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Gobierno de EPN no busca ayudar a Venezuela sino dañar a AMLO al compararlo con Chávez, dice WP

05/06/2017 - 4:00 pm

La tradicional no intervención de la diplomacia mexicana se queda fuera cuando se trata de Venezuela, destaca este lunes The Washington Post. Y la arremetida que Luis Videgaray Caso, Secretario de Relaciones Exteriores, lanzó contra el Gobierno de Nicolás Maduro tiene un objetivo en México: Andrés Manuel López Obrador.

De acuerdo con un análisis realizado por el corresponsal del diario de la capital estadounidense en este país, no es la primera vez que AMLO es comparado con Hugo Chávez, ex Presidente de Venezuela, y ahora, ante el liderazgo de Andrés Manuel hacia 2018, seguramente el Gobierno de Enrique Peña Nieto no sacará de su agenda atacar a Nicolás Maduro, pues si ya torpedearon al tabasqueño comparándolo antes con Chávez y bajo el lema “es un peligro para México”, aún piensan que la estrategia les puede dar resultados.

Ciudad de México, 5 de junio (SinEmbargo).– Uno de los principios políticos más apreciados de México es la "no intervención", por lo que os gobiernos mexicanos han permanecido tradicionalmente en silencio sobre los asuntos internos de otras naciones. Sin embargo, dice este lunes The Washington Post, cuando se trata de Venezuela, de repente, México se ha endurecido.

¿Por qué el Gobierno de México quiere mantener a Venezuela en las noticias?, titula el diario de la capital de Estados Unidos un reporte firmado por David Agren.

La investigación del periodista canadiense y corresponsal del Post en México, retoma los dichos del titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Luis Videgaray Caso, quien la semana pasada tachó al Gobierno de Venezuela de antidemocrático por encarcelar a opositores políticos y mostrar "rasgos autoritarios". Esto mereció que su homóloga venezolano, Delcy Rodríguez Gómez, respondiera: “El país más peligroso del mundo no tiene autoridad moral para hablar de Venezuela”.

De acuerdo con la información de Agren –también corresponsal en México para The Guardian y USA Today, entre otros– los analistas consideran que el cambio en la política exterior se reduce a simple política y, en especial, a un personaje: Andrés Manuel López Obrador.

El dos veces candidato a la Presidencia de la República, destaca el texto, lidera algunas encuestas tempranas para el voto de 2018 y ha hecho una campaña dura en las últimas semanas por la carrera de su candidata a Gobernadora en el Estado de México, la entidad más populosa del país. El diario acota: “[La elección se llevó a cabo el domingo y los resultados preliminares parecían mostrar que Morena perdió estrechamente contra el Partido Revolucionario Institucional (PRI) del Presidente Enrique Peña Nieto]”.

“López Obrador es a menudo pintado por sus opositores políticos como la versión en México del venezolano Hugo Chávez. Así que para el impopular líder mexicano, Peña Nieto, mantener las imágenes empapadas de sangre de Venezuela en el ciclo de noticias y condenar las violaciones de los derechos humanos se han convertido en accesorios en su intento de impedir que el país se balancee a la izquierda”, destaca el texto David Agren.

López Obrador asocia al poder con las élites políticas y empresariales –"la mafia en el poder", los llama–, además de los opositores políticos y a un cuadro de columnistas lo atacan sin cesar, comenta el periodista.

"Este es un tema de política exterior convertido en un tema político nacional", dice Carlos Heredia Zubieta, profesor de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en entrevista con el Post.

"No se trata realmente de la democracia en Venezuela. Desearía que lo fuera. Se trata de pintar a López Obrador como un Chávez mexicano", añade Heredia Zubieta.

“Los opositores han tratado de vincular a López Obrador, ex Alcalde de la Ciudad de México, con Chávez y Venezuela por más de una década. Atacarlo con anuncios llamándolo "un peligro para México" y compararlo con Chávez torpedeó su campaña presidencial de 2006 –una carrera que se negó a conceder después de perder por menos de un punto porcentual. Nuevamente terminó segundo en 2012 y de nuevo se negó a conceder”, comenta Agren.

López Obrador, agrega, niega compartir sus simpatías o conexiones con Venezuela, pero poco ha ido distanciando su partido [Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)] del régimen del presidente venezolano Nicolás Maduro. Los funcionarios venezolanos, por su parte, han abrazado abiertamente a Morena. La Embajadora de Venezuela en México, María Urbaneja Durant, por ejemplo, se reunió con miembros del partido la semana pasada. La Embajada venezolana se jactó entonces de esa reunión en su cuenta de  Twitter.

"Celebramos el acompañamiento del partido Morena, su solidaridad y apoyo incondicional a la Revolución Bolivariana. ¡Viva México y Venezuela!", tuiteó la Embajada pero, posteriormente, eliminó el mensaje.

Después, Morena negó tener vínculos con Venezuela y dijo que apoyaba la idea de no intervención, pero hay una importante facción pro-Venezuela en el partido.

"Hay grupos dentro de Morena que están realmente comprometidos con Venezuela sin importar cuántas violaciones a los derechos humanos ocurren", comenta Rodolfo Soriano-Núñez, sociólogo en la Ciudad de México, en el WP.

Y la política de la izquierda de México, añade el texto, significa que López Obrador no puede simplemente combatir la comparación de Chávez al desautorizar a ese ala pro-Venezuela. La izquierda mexicana tiene una relación de amor y odio con López Obrador, y aquellos con simpatías pro-Venezuela han sido algunos de sus partidarios más fuertes, destaca.

"Han sido extremadamente leales cuando el resto de la izquierda mexicana no estaba dispuesta a apoyar a AMLO", dice Soriano-Núñez. Esa ala ha estado con él en tiempos buenos y malos, comenta.

“Por lo tanto, por ahora, los ataques –y las duras críticas del Gobierno– continuarán. Videgaray, ministro de Relaciones Exteriores, dijo en una conferencia en Miami a principios de mayo: ‘Lo que está ocurriendo en Venezuela es extraordinariamente grave. Como mexicano, no me gustaría que de repente en México hubiera un ataque tan serio a la democracia como la cancelación de elecciones, no reconocer al Congreso, encarcelar a la oposición, utilizar tribunales militares para juzgar a los que protestaban contra el Gobierno’”.

Pero esas críticas también han planteado preguntas incómodas para la administración de Peña Nieto, quien supuestamente dio una atención especial al Estado de México en la víspera de las elecciones del domingo. El PRI ha sido acusado de sobornar a votantes pobres con regalos que van desde dinero en efectivo a tanques de agua y a tarjetas prepago, consigna The Washington Post.

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