El proceso de vacunación contra el virus del SARS-CoV-2 ha abierto una ola de esperanza para poder regresar a la normalidad, luego de un año del inicio de la pandemia.
Redacción Internacional, 5 marzo (EFE).- “No duele y es una esperanza de vida”. Cinco latinoamericanos comparten con Efe sus experiencias tras recibir las vacunas contra la COVID y su conclusión es la misma: es la única vía para intentar recuperar “la normalidad“.
Un abogado, una ama de casa, un jubilado, un ginecólogo y un bombero han sido muchos de los “privilegiados” con una anhelada dosis en una región que ha sido una de las más afectadas con la pandemia al registrar más de 21 millones de casos.
“UN POQUITO NERVIOSO”
El jubilado chileno Roberto Araya, de 63 años, llega con doble mascarilla y con gafas de protección a un colegio del céntrico barrio de Providencia, en Santiago, que lleva un mes haciendo las veces de centro de vacunación.
Dice estar “un poquito nervioso” y se autodefine como hipocondriaco, pero reconoce que la vacuna es “un alivio”, sobre todo para las personas que tienen que convivir con adultos mayores.
Su madre, de 94 años, fue una de las primeras en ser inoculada a principios de febrero, cuando arrancó en Chile la vacunación masiva, gracias a la cual más de 3.5 de los 19 millones de habitantes del país han recibido al menos una dosis de Sinovac o Pfizer.
“Hay que protegerse y proteger. No hay otra que la vacuna”, indica.
Tras inyectarse la primera dosis de Sinovac y esperar unos minutos, afirma: “No me ha dolido casi nada”.
Chile es uno de los países del mundo que más porcentaje de población tiene inoculada, gracias a la amplia red de atención primaria y a la habilidad en la negociación de diversas vacunas.
“DA ESPERANZAS”
Fernando de Moura tiene 30 años y fue uno de los primeros en recibir las dos dosis de la Sputnik V en Argentina. Abogado de profesión, trabaja en un programa provincial para mejorar la atención primaria de salud, por lo que consiguió turno como personal sanitario.
Fernando recuerda que todo el proceso de vacunación fue “bastante organizado”, acudió al hospital cinco minutos antes de lo previsto y tras una breve entrevista recibió la esperada inyección, que apenas le provocó “cansancio muscular” y “dolor de cabeza” las primeras 24 horas.
El abogado “siempre” confió en la efectividad de la vacuna rusa, un fármaco que, como todos los empleados contra la COVID-19, “da esperanzas” para el futuro.
“Esto sí ayuda a poder proyectarse. Me parece que el año pasado estábamos en una nebulosa y esto sí da una esperanza de que vamos a volver a otra normalidad”, asegura.
El personal sanitario fue el primer grupo en recibir la vacuna en Argentina, donde hasta el 1 de marzo se han aplicado 1 millón 049 mil 169 dosis.
“A VER QUÉ PASA”
En el Palacio de los Deportes, en el oriente de la Ciudad de México, Rosa Leticia Fragoso Cepeda, de 61 años y ama de casa, fue inoculada en poco menos de una hora.
“Cuando bajé del automóvil solo de ver la larga fila casi me voy, pero luego dije: ‘bueno vamos a ver qué pasa’, me formé y todo fue muy rápido”, dice.
Mediante su teléfono celular se registró y lo mismo hizo con su esposo. Posteriormente recibió un correo donde le indicaron el lugar y el día en que se tenía que presentar.
“No sentí nada, cuando una ha pasado por situaciones médicas que le pongan una vacuna no es nada, es un simple piquete que ni se siente”, agrega.
La mujer valora su vacunación como “un buen servicio” y asegura que el Gobierno de la capital mexicana “está poniendo interés y ganas” con el personal médico y de asistencia.
México lleva administradas 2.45 millones de vacunas, el equivalente al 1.45 por ciento de la población. El país realiza desde el 15 de febrero la segunda fase del plan nacional de vacunación, que contempla la inmunización de adultos mayores de 60 años.
“UNA MEDIDA MUY IMPORTANTE”
El ginecólogo obstetra Fernando Romero, que trabaja en emergencias en el Hospital de la Mujer en La Paz, estuvo entre los primeros “elegidos” en esta ciudad, sede del Ejecutivo y del Parlamento bolivianos, para recibir la vacuna Sputnik V.
“Estamos muy bien, muy tranquilos todos, en cierta forma más relajados, más confiados en que tenemos una mejor inmunidad ahora para enfrentar este virus”, destaca.
Romero, quien también es secretario ejecutivo del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes) de La Paz y que ya recibió las dos dosis, manifiesta que los únicos síntomas que tuvo fueron un poco de dolor por la inyección y el frío por la temperatura de la vacuna.
“Conocemos el comportamiento del virus, tiene mesetas, tiene desescaladas pero tiene otra vez rebrotes (…) este virus que llegó (a Bolivia) en la segunda ola fue muy agresivo terminaba en 3 o 4 días con la vida del paciente, de ahí que la vacuna nos parece una medida muy importante para enfrentar esta terrible enfermedad”, afirma.
Bolivia inició el 29 de enero el proceso de vacunación al personal sanitario de primera línea y ahora extendió el plan de inmunización a las personas con enfermedades base, quienes ya están recibiendo la primera dosis de la vacuna china de Sinopharm.
Sin embargo, Romero señala que el panorama aún es preocupante, “la vacuna hoy va a darle protección temporal a grupo de colegas, pero no al país y eso nos hace entender que tarde o temprano tendremos que enfrentar una tercera ola”.
“HAY QUE SEGUIRSE CUIDANDO”
Jaime Arroyo, un bombero voluntario panameño de 46 años que padece diabetes, recibió la primera dosis de la vacuna Pfizer, una experiencia que vivió “confiando” y que físicamente no le dejó malestar o secuela.
“Ninguna reacción en general, solo un dolorcito y nada más”, explica Arroyo.
En Panamá, la vacunación contra la COVID-19 comenzó el 20 de enero divida en fases, dándose prioridad al personal sanitario de primera línea y a los grupos esenciales entre los que están los cuerpos de seguridad y socorristas, entre otros.
“Pensé que (en la jornada de vacunación) iba a haber mucha gente pero no, se mantuvo un buen control, se vio la disciplina bomberil. Fue bastante rápido”, valora Arroyo, que destacó que está consciente que “con la vacuna no es que no te va a dar más nunca” el coronavirus, “si no que te puede dar con menos complicaciones” pero igual “hay que seguirse cuidando”.
Casado y con un hijo de 10 años, este bombero voluntario ya superó la COVID. Relata que tuvo “suerte”, pues solo sintió dolor de cabeza, aunque reconoce que le afectó el olfato y el gusto.
El proceso de vacunación avanza en Panamá con la aplicación del fármaco desarrollado por Pfizer, de momento el único proveedor de la cartera contratada por el país de 5.5 millones de vacunas, entre ellas AstraZeneca y Johnson y Johnson, mientras que se mantienen negociaciones para acceder a por lo menos 2 millones dosis de la Sputnik V