Hubo advertencias que se lanzaron antes de que se construyera la Línea 12 y que hoy cobran sentido. Las hizo un grupo de personas que llegó a ser robusto. Los que continúan siguen alzando la voz con documentos en mano: son las alertas que hicieron a dos administraciones distintas, a la de Marcelo Ebrard (2006-2012) y a la de Miguel Ángel Mancera (2012-2018).
Ciudad de México, 5 de julio (SinEmbargo).- “Sabíamos que pasaría”. Son las palabras que vinieron a la mente de un grupo de pobladores del oriente de la Ciudad de México, luego del desplome del tramo elevado de la Línea 12 del Metro, ocurrido el pasado 3 de mayo, en el que murieron 26 personas. Las palabras resonaron en su interior a la par de la pena que los embargó por las familias que perdieron a alguien por estos hechos.
Se trata de gente que habita esa zona y que se había opuesto a esta Línea desde antes de que se construyera, es decir, desde 2007 y 2008. Lo que ocurrió hace dos meses, contaron a SinEmbargo, viene a reforzar lo que en su momento aseguraron a diversos funcionarios del entonces Distrito Federal: “esa obra, así como está planteada, está mal”.
Ellos relataron a este medio cómo se intentó tener un acercamiento con funcionarios del Gobierno de Marcelo Ebrard (2006-2012) y también con el de Miguel Ángel Macera Espinoza (2018-2018), pero con ninguno se logró. Lo único que obtuvieron a cambio fue represión, burlas e imposición.
A lo largo de estos años lograron reunir testimonios de ingenieros y evidencias, muchas de ellas obtenidas tras los accidentes de la Línea Dorada. Pero también tienen los nombres de los funcionarios que recibieron esa documentación y que al parecer no revisaron. De lo contrario, dicen, se hubieran percatado del riesgo.
Por tal razón, insisten en que los culpables no sólo se limitan a Ebrard y a Mancera, sino que también son: Juan José García Ochoa, Héctor Serrano Cortés, Héctor Hernández Llamas, José Ángel Ávila Pérez, Edgar Tungüí Rodríguez y Enrique Horcasitas Manjarrez. Todos ellos funcionarios de esas administraciones en puestos como la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Obras y Servicios, y que fueron omisos a las alertas sobre los riesgos de la obra.
Son varios los momentos en que este grupo de vecinos, cada vez más reducido por el paso del tiempo, ha insistido en el tema. Estos momentos, desafortunadamente, han sido los accidentes registrados en esta Línea que aún no cumple ni una década en funcionamiento.
El Gobierno del Distrito Federal inició la construcción de la Línea en julio de 2008, la cual fue inaugurada en octubre de 2012. En marzo de 2014 se anunció el cierre de 12 estaciones para corregir diversas fallas, justo en el tramo elevado, las cuales abrieron 20 meses después, en noviembre de 2015. El 19 de septiembre de 2017, a causa del terremoto, quedaron dañadas las estructuras y se anunciaron más reparaciones, que al parecer no fueron suficientes. Y finalmente, el 3 de mayo de 2021, fue cuando colapsó un tramo entre las estaciones de Tezonco y Olivos.
De acuerdo con José González Cedillo, uno de los vecinos de la Línea 12, desde 2008 los colonos de los pueblos de Culhuacán, San Andrés Tomatlán, Santa María Tomatlán, San Antonio Culhuacán, San Simón Culhuacán, Los Reyes Culhuacán, y las colonias Estrella Culhuacán, Lomas Estrella, Progreso del Sur, La Minerva, Fuego Nuevo, se organizaron para rechazar a la obra.
Para ello, se reunieron a lo largo de los años con distintos funcionarios de la capital del país: “Primero nos recibió, de mala gana y con asesorías erráticas Juan José García Ochoa que atendía en la (sub)Secretaría de Gobierno, siempre nos dio largas y él fue el que nos calificó como ‘Los Locos’ o ‘Los Talibanes de Culhuacán’”, contó González Cedillo en entrevista con SinEmbargo.
