En un momento en que el número de personas contagiadas del COVID-19 ha rebasado el millón a nivel mundial, el colapso de los sistemas de salud por el incremento de pacientes pone en evidencia los recortes que gobiernos, como el de México y Estados Unidos, han realizado en la última década.
Por Sara Burnett (AP) y Efrén Flores (SinEmbargo)
Washington/Ciudad de México, 5 de abril (AP/SinEmbargo).– La crisis sanitaria que se vive en el mundo por la pandemia del COVID-19 ha puesto al descubierto el poco presupuesto que los gobiernos destinan a la salud, como en los casos de Estados Unidos y México, países en donde en los últimos 10 años los recursos fueron en declive.
Una década antes de que Michigan y su principal ciudad se convirtieran en otro foco importante de coronavirus en Estados Unidos, las autoridades recortaron constante y drásticamente el gasto en salud pública.
Al acercarse a la bancarrota, Detroit disolvió la mayor parte de su departamento de salud pública y lo delegó a una organización privada sin fines de lucro. Cuando el departamento reabrió en 2014 en la parte trasera de la oficina de estacionamiento municipal, su presupuesto per cápita era apenas una fracción de lo que se necesitaba.
Durante siete años consecutivos, la entonces directora de salud pública, Renee Branch Canady, buscaba qué más recortar. “Sólo era cortar, cortar, cortar”, dijo Canady. Cuando ella se fue en 2014, todos los educadores de salud, que enseñan a las personas cómo prevenir enfermedades, ya se habían ido.
Lo que sucedió en Michigan también pasó en todo Estados Unidos después de la recesión de 2008. Y aunque la economía se recuperó, los fondos de salud pública no lo hicieron, de acuerdo con expertos y cifras del presupuesto.
El déficit persistió a pesar de varios brotes alarmantes –desde influenza H1N1 hasta ébola– y ha dejado a Estados Unidos vulnerable frente al COVID-19, dicen los expertos.
Los recortes llegaron con administraciones demócratas y republicanas. Si bien no existe un número único que refleje todos los gastos federales, estatales y locales, el presupuesto para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la agencia central de salud pública, cayó 10por ciento entre los años fiscales 2010 y 2019, según un análisis de Trust for America's Health, una organización de investigación y defensa de la salud pública.
Entre 2008 y 2017, los departamentos de salud estatales y locales perdieron más de 55 mil empleos, una quinta parte de su fuerza laboral.
El estado de Nueva York es donde hoy hay más casos de COVID-19 en Estados Unidos, pero los números están aumentando en lugares como Detroit, donde la ciudad se acercaba el domingo a 4 mil casos, con 129 muertes.
En Kansas, el exgobernador Sam Brownback propuso un “experimento de estado en rojo” para recortar los impuestos. El gasto estatal en salud pública –sin incluir los fondos federales– cayó 28 por ciento entre 2008 y 2016.
Los recortes significaron un “cambio de responsabilidad que se trasladó del nivel estatal al condal”, dijo la gobernadora de Kansas, la demócrata Laura Kelly. "Y lo vimos en la salud pública".
En Maine, la administración del ex Gobernador Paul Le Page dejó de reemplazar a las enfermeras públicas que atendían a las familias durante la crisis de los opioides. De haber 60 enfermeras, quedaban unas 20 hasta que la legislatura decidió actuar.
El número de casos confirmados del coronavirus superaba el domingo 1,2 millones a nivel mundial, con casi 66 mil decesos, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins.
En la mayoría de la gente, el coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. Pero en algunos, sobre todo en adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes, puede causar afecciones más graves como neumonía o incluso la muerte.
¿Y EN MÉXICO?
México tiene un gobierno que invierte poco en salud pública. Su gasto es equiparable a lo que destina República Dominicana y sólo supera a países latinoamericanos y del Caribe como Bahamas, Santa Lucía, Antigua y Barbuda, Guatemala, Haití y Venezuela, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El acotado nivel de inversión en salud pública no sólo es un problema de la actual administración, también de las administraciones que la antecedieron.
En los últimos 13 años y en promedio, el Gobierno de México invirtió el 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en bienes y servicios de salud pública, refieren las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Este nivel de inversión pública es inferior al gasto mínimo (seis por ciento) recomendado por la OMS, y también es inferior al gasto promedio gubernamental (3.8 por ciento) de los países de América Latina y el Caribe.
El estudio “Health at a Glance 2019”, de la OCDE, refiere que México tiene un nivel “bajo” de inversión en salud pública. Para el organismo internacional, el país presenta “brechas en recursos y financiamiento de la salud [que] coexisten con un importante potencial para ganancias en eficiencia”.
En 2019, durante el primer año de gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el gasto gubernamental como proporción del PIB fue igual al de 2018, aunque en términos monetarios (o absolutos) y a precios corrientes de 2019, hubo una recaída de 1.9 por ciento, ya que el gasto gubernamental en salud pasó de 591.6 a 580.8 mil millones de pesos.
Para este año, la SHCP prevé que el sector público presupuestario erogue 634 mil 625 millones 300 mil pesos en partidas de salud. Dicha cantidad es equiparable al 2.6 por ciento del PIB actual mexicano, y supone un aumento de 6.3 puntos porcentuales en términos absolutos a precios corrientes de 2020, o bien, una diferencia nominal de 8.3 por ciento, como proporción del PIB.