que estamos viendo en algunos países europeos y sudamericanos, diría yo la mayoría, no se está desacelerando, incluso Canadá en los últimos dos, tres trimestres no ha crecido. Si bien no ha caído la producción, el PIB tampoco ha crecido entonces eso es una señal, pues de que no necesariamente es todo Norteamérica la que está fuerte, incluso Estados Unidos tiene ahí algunos brotes de incertidumbre o de alertas y mientras tanto México sigue creciendo trimestralmente”, expresó el economista Mario Campa.
El economista señaló que ese clima de estabilidad de México con una recuperación constante después de la pandemia es lo que crea una sensación de que las cosas van a ir en continua mejoría y que ha permitido que se den anuncios de inversiones importantes como la construcción de la fábrica de autos eléctricos de Tesla en Nuevo León, “donde originalmente se planeaba invertir 5 mil millones de dólares, pero en una revisión subió a 10 mil millones de dólares o los de algunas de las seis regasificadoras que van a venir a México y algunas de ellas son proyectos de más de 10 mil millones de dólares. Todo eso hacia adelante también crea la expectativa de que van a estar fluyendo recursos de inversión desde el extranjero”.
Apenas este lunes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer cómo la inversión productiva alcanzó niveles récord en junio de este año sobre todo por el crecimiento anual del 70.3 por ciento que tuvo en la construcción no residencial, un nivel que no se tenía desde agosto de 1996 cuando tuvo el mismo repunte.
El Instituto presentó este lunes las últimas cifras del Indicador Mensual de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), el cual da cuenta del comportamiento de la inversión fija bruta, que se integra por los bienes utilizados en el proceso productivo de manera continua durante más de un año. En ese sentido, los últimos datos muestran un crecimiento a tasa anual y con series desestacionalizadas de este indicador del 28.6 por ciento en términos reales. A su interior, los gastos en Construcción ascendieron 36.9 por ciento y en Maquinaria y Equipo, 20.1 por ciento.
Más allá de la inversión extranjera observada con Tesla, para Mario Campa estamos viendo que la fortaleza del tipo de cambio permite la importación de maquinaria, lo cual deja a las empresas, nuevas y existentes, nacionales e internacionales, hacer planeación de capital y por ello “estamos viendo también un boom de la construcción”.
“No necesariamente cuando llega inversión extranjera directa, pues es privada, pero en el caso de la construcción estamos viendo un impulso desde lo público muy importante con la construcción de una refinería muy grande de un pago o dos, tres proyectos de trenes si contamos al de Toluca, el del Istmo y el del Tren Maya”, señaló en referencia a los megaproyectos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Este martes, el Presidente señaló precisamente que uno de sus metas en el año que le queda de Gobierno es que se concluyan el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec y el Tren El Insurgente (antes México-Toluca), que correrá de la Ciudad de México a Toluca, obras que se financiaron con inversión pública. De igual forma señaló que buscará aumentar una vez más el Salario Mínimo, el cual se ha incrementado un 90 por ciento desde el inicio de la administración actual, y ahora equivale a dos veces la canasta básica en el sector rural y 1.5 veces en el urbano.
Mario Campa precisó que si bien todos estos proyectos han sido el principal catalizador en el aumento de la inversión, esto no quiere decir que el sector privado no tenga un rol en la llegada de inversiones en manufactura, específicamente, por ejemplo, en las armadoras automotrices están casi operando en plena capacidad. “Estamos viendo inversiones también en ese tipo de obras de la industria privada”, dijo.
Es el caso de las regasificadoras y gasoductos, que ya se están construyendo, proyectos en los que están invirtiendo firmas de la talla de Sempra Energy. El país cuenta con tres Terminales de Almacenamiento y Regasificación localizadas en el Occidente, en las costas del Golfo de México y en Baja California. Actualmente se desarrollan nuevas terminales de regasificación de gas natural, las cuales se espera se construyan en Topolobampo, Sinaloa, como punto estratégico para suministrar este gas a la región de la Baja California Sur y Salina Cruz, Oaxaca, como parte del Corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec, según reporta la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Junto a todo este panorama hay que tomar en cuenta la relocalización. El conflicto comercial entre Estados Unidos y China, el retraso en las cadenas de suministros desde Asia por la COVID-19 y el T-MEC aceleraron el nearshoring en México, ahora reflejado en la instalación de Tesla en el norte del país, una zona industrial con mano de obra calificada, con la localización e infraestructura ideal para exportar sin pagar altos aranceles.
Esta relocalización de fábricas ha incrementado la creación de empleos en la industria manufacturera con salarios competitivos, de acuerdo con cifras del Inegi y representantes de la industria automotriz. Y es que el sector automotriz es un claro ejemplo de este boom en territorio nacional. De acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes (INA), las autopartes son el principal receptor de nearshoring con 37 por ciento de participación.
Apenas a inicios de febrero la alemana BMW anunció la inversión de 865 millones de dólares para un centro de manufactura de baterías para la fabricación de vehículos eléctricos en San Luis Potosí a partir del 2027. Y, en línea con lo anunciado en la Cumbre de Líderes de América del Norte, el Gobierno federal impulsó el Plan Sonora, que implica la exploración y explotación de litio para baterías.
En ese sentido, Mario Campa destacó que seguramente estamos viendo apenas el comienzo del impacto de la relocalización, pues una inversión así toma años en madurar y no debemos esperar que de un momento a otro vayamos a tener una economía totalmente distinta.
“Son diversos años y tendencialmente deberíamos ver incrementos en la inversión. Sí estamos viendo ya las primeras llegadas o los primeros efectos o manifestaciones de eso, pero hay que ser pacientes y, sobre todo, sí bien acompañado de algunas políticas públicas o algunos programas importantes, por ejemplo, el Tren Transístmico, pues entonces sí se puede apoyar y acelerar esa llegada de inversión. Entonces es difícil en estos momentos cuantificar cuánto corresponde a la relocalización, pero sí podemos decir con confianza que sí se está empezando a manifestar”.
-Con información de Dulce Olvera