“Alito” se prepara para seis años más de impunidad y posiblemente, otros ocho años al frente del PRI. Si lo logra, seguramente será el encargado de apagar la luz y cerrar la puerta, el último día de la liquidación del PRI, como partido político.
Ciudad de México, 5 de julio (SinEmbargo).- Ha sido el personaje más pernicioso y destructivo en la historia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y será, seguramente, quien termine por sepultarlo, si logra su propósito de modificar los estatutos del tricolor para quedarse en la presidencia de esa organización política hasta el año 2032. Hasta la fecha, durante su gestión, del 2019 al 2024, ha perdido 11 gubernaturas y ha sido factor determinante para que 3 millones 842 mil 889 militantes, el 73 por ciento de la membresía, abandonara las filas del tricolor en los más recientes cinco años.
Este domingo 7 de julio del 2024 está programa la realización de una Asamblea Nacional en la cual los incondicionales de Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito”, podrían modificar los estatutos del partido para que el campechano pueda permanece en la presidencia del PRI por cuatro periodos consecutivos, que se cumplirían en el año 2032.
Del Partido Nacional Revolucionario (PNR), fundado el 4 de marzo de 1929, hace 95 años, impulsado por el Presidente Plutarco Elías Calles, sólo quedan las cenizas y la nostalgia. Su primer candidato presidencial fue Pascual Ortíz Rubio. Después, el general Lázaro Cárdenas del Río, el mejor Presidente de la época posterevolucionaria, fue quien en 1938 rebautizó al tricolor como Partido de la Revolución Mexicana, hasta que finalmente, en 1946, durante el régimen de Manuel Ávila Camacho, se transformó en el actual Partido Revolucionario Institucional.
“La nacionalización del petróleo el 18 de marzo de 1938 y doce días más tarde la transformación del PNR (Partido Nacional Revolucionario) en PRM (Partido de la Revolución Mexicana), un partido que reconocía la lucha de clases y fijaba como uno de sus objetivos la instauración de la democracia obrera y el socialismo, fueron el momento culminante de la obra cardenista”, relata el historiador Enrique Semo en el libro La Sucesión Presidencial en 1988, publicado por Editorial Grijalbo en 1987 (Página 52).
Hay mucho de poético y de profundamente irónico en la fase terminal del PRI, que llegará a sus últimos días luego de haber sido aliado en las elecciones presidenciales del 2024 de su enemigo histórico, el PAN, fundado en 1939, como instrumento de la reacción, de la contrarrevolución que se opuso y atemperó algunas de las propuestas más avanzadas del régimen del general Lázaro Cárdenas.
Los desafortunados tiempos modernos del PRI son el testimonio nítido de su extravío y contradicción histórica en su alianza antinatural con la derecha panista. La más reciente metamorfósis del PRI ocurrió durante su Vigésimo Tercera Asamblea Nacional, realizada entre el 7 y el 11 de diciembre del 2021, cuando el tricolor se reinventó, por lo menos en términos declarativos, como un partido de centro izquierda, progresista, socialdemócrata, y alejado de los extremos ideológicos, bajo el mando de su presidente nacional Alejandro Moreno Cárdenas y de su secretaria general Alma Carolina Viggiano Austria.
El sepulturero Alejandro Moreno Cárdenas llegó a la presidencia nacional del PRI el 18 de agosto del 2019. En los últimos cinco años el tricolor ha avanzado con paso firme hacia el abismo, al perder 11 gubernaturas, incluyendo la del Estado de México en junio del 2023. A 95 años de su fundación, la mísera cuota política para el rico empobrecido son sólo las gubernaturas de Coahuila y Durango.
Cuando “Alito” tomo la dirigencia del PRI el Revolucionario Institucional tenía 12 gubernaturas. En 2021 perdió ocho; entregó dos más en 2022, aunque ganó Durango, con una pequeña ayuda de sus amigos del PAN y PRD; y finalmente, en el 2023, el PRI entregó la joya de la corona, la gubernatura del Estado de México, pero logró salvar Coahuila, con los votos de respaldo de PAN y PRD.
LAS PODRIDAS DE ALITO
El actual dirigente del PRI tiene cuentas pendientes con la justicia. Lo ha salvado su fuero, la inmunidad constitucional de la que goza como diputado federal. Inmunidad que se prolongará cuando tome protesta como Senador de la República para un periodo de seis años más en el Congreso de la Unión. Antes de ser diputado federal fue gobernador de Campeche, entre el 2015 y el 2019. El miércoles 6 de julio del 2022 los periódicos de Grupo Reforma publicaron que Alejandro Moreno había declarado un valor de 5.3 millones de pesos por 15 propiedades que adquirió entre 2012 y 2015, las cuales en la actualidad tendrían un precio comercial de casi 103 millones de pesos.
En la misma información se refiere que en 2019, Alejandro Moreno fue denunciado ante la Fiscalía General de la República por el ex Gobernador de Oaxaca, el también priista Ulises Ruiz, por mentir en su declaración patrimonial 3 de 3 sobre los costos de 15 propiedades en Campeche.
En 2022, en una segunda investigación de la Fiscalía de Campeche, Moreno Cárdenas sumaba ya 23 propiedades, solo en esa entidad, aunque algunos de los predios, sobre los que está construida su residencia, aparecen a nombre de sus familiares, agrega la información de Grupo Reforma. El dirigente nacional del PRI está acusado de los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado, uso indebido de facultades, defraudación fiscal y lavado de dinero.
Los ímpetus de los morenistas por llevar a juicio a Alejandro Moreno Cárdenas se enfriaron luego de que fue una diputada del PRI, Yolanda de la Torre Valdez, cercana a “Alito”, quien presentó la iniciativa que permitió la reforma constitucional, respaldada por el tricolor, para mantener la presencia de las fuerzas armadas en las calles, hasta el 2028, en apoyo de tareas de seguridad y combate al crimen organizado. La referida reforma fue aprobada en la cámara de diputados el 15 de septiembre del 2022 y en la Cámara de Senadores el 4 de octubre del 2022.
“Alito” se prepara para seis años más de impunidad y posiblemente, otros ocho años al frente del PRI. Si lo logra, seguramente será el encargado de apagar la luz y cerrar la puerta, el último día de la liquidación del PRI, como partido político.