El guionista y escritor mexicano Guillermo Arriaga habló con SinEmbargo sobre su novela Extrañas, en la cual “habita una profunda reflexión sobre la insondable condición humana y nos asoma con empatía al mundo de lo diferente y lo anómalo, en un desfile de personajes entrañables y con vidas al límite”, como reseña la editorial.
Ciudad de México, 5 de marzo (SinEmbargo).– La Inglaterra del siglo XVIII es el escenario de la nueva novela del escritor y guionista mexicano Guillermo Arriaga, Extrañas un extenso texto escrito al estilo de ese entonces, el cual se centra en la vida de William Burton, un joven noble que a partir de un encuentro se verá en la necesidad a encontrarse a sí mismo y dejar a un lado los designios que su familia había previsto para él.
“El libre albedrío, la decisión propia es algo que tienes que conquistar sabiendo exactamente, quién eres, si no sabes quién eres tu libre albedrío está bastante sesgado y está coartado de su propia génesis. Entonces para poder decir a dónde quieres ir y qué decisión tomar tienes que saber quién eres porque sino te pierdes”, comentó en entrevista Guillermo Arriaga.
El autor de Salvar el fuego precisó que el nombre de esta novela se debe al nombre de unas personas que físicamente son distintas a cualquier ser humano, una idea que le llegó en un viaje y la cual originalmente contemplaba distintos periódicos en la historia.
“Yo quería narrar la historia en distintos países, en diferentes épocas: en Mongolia, en el siglo X; en Noruega, en el siglo XV; en Inglaterra, en el siglo XVIII; en México, en siglo XXI. Empecé a escribir estas historias, pero la historia inglesa fue la que me ganó, porque la historia inglesa te lleva a recorrer todo el proceso de la ciencia frente a seres diferentes hasta llegar al más único de todos ellos que son las extrañas”.
Aunque en la novela está latente la relación que existe hacia el otro, Arriaga aclaró que hay otros temas que vinculan a su historia. “Uno, la exploración de lo diferente, otro, el conocimiento, cómo surge el conocimiento, cómo se organiza el conocimiento, otro de dónde deviene el genio, por qué un tipo tiene ideas geniales y otro no, otro cuáles son las posibilidades de la voz, otro cuáles son las virtudes de la amistad, otro tema es dónde encuentro yo el conocimiento, otro es la explosión de productos venidos de otras tierras que cambia la perspectiva con respecto a la medicina, entonces son varios temas que se van desarrollando a lo largo de la novela”.
***
—¿Cómo nace Extrañas y, sobre todo, cómo decides irte a la Inglaterra del siglo XVIII y reinventar su historia?
—Las Extrañas, la novela debe su nombre a unas personas que físicamente son distintos a cualquier ser humano o que puedas imaginar y es muy raro que este tipo de personas nazcan. No me estoy refiriendo ni a lo mágico, ni a lo místico ni nada, me refiero a que físicamente son muy diferentes a cualquier persona y nacen casi cada 300 años, no son comunes, son seres muy poco comunes y a mí de pronto en un viaje me llegó la idea de platicar de estos seres extraños, así deben su nombre, así les dicen en Inglaterra del siglo XVIII, son extrañas porque no hay nadie como como ellas y yo quería narrar la historia en distintos países, en diferentes épocas: en Mongolia, en el siglo X; en Noruega, en el siglo XV; en Inglaterra, en el siglo XVIII; en México, en siglo XXI.
Empecé a escribir estas historias, pero la historia inglesa fue la que me ganó, porque la historia inglesa te lleva a recorrer todo el proceso de la ciencia frente a seres diferentes hasta llegar al más único de todos ellos que son las extrañas.
—Recurres a un estilo de escribir de párrafos muy extensos con un uso constante de la coma. ¿La intención de esto es darle un ritmo trepidante?
