De martes a viernes, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se sienta de 6 a 7 de la mañana a escuchar solicitudes y quejas de los capitalinos… y también propuestas de inventos para mejorar la vida de los habitantes de la urbe y hasta para recibir invitaciones como, por ejemplo, ser asesora de tesis. Ella toma nota, conversa con los ciudadanos y los canaliza a áreas específicas. Pero, ¿cómo se instrumenta este mecanismo inédito en la CdMx? SinEmbargo acudió a una de las ya más de mil que ha ofrecido desde el 6 de diciembre de 2018.
Ciudad de México, 5 de mayo (SinEmbargo).– La bandera del Zócalo de la Ciudad de México no se había colocado, la obscuridad y neblina aún dominaban, y más de 40 personas ya estaban formadas afuera del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, con folders, vasos de café o sillas, trajeados, en muletas o andadera, en espera de que su petición sea escuchada por la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo, quien acumula más de mil audiencias públicas de diciembre a la fecha, entre ellas, una universitaria que le pidió que fuera su asesora de tesis.
El primero en la fila llegó desde las cero horas, colocó un banco y ahí durmió. Otros arribaron desde las 3 o 4 de la madrugada. Pero la desmañanada no les valió. Desde hace dos meses el mecanismo de entrega de 50 fichas cambió: ahora se debe hacer una cita previa un día antes de las 14 a 17 horas en el edificio de gobierno para ser atendido de martes a viernes de 6 a 7 de la mañana. Los lunes la Jefa de Gobierno tiene reunión de seguridad con el gabinete federal.
“Nosotros no sabíamos, me siento robado. De haber sabido no me paraba”, comentó molesto Carlos, quien iba a acusar un despido injustificado de su esposa. Él y otros 20 desinformados fueron registrados para los días siguientes.
La conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador todavía no arrancaba y el señor del puesto de café seguía sin instalarse. Elementos de “Atención ciudadana” salieron a pasar lista a quienes ya estaban enterados de las precitas, –la gente se alborotó–, solicitaron identificación oficial, les entregaron una ficha y, por fin, les permitieron el ingreso.
Estos filtros han evitado incidentes más allá de una protesta con pancarta dentro del recinto gubernamental.
La fila continúa dentro del espacio para las audiencias. Sillas, un garrafón con agua, café, fotocopiadora (los documentos abundan) y, además, pañuelos en la mesa donde atiende la doctora Sheinbaum, su secretario particular Carlos Ulloa Pérez y la coordinadora de Atención Ciudadana Rocío Vilchis.
A veces la gente llora, se quiebra por la desesperanza . A veces piden asesoría jurídica o apoyo económico-laboral, a veces ofrecen proyectos que ayudarían a la CdMx.
Tras ser escuchados en la mesa principal, se pasan a las aledañas, donde el equipo de Gobierno del área de salud, jurídica y otras continúan con la atención a los capitalinos. A veces acuden de otras entidades, como del Estado de México, Jalisco o Durango, pero son canalizados a las autoridades locales.
“ESTÁ PARA SERVIR”
El martes 30 de abril, la Jefa de gobierno Claudia Sheinbaum ve la hora en su celular, con la carcaza de “AMLOVE”, son poco más de las seis de la mañana. Se acercan a ella, les sonríe y saluda de mano. Se coloca sus lentes, comienza a escuchar y tomar nota con una pluma azul.
“Me parece correcto. Es una servidora pública y está para servir a la ciudadanía”, dijo Francisco Hernández, de la empresa Tres Puntos, quien fue a proponerle una herramienta para cuerpos policiacos.
Al día no alcanza a atender a los 50 ciudadanos. A las siete de la mañana se para y continúa otras actividades. El resto de su equipo termina de apoyar a los capitalinos asistentes.
El Día del Niño desayunó en el evento de Palacio Nacional, antes del mediodía entregó una escuela primaria como parte del programa “Mejor escuela”, más tarde dio una presea en el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, y finalmente tuvo reunión con la Conferencia Nacional de Gobernadores.
Por la mañana ya no dio tiempo de que ella personalmente escuchara a la maestra Blanca Martínez, quien arribó desde la Alcaldía de Tláhuac, para pedir un reconocimiento (un diploma, tal vez, una medalla, quizá), por sus 50 años de docencia en primaria y secundaria.
Antes de pasar a requerirlo a algún miembro de su equipo, comentó en entrevista que antes ni caso les hacían a los ciudadanos. “Por lo menos nos escuchan. A veces eso es lo que necesitamos”, reconoció.
Al otro lado de la sala, Lidia Rojas aguardaba su turno sentada en silla de ruedas. Le duelen las rodillas, tiene la presión alta. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no le brinda todos los medicamentos que necesita, se quejó. Hace poco tuvo que desembolsar casi 500 pesos para unas gotas para los ojos. Necesita eso, sus medicinas.
Eldairene Pastrana, de la Alcaldía Cuauhtémoc, pidió algo similar. Le salieron tumores en los ovarios y, por estar enferma, la han corrido de trabajos. “Me discriminan. Las empresas no te dan seguro, pero te corren si te enfermas”, aseguró.
Dan las siete. Comienza a aclarar.