Algunas familias aún no han recibido los restos de sus seres queridos. La policía señaló que hasta ahora 54 víctimas han sido identificadas.
Por Demetris Nellas y Costas Kantouris
ATENAS (AP).— El jefe de estación involucrado en el accidente ferroviario más mortífero de Grecia comparecerá ante un Fiscal y un Juez de instrucción el domingo luego que su declaración fue pospuesta el sábado.
El hombre de 59 años está acusado de colocar dos trenes circulando en direcciones opuestas en la misma vía. Al menos 57 personas murieron cuando un tren de pasajeros chocó de frente con un tren de carga el martes por la noche en Tempe, a unos 380 kilómetros (235 millas) al norte de Atenas.
El Gobierno afirma que el choque se debió a un error humano y el jefe de la estación enfrenta múltiples cargos de homicidio negligente y lesiones corporales, así de cargos por interrumpir el transporte. A raíz del desastre se han registrado días de protestas contra la aparente falta de medidas de seguridad en la red ferroviaria de Grecia.
Stephanos Pantzartzidis, el abogado del jefe de estación, dijo a los periodistas que esperaban frente al juzgado el sábado en la ciudad de Larissa, en el centro de Grecia, que “surgieron nuevas pruebas muy importantes que nos obligan a solicitar un aplazamiento” en la declaración de su cliente.
El abogado no dio más detalles. Según la ley griega, las autoridades no han revelado el nombre del jefe de estación acusado.
También el sábado, uno de los tres integrantes de un panel de expertos designado por el Gobierno para investigar y emitir un informe sobre el choque renunció luego que partidos de la oposición y algunos medios criticaron su nombramiento.
Thanasis Ziliaskopoulos fungió como presidente y director ejecutivo del operador de trenes del país de 2010 a 2015 y actualmente es el presidente de la agencia griega a cargo de la privatización de activos estatales.
Los funerales de algunas de las personas que murieron en el accidente, muchas de ellas adolescentes y de alrededor de 20 años, se llevaron a cabo en el norte de Grecia.
La fuerza del choque y el incendio resultante complicaron la tarea de identificar a las víctimas, que se realiza mediante pruebas de ADN de los familiares más cercanos.