—Para dar la idea de que es una novela escrita en el siglo XVIII. El punto y seguido utilizado de forma constante es bastante moderno y el uso de las comas era más hacia ese tipo de literatura, ese tipo de siglo usaba más el uso de las comas, pero una vez que descubrí que estas comas creaban una cadencia distinta y creaban una especie como de vinculación distinta, como que te metías de una forma diferente a la historia, aposté por las comas. Lo que más me da gusto, porque no hay capítulos, no hay mucho respiro, es gente que me dice: ‘me quedé a las 3 de la mañana por tu culpa porque no hay un punto donde digo aquí me quedé, tengo que seguir viendo qué pasó, qué pasó, qué pasó, qué pasó, qué pasó’. Entonces en ese sentido creo que funcionó.
—¿Qué es lo que hay en el centro de esta pugna religión-ciencia, Guillermo? ¿Está la condición humana o qué es lo que tú identificas?
—Yo creo que está la necesidad de explicar el ser humano a partir de esos aspectos concretos que es la ciencia, contra cuestiones abstractas que es la Iglesia que es la religión. La fe, porque tú no crees en cosas que no te consta que existe, lo haces por fe. La ciencia trata de basarse en cosas que existen y tratar de resolver problemas reales que existen, entonces la concreción contra la abstracción siempre va a causar choques.
Ahora, estoy hablando de la ciencia que tiene un interés genuino, no la ciencia que tiene intereses escondidos, políticos, económicos, sociales, porque tú sabes que la ciencia también puede ser manipulada hacia un lado o hacia el otro. Cuando la ciencia tiene un interés genuino y honestamente trata de dar respuestas se va a tener que contraponer contra aquello que es abstracto.
—Y sin embargo esto en el siglo XVIII no era algo que pudieras ver de manera muy clara…
No, pero la novela rápidamente se desprende de esa pugna y entra en los territorios de la ciencia como tal. No es realmente una novela entre la pugna entre la Iglesia y la ciencia, es simplemente que había ciertos prejuicios con los que se enfrentaba la ciencia, pero ya cuando llegamos a cierta parte de la novela, esa pugna ya no tiene mayor sentido.
—Y se enfoca más bien en el aspecto de lo otro, de lo diferente…
—En la novela se vinculan varios temas. Uno, la exploración de lo diferente, otro, el conocimiento, cómo surge el conocimiento, cómo se organiza el conocimiento, otro de dónde deviene el genio por qué un tipo tiene ideas geniales y otro no, otro es cuáles son las posibilidades de la voz, otro cuáles son las virtudes de la amistad, otro tema es dónde encuentro yo el conocimiento, otro es la explosión de productos venidos de otras tierras que cambia la perspectiva con respecto a la medicina, entonces son varios temas que se van desarrollando a lo largo de la novela, no creo que sea solamente un tema.
—Es decir, vas diseccionando de alguna manera mucho de lo que es el ser humano en ese sentido.
—Muchos de los problemas a los que se enfrenta el ser humano, problemas existenciales, problemas políticos, problemas sociales a los que se enfrenta el ser humano, problemas éticos hay una constante reflexión ética en esta novela, ética y moral, porque cuando tú tratas sobre el cuerpo humano, la medicina y la diferencia obviamente te enfrentas a problemas éticos.
—Está también el tema de libre albedrío. En ese sentido, ¿esto pesa más que cualquier designio que se le imponga a las personas?
—El libre albedrío, la decisión propia es algo que tienes que conquistar sabiendo exactamente, quién eres, si no sabes quién eres, tu libre albedrío está bastante sesgado y está coartado de su propia génesis. Entonces para poder decir a dónde quieres ir y qué decisión tomar tienes que saber quién eres porque sino te pierdes.
—Y en ese aspecto, tu personaje central gracias a ir descubriendo quién es puede imponerse a los designios que se le habían impuesto.
—Yo creo que empieza a reconocer quién es a partir de algunos ejercicios que le pone uno de sus preceptores, que lo ponen jugar ajedrez y mientras juega ajedrez a partir del tablero de ajedrez empieza a descubrir quién es él mismo, porque el maestro tiene unos trucos en el juego de ajedrez que lo van a hacer cambiar su perspectiva.