El aterrizador del Sojourner envió más de 16 mil 500 imágenes y realizó 8.5 millones de mediciones de la presión atmosférica, temperatura y velocidad del viento.
Madrid, 5 de julio (Europa Press).- La NASA eligió el 4 de julio de 1997, Día de la Independencia de Estados Unidos, para hacer llegar su primer vehículo robotizado a la superficie de Marte, el Sojourner de la misión Mars Pathfinder.
La misión había sido lanzada el 4 de diciembre de 1996 a bordo de un cohete Delta, un mes después del lanzamiento del Mars Global Surveyor y luego de siete meses de viaje llegó a Ares Vallis en una región llamada Chryse Planitia (Planicies de Oro).
Allí reposa desde el fin de la misión, prevista para cinco semanas, pero que se prolongó cinco meses. Estaba equipada con un conjunto de instrumentos científicos para analizar la atmósfera marciana, el clima, geología y la composición de las rocas y el suelo. El aterrizador envió más de 16 mil 500 imágenes y realizó 8.5 millones de mediciones de la presión atmosférica, temperatura y velocidad del viento.
En su llegada, se utilizó un complejo procedimiento para que la misión alcanzara la superficie sin daños. Se usó un escudo de protección térmica y un gran paracaídas de freno, así como un radar de altímetro para que el aterrizador pudiera determinar su altitud; en el último tramo, retrocohetes para detener al aterrizador durante su descenso; y por último, 24 bolsas de aire se abrieron ocho segundos antes del impacto para amortiguar la caída una vez que el aterrizador se desprendiera de su paracaídas. La velocidad de impacto fue de 10.6 metros por segundo. Todo este proceso se completó en un tiempo de cuatro minutos.
Una vez que el aterrizador se ubicó sobre la superficie, las bolsas de aire se desinflaron y fueron retraídas con el aterrizador sobre su base, para que finalmente se abrieran los pétalos con los paneles solares. El aterrizador llegó a su destino de noche, por lo que tuvo que esperar hasta que saliera el Sol para poder enviar las primeras señales a la Tierra.
Una vez recibida la información, los ingenieros se dieron cuenta de que una de las bolsas de aire no estaba totalmente desinflada y podría ser causa de problemas para el posterior despliegue de la rampa de descenso del Sojourner. A tal efecto, enviaron órdenes al aterrizador para subir y bajar uno de los pétalos del aterrizador y así aplastar la bolsa de aire. El procedimiento fue un éxito, según la NASA.