En ese momento sólo solicitaban al Gobierno de Marcelo Ebrard el Proyecto Ejecutivo y la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) específica y general, documentos que jamás les entregaron.
“Luego nos recibieron Héctor Serrano Cortés y Héctor Hernández Llamas para mostrarnos groso modo el proyecto, una maqueta y los beneficios pero jamás nos dieron la información necesaria. Me ofrecieron dinero, plazas”, agregó González Cedillo.
En aquel entonces, Héctor Serrano, era Director de programas delegacionales y reordenamiento de la vía pública adscrito a la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal, aunque en la recta final del Gobierno de Ebrard asumiría la Secretaría de Gobierno que mantendría en buena parte de la administración de Miguel Ángel Mancera. Héctor Hernández Llamas, a su vez, se desempeñada como Subsecretario de Coordinación Metropolitana.
En esas reuniones, los vecinos expusieron a los funcionarios los datos técnicos del por qué no debería construirse la Línea 12 del Metro en esa zona. Aunque solicitaron una junta con el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, lograron llegar sólo con José Ángel Ávila Pérez, Secretario de Gobierno, quien los atendió “de manera déspota, autoritaria, con desdén”, acusaron.
A Ávila Pérez le dejaron una copia, “misma que tomó y luego aventó en la mesa de juntas dándole indicaciones a su auxiliar de que los tomara”.
Este grupo también persiguió a Enrique Horcasitas Manjarrez, encargado del proyecto de la Línea Dorada, “quien burlonamente nos hacía preguntas; como si éramos ingenieros o sabíamos de construcción”.
“Siempre le pedimos que nos mostrara las autorizaciones de la obra, el Proyecto Ejecutivo y los Impactos ambientales, específico y general y nos dio largas y nunca nos mostró lo que pedimos”, contó González Cedillo.
Uno de los resultados de la insistencia fue la represión. Así quedó consignado en distintas notas de prensa que dieron cuenta de cómo se respondió con policías a los plantones y barricadas de este grupo de personas que desde hace más de una década advirtió de los riesgos que hoy son palpables.
“Ellos supieron de los fallos que los mismos ingenieros de las obras nos decían, como cuando se les fueron 5 pilotes sin tocar uno al otro y tuvieron que cerrar con mamparas para que no observáramos las obras. Lo que nos decían los ingenieros sobre el suelo: que no había estudios del suelo a detalle, que no existía Proyecto Ejecutivo, que no había nada y que sólo les iban dando indicaciones a cuenta gotas, conforme avanzaban las obras”, añadió González Cedillo.
¿CUÁLES ERAN LAS ADVERTENCIAS?
El ingeniero Jacinto Ruiz Aquino, egresado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), contó en entrevista los detalles que quisieron explicar a las autoridades, tanto al inicio de la obra como posteriormente tras tener evidencia y reportes de nuevos retos que enfrentaba la Línea. Luego de los cambios que tuvo el proyecto original —que planteaba otra ruta— él se sumó a las protestas.
“Antes de analizar, quería yo conocer el suelo. ¿Está sobre pendientes, está sobre roca, está sobre río, ladera, sobre qué está, qué condiciones de viento, de sismos, de hundimientos, deslizamiento de suelos, en qué condiciones está el suelo donde voy a poner la estructura? Con esa experiencia, platicamos con la administración y empezamos a decirles, señores hay planos geotécnicos antiguos, pero también hay recientes. En 1989, la Secretaría de Obras le solicitó al Instituto de Ingeniería de la UNAM un plano geotécnico de todo el Valle de México y ahí se indican las zonas críticas y se puede ver dónde no se puede y dónde sí”, abundó.
