Debido a la COVID-19, este año la migración de ñus en el este de África transcurrió casi sin visitantes. Las restricciones a los viajes mantuvieron a los turistas lejos del fenómeno que ocurre en la Reserva Nacional Maasai Mara de Kenia, esto ha provocado que la economía se vea afectada.
Por Joe Mwihia
Maasai Mara, Kenia, 5 de agosto (AP) — Uno de los fenómenos naturales más espectaculares del mundo, la gran migración de ñus en el este de África, transcurrió este año casi sin visitantes debido a la pandemia del coronavirus, que se hacía notar incluso en las tierras salvajes del continente.
Las restricciones a los viajes mantuvieron a los turistas alejados de la migración anual de fauna salvaje en la Reserva Nacional Maasai Mara de Kenia, y apenas un puñado de guías y guardias del parque vieron a miles de ñus hacer su famoso recorrido en busca de nuevos pastos.
El guía Milton Siloma, que trabaja desde hace 30 años en la famosa reserva en el sur de Kenia, dijo que nunca la había visto tan tranquila.
“Estamos solos”, dijo. “Se suponía que tendríamos miles y miles de turistas viendo este fenómeno”.
Aunque la ausencia de turistas no importa mucho para el enorme rebaño de ñus que se mueve entre Kenia y la vecina Tanzania, es un serio problema para el parque, el Gobierno local y la población de la zona.
Sin turistas, no hay ingresos de las entradas al parque, los paseos en globo aerostático -una especialidad del parque- y los alojamientos para turistas.
“La COVID(-19) ha afectado a muchísimas actividades aquí en la reserva, en el sentido de que los ingresos, los fondos que el Gobierno del condado reunía de la Reserva Nacional de Maasai Mara han pasado a cero”, dijo el jefe de guardias, James Sindiyo.
El impacto para la gente que vive al borde del parque y que depende del turismo también es significativo. Kadele Kasare, miembro de la comunidad masái local, dijo que dependen del dinero que ganan de los visitantes.
“El principal problema es la comida”, dijo. “No conseguimos comida suficiente, y cuando no hay dinero de turistas, vendemos nuestras vacas, el ganado. Pero ahora incluso el mercado ha cerrado. De modo que afrontamos muchas dificultades”.
Eso también ha empezado a afectar al parque. El jefe de guías señaló que algunos habitantes hambrientos han empezado a cazar de forma ilegal animales del parque para conseguir carne, y que se han hecho varias detenciones.
“Matan porque están desesperados por conseguir comida”, dijo Sindiyo.
Los guías temen que pueda haber otro problema en el horizonte: furtivos que intenten aprovechar la situación atacando a los elefantes o rinocerontes amenazados del parque.