México, 5 Ago. (Notimex).- En los últimos años, Chavela Vargas se había convertido en un referente de su cultura, su tiempo y de una última generación “que se resistió al sin sentido de la modernidad a través de la bohemia, el tequila y el arte”.
Así la recordó el Consejo Nacional para la Cultural y las Artes (Conaculta), al rescatar para los mexicanos una entrevista que le hiciera hace unos años a la cantante mexicana, de origen costarricense, quien murió hoy en Cuernavaca, Morelos, a los 93 años de edad, a consecuencia de una falla multiorgánica, derivada de complicaciones generadas por una neumonía.
De acuerdo con el texto, a la cantante le preocupaba la amenaza de la globalización y que en las diversas naciones, en las que existían culturas antiguas, se comenzara a generar un estándar en la cultura.
“Es un fenómeno que he visto en muchos lugares donde los jóvenes ya no quieren ser mexicanos, peruanos, colombianos, dominicanos, venezolanos, sino gringos de segunda. Eso es algo muy triste, a veces cambian sus artesanías locales, sus canciones locales, su gastronomía local, por música en inglés, hamburguesas, chácharas de moda”, advirtió en su momento.
“La verdad siento que el estandarizar así la cultura de los pueblos es como obligar a que todos usen una misma máscara, pero además es una máscara incómoda y cara, que hay que pagarla todos los días con tarjeta de crédito”, habría dicho en esa oportunidad la intérprete de temas como “La llorona” o “Paloma negra”.
Chavela Vargas, agrega el texto, estaba convencida de que en la música existía un hechizo que podía revertir las cosas, algo que era escurridizo para quienes intentan imponer estándares globales.
“Sí, muchos de esos muchachos se pueden entretener un rato con esa música en inglés que a mí me parece toda igualita, pero al final en lo latino, en lo iberoamericano hay esa parte que se llama el duende, ese hechizo que nos llama con voces ancestrales por lo que conocimos en la cuna, por las tortillitas que nos comimos de niños, por los frutos que bajábamos de nuestros árboles y que no existen en ningún otro lado, todo eso provoca que regresemos a nuestra propia música, porque nuestro ritmo de vida es distinto”, sostenía la polémica artista.
En esa ocasión, Vargas aprovechó para hablar de la muerte, a la cual aseguró no tenerle miedo, ya que; “nuestra única misión aquí, a final de cuentas, al final de todos los caminos, es venir a conocer el amor… y si la vida es generosa, llevarnos con nosotros un poquito de comprensión acerca de lo que es”.
También se había referido a la satisfacción que le daba la interacción con su público:
“A mi me gusta le gente, me gusta mirar sus rostros porque son como la puerta que nos dice de dónde viene su pasado, a veces su futuro; dicen que soy un poco bruja, vaya a saber por qué (…) lo cierto es que en los conciertos me conecto con mi gente y no me refiero a una nacionalidad en especial, sino a los que comparten conmigo el gusto por algo misterioso, algo que no puede ser medido ni comprado”.