De acuerdo con esos datos, las estaciones que están sobre grietas son Culhuacán, San Andrés, Lomas Estrella, Calle 11, Periférico, Tezonco, Olivos, Nopalera, Zapotitlán, Tlaltenco y Tláhuac.
“Cuando nosotros vemos estos planos en 1989, en Tláhuac por ejemplo, vemos que no puede construirse ahí porque va a haber deslizamientos muy fuertes; aquí está Mixcoac. Entonces, si tenemos planos indicativos dónde se puede construir y dónde no, no entiendo por qué, cuál es la razón, eso es lo que íbamos a platicar con los de la Secretaría de Obras […] lo que me dijeron como respuesta de esto es que la UNAM, el Instituto de Ingeniería, ya había tomado cartas en el asunto”, relató el Ingeniero.
Luego llegó 2014, ya en otra administración, y tras los problemas que llevarían al cierre parcial de la Línea, un equipo de ingenieros y miembros del Ejército realizaron un recorrido, se hicieron múltiples observaciones, pero ninguna se atendió y volvió el mismo argumento: “la UNAM se está haciendo cargo”.
“Entonces ya no insistimos más, en el Colegio de Ingenieros Militares hicimos una petición a (Miguel Ángel) Mancera, para que nos permitiera entrar a corregir los errores, sabemos dónde está el mal, podemos decir qué se va a hacer y cómo se va a hacer para salvar el costo tan gigantesco que tiene esta obra y el servicio que va a dar es bueno si lo corregimos a tiempo. No nos hicieron caso, nos dijeron que las observaciones que nosotros teníamos, la UNAM ya las estaba corrigiendo”.
Para entonces, lograron hablar con quien era el Director de Obras de Mancera, Edgar Tungüí, quien ahora enfrenta un proceso legal en prisión por su probable participación en el delito de uso ilegal de atribuciones y facultades durante su gestión como comisionado para la Reconstrucción, Recuperación y Transformación de la Ciudad de México. A él también se le ofreció la corrección y la respuesta fue la misma.
Este equipo ya contaba con la proyección de las fallas con base en documentos que ya se tenían desde 2008. Una de ellas se daría en Olivos —como ocurrió—, mientras que las otras que peligran son Perisur, San Lorenzo, Tomatlán, Tezonco, Culhuacán y Atlalilco.
“Todo lo anterior ya se les había dicho al Secretario de Gobierno, José Ángel Ávila Pérez, a Juan José García Ochoa, a Horcasitas Manjarrez, que es el responsable del proyecto Línea 12, inclusive solicitamos una entrevista con el Director del Instituto de Geofísica de la UNAM, para que él nos desmitificara todo esto, nunca nos dieron una explicación”, comentó González Cedillo.
Y añadió: “Entonces algo que pedimos los ciudadanos ¿qué es? que se mande citar también a estas personas, a los funcionarios que ya te mencioné, más el que estaba como director o que sigue estando como director del Instituto Nacional de Geofísica porque ellos tienen que explicar mucho en torno a esto”.
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González Cedillo contó una última anécdota sobre el inicio de la protesta contra la Línea 12: “Es una conversación con Don Pilar Martínez, un octogenario, originario del Pueblo de Culhuacán. Una mañana nos encontramos en el pueblo y me llamó:”
—Ven, tú que andas en lo del Metro, diles a esos que están cometiendo un sacrilegio al escarbar sobre Tláhuac, es un camino sagrado, de peregrinación, desde hace muchos años, desde nuestros antepasados. Además es el cause de un río seco y hay muchas grietas y cavernas; hay ojos de agua, cavernas con agua dulce. Diles que no lo hagan porque lo van a pagar con sangre.
“Cuando me dijo eso me pregunté y ¿cómo lo traduzco? Se van a burlar de mí las autoridades, sí así, nos dicen ‘Los Locos’ o ‘Los talibanes de Culhuacán’… Se quedó en la anécdota… y bueno el 3 de mayo la predicción cobró la deuda”.