La Ciudad de México reiniciará clases presenciales el próximo 7 de junio. Pero entre padres de familia hay recelo sobre el retorno a las actividades educativas, mientras que maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han exigido que las escuelas estén en buen estado tras un año de abandono.
Por Pedro Pablo Cortés
Ciudad de México, 5 jun (EFE).- La incertidumbre y la esperanza marcan el regreso a las aulas de la capital mexicana, donde los comerciantes de útiles escolares esperan recuperar hasta el 50 por ciento del nivel de ventas previo a la pandemia con la reapertura de escuelas este 7 de junio.
La dualidad se refleja en la calle Mesones, el sitio emblemático para las compras escolares en el centro de Ciudad de México, en la que vendedores esperan que los padres pierdan el miedo a mandar a sus hijos a la escuela y así recobrar los ingresos perdidos por la crisis.
“Pues muy poco (cambio), realmente venta, venta, no hay, pero tenemos la esperanza”, comenta este sábado a Efe la vendedora Josefina Ruiz, quien ha resistido más de un año de restricciones.
LAS ESCUELAS REABREN
México, que acumula más de 2.4 millones de contagios y casi 230 mil muertes por COVID-19, la cuarta cifra más alta del mundo, no tiene clases presenciales a nivel nacional desde marzo del año pasado, lo que ha afectado a más de 30 millones de estudiantes.
Pero a partir del lunes, Ciudad de México se suma a otros siete estados que ya han reabierto escuelas en cierta medida, Campeche, Chiapas, Coahuila, Nayarit, Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz, con casi 500.000 alumnos beneficiados, según la Secretaría de Educación Pública (SEP).
“Me parece bien porque los niños están totalmente desesperados, ya también las mamás no saben ni cómo controlarlos y creo que hay más calidad en los salones que en las casas”, manifiesta Sandra García, una compradora de la Calle Mesones.
Para el retorno a las aulas, el Gobierno de México vacunó con el fármaco chino CanSino, de una dosis, a más de 2.7 millones de trabajadores de la educación de un universo total de 3.1 millones.
Además, Ciudad de México inicia este 7 de junio, por primera vez en toda la pandemia, el semáforo verde de riesgo epidémico por bajo nivel de contagios.
INCERTIDUMBRE
Aun así, entre padres de familia hay recelo, mientras que maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han exigido que las escuelas estén en buen estado tras un año de abandono.
Por ello, la SEP ha aclarado que será voluntario el regreso, que además sucede a solo un mes de que acabe el ciclo escolar 2020-2021.
“Hay una incertidumbre todavía entre los padres de familia, como que están indecisos en mandar a sus hijos a las escuelas porque temen que haya un riesgo para ellos”, cuenta Mario Gallardo, quien se dice satisfecho de que su hijo vuelva a la universidad.
A esta incertidumbre se suma la poca claridad de las autoridades, lamentan los comerciantes de Mesones.
“Está muy bajo, nos acabamos de enterar que apenas van a entrar el lunes, pero mucha gente no sabe, se viene enterando y nadie ha venido a comprar más. Las ventas están en realidad muy bajas desde hace bastante tiempo, no han subido nada”, indica la comerciante Ana Espinosa.
VENTAS REPROBADAS
Por la pandemia, las ventas de la temporada de regreso a clases de agosto del 2020 cayeron el 25 por ciento, hasta los 42 mil millones de pesos (unos 2mil 100 millones de dólares), según la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur).
La crisis causó la quiebra de 20 mil papelerías y una caída general de 45 por ciento en este sector, de acuerdo con la Asociación Nacional de Fabricantes de Artículos Escolares y de Oficinas (ANFAEO).
Pero ahora los comerciantes también afrontan la inflación, pues las familias gastarán hasta 5 mil 375 pesos por estudiante (casi 270 dólares), más del salario mínimo mensual, con base en un estudio de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
“Es que tengo un pequeño negocio y estoy viendo que los precios en general están sorprendentemente altos, de verdad no sé ni para dónde hacerme”, manifiesta Sandra García.