Tengo miedo torero revive la historia de amor de un travesti en tiempos de la dictadura de Pinochet

05/09/2020 - 9:00 pm

En ese contexto plúmbeo y opresivo durante la dictadura de Pinochet, se fragua una inusual historia de amor entre la “Loca” y “reina”, interpretada por Alfredo Castro, y Carlos, un atractivo guerrillero mexicano a quien da vida Leonardo Ortizgris.

Por Gonzalo Sánchez

Venecia (Italia), 5 de septiembre (EFE).- La “Loca del Frente“, el travesti viejo que imaginó el activista chileno Pedro Lemebel, ha llegado a la Mostra del Cine de Venecia con la película Tengo miedo torero, una “novela rosa” en tiempos de la dictadura de Pinochet.

La cinta, que compite en las “Jornadas de los Autores”, sección autónoma y paralela del certamen de la Mostra, es la adaptación de la única novela de Lemebel, fallecido hace cinco años.

Narra la historia de la “Loca del Frente”, un travesti viejo y desgraciado que de pronto se ve involucrado en una célula izquierdista que planea atentar contra el dictador Augusto Pinochet en 1986, dejando su casa como centro de operaciones clandestinas.

En ese contexto plúmbeo y opresivo, al que el propio autor del libro se opuso en vida, se fragua una inusual historia de amor entre la “Loca” y “reina”, interpretada por Alfredo Castro, y Carlos, un atractivo guerrillero mexicano a quien da vida Leonardo Ortizgris.

Como en una ensoñación, los dos hombres viven esta historia como si fuera una liberación: el joven como cúspide de una montaña de dudas sobre su sexualidad y el viejo como un áspero recuerdo de una lozanía que no volverá y que ni siquiera se aprecia en su aspecto.

Y juntos comparten secretos, bailan a El Cigala o a Eva Ayllón y llegan incluso a planear un porvenir juntos y lejos de aquel Chile.

Más allá de que las diferencias entre los dos, Tengo miedo torero es ante todo “una novela de amor y del corazón”, explica a Efe Alfredo Castro por videoconferencia, pues no ha podido acudir a la Mostra, como le habría gustado, a causa de la pandemia.

El actor, que encarna magistralmente al travesti, reconoció que meterse en su papel fue “complicado, pero maravilloso”, aunque en parte ya lo sentía como propio pues fue el mismísimo Lemebel quien apuntó a Castro hace quince años para que encarnara a su personaje.

“Él me dijo que quería que yo hiciera de la Loca, que le parecía que yo era el actor indicado para actuar su novela”, refiere.

Castro, sin duda uno de los actores latinoamericanos más queridos en Venecia, aseguró que la designación se produjo en un bar en medio de una juerga y que enseguida se sintió “honrado”.

“Públicamente me dijo: ‘Quiero que tú hagas la loca del frente, es un personaje para ti’. Y yo nunca fui amigo de Lemebel, pero somos contemporáneos en cuanto a cruzarnos mucho en las escrituras, la calle, las juergas, las tertulias, en la vida nocturna”, asegura.

La trama retrata una historia de amor en la víspera del intento de atentado a Augusto Pinochet. Foto: EFE

El actor considera al activista como “el más grande performista” de Chile, al comentar algunas de las acciones que llevó a cabo, sobre todo con Francisco Casas en el colectivo “Las yeguas del Apocalipsis” desde mediados de la década de los ochenta.

Y por eso considera su mensaje “muy vigente e importante”.

El caso es que la historia de aquel pobre homosexual desdentado, sacada de Chile a España por Roberto Bolaño, según apunta Castro, ha logrado colarse en esta Mostra atípica de la pandemia.

El actor mexicano Ortizgris, que llegará en los próximos días a Venecia, explica a esta agencia que conoció “de refilón” el arte de Lemebel cuando estudiaba en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Años después, al invitarme a hacer el casting para la película, revisé su biografía y parte de su obra, me leí en dos tardes la novela y me encantó (…). Lemebel es un autor latinoamericano que merece ser mas conocido y espero que la película invite a que se conozca más de él”, considera.

Ortizgris, de 42 años, aseguró que una de las tantas cosas que le han entusiasmado de estar en Tengo miedo torero ha sido la posibilidad de trabajar junto a Alfredo Castro y de compartir tantas escenas juntos, en el amor entre “la vieja” y el guerrillero.

“Hacer cine es un pedazo grande de mi vida y conocer a compañeros tan solidarios me hace seguir y seguir deseando vivir para continuar contando historias, zanja.

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