“A partir de este día va a ser sólo ‘América primero, América primero’. Cada decisión en comercio, impuestos, migración, relaciones exteriores, se tomará para el beneficio de los trabajadores y las familias americanas”. Contrario al discurso en el que Donald Trump basó su campaña y confirmó en su toma de protesta como Presidente de los Estados Unidos, su idea de comprar, contratar y privilegiar lo estadounidense no aplica para su vestimenta, mucho menos para la de su esposa e hija.
Ciudad de México, 5 de marzo (SinEmbargo).– Vestido Givenchy, lentes Gucci, zapatos Louboutin, bolsa Chanel. Francia e Italia, primero, Estados Unidos después, si al look de la Primera Dama Melania Trump se refiere. A menos de tres semanas después de que su esposo, Donald Trump, tomara posesión como Presidente de la Unión Americana, la ex modelo de origen esloveno reapareció con esta combinación de diseñadores de alta costura, ninguno de ellos local.
Desafortunadamente para las medidas proteccionistas del magnate neoyorquino, esa no fue la primera ni la última vez, en la que su esposa desde el 2005 opta por modelos de firmas europeas o incluso latinoamericanas. Pues si bien, durante la inauguración del mandato número 45 de ese país, la Primera dama vistió un traje azul de Ralph Lauren y recientemente se le vio con ropa Michael Kors, su pasado le llama a las pasarelas de Milán y París.
Durante ese mismo viaje a la "Casa Blanca" de invierno, en Palm Beach, Florida, se llevó a cabo la Red Cross Ball, en la que la Primera Dama de Estados Unidos, optó por un vestido rosa de Dior, casa de moda francesa.
Sus detractores, en redes sociales y distintos medios de comunicación no dejaron pasar la incongruencia, incluso el diario The New York Times (NYT) pidió una opinión a Stephanie Winston Wolkoff, asesora de Melania Trump, sobre sus negativas a "vestir americano".
"La Señora Trump es una orgullosa y antigua partidaria de la moda estadounidense. Ella valora la moda como un arte. Como ex modelo, ha sido cliente de los diseñadores más distinguidos del mundo, tanto aquí como en el extranjero. La Sra. Trump compra de una mezcla internacional de marcas porque eso refleja su experiencia de vida y estilo americano único. Está más emocionada que nunca de hacer una plataforma para diseñadores estadounidenses, como lo hizo en una de las semanas más importantes de la historia, la Inauguración, mostrando el extraordinario talento de los diseñadores estadounidenses", escribió por correo electrónico Winston.
A diferencia de la costumbre de diseñadores y firmas de moda, de lanzar un desplegado cuando algunas estrella de la política o el espectáculo usa alguno de sus modelos, aquellos que han sido elegidos por Melania, se han mantenido en silencio, incluido Ralph Lauren, conocido por ser un aliado de Hillary Clinton desde que fue la portada de la revista Vogue en 1998 hasta el debate presidencial y la aceptación de su derrota, este año.
Un portavoz de Givenchy, por su parte, dijo al NYT que "la compañía no tiene algún comentario al respecto y que el vestido [rojo] fue comprado en una tienda, sin una discusión interpersonal".
El medio estadounidense lanzó una teoría de que esta falta de relación directa con diseñadores o de vestimenta haute couture se debe a un plan estratégico para hacer parecer a la Primera Dama "más normal", que compra, igual que todos nosotros, pero también es un reflejo de su distanciamiento con la industria de la moda.
Industria que por cierto, tiene en alta estima a la demócrata Clinton, pues durante su candidatura nombres de peso como Anna Wintour, Diane von Furstenberg, Tory Burch, Marc Jacobs y Stefano Tonchi, la respaldaron con desplegados, fondos monetarios y diseños inspirados en ella.
Aunado a ello, otros diseñadores han expresado su negativa a vestir a la señora Trump, como Tom Ford quien se había negado a prestar sus diseños a Melania desde años antes que se convirtiera en Primera Dama, "Ella no es necesariamente mi imagen [...] Aunque Hillary hubiera ganado, ella [Melania] no estaría portando mis prendas. Son muy caras, y no lo digo en el mal sentido, ella necesita tener una conexión con todas las personas", dijo en el programa televisivo The View.
Pero los altos precios no son algo que parezcan interesarle a Melania Trump, pues sólo por dar un ejemplo, el vestido que usó en julio de 2016 cuando dio su criticado discurso en la Convención Nacional Republicana, tiene un precio en línea de dos mil 190 dólares, o sea, casi 45 mil pesos. Y además, fue diseñado por Roksanda Ilincic, nacida en Serbia y ahora establecida en Reino Unido.
Sin embargo, con quien parece haber establecido una buena relación, es con Herve Pierre, nacido francés y nacionalizado estadounidense, con quien diseñó en conjunto el vestido que usó para la gala inaugural.
El antes director creativo de Carolina Herrera, dijo a la revista Harper's Bazaar: "Ella sabe de moda. Cuando le traje muestras de tela, inmediatamente recogió la más pesada y hermosa seda de seis capas de Italia. Ella sabe sobre telas. Fue una conversación muy orgánica porque tenemos el mismo vocabulario".
IVANKA Y EL GUSTO POR LO LATINO
Criticada, "boicoteada", pero también muy admirada y con un estilo innegable, la "primera hija", Ivanka Trump tampoco sigue los pasos de su padre ni de su madrastra cuando de vestir estadounidense se trata, pues su guardarropa va desde el vestido rojo que usó para el primer discurso del Presidente en el Congreso, diseñado por el francés Roland Mouret hasta múltiples diseños de Oscar de la Renta y Carolina Herrera.
Así es, entre sus favoritos están las firmas de un originario de República Dominicana y de una Venezolana. No sorprende su gusto por los diseños de Carolina Herrera, pues desde que era "solamente" una socialité emprendedora, se le podía ver en las primeras filas de los desfiles, en los que la caraqueña presentaba sus nuevas colecciones.
Basta recordar las críticas que recibió cuando usó Twitter – como usualmente lo hace– para subir una foto junto a su esposo vistiendo un diseño metálico de Herrera, con un costo de 5 mil dólares, mientras en varios aeropuertos había caos y protestas por la medida implementada por Trump para impedir el ingreso al país de viajeros de distintos países musulmanes.
El POTUS
Con una imagen criticada pero ya bien identificada, el multimillonario y ahora Presidente de los Estados Unidos, es uno de los primeros detractores de sus propias medidas, pues tiene un "affaire" con los trajes de la marca Brioni, fundada en Italia por Nazareno Fonticoli y ahora parte de la empresa francesa Kering.
En un artículo de Business Insider, el periodista Dennis Green hizo un análisis de porqué los trajes del Presidente "lucen baratos a pesar de ser tan caros" y lo llama el máximo exponente de la frase que dicta que "el dinero no compra el buen gusto".
"Brioni, la marca italiana obviamente hace trajes fantásticos. Tienen un valor entre 6 mil y 17 mil dólares, dependiendo de la tela de lección y si se quiere 'listo para vestir' o 'hecho a la medida'. Son trajes en los que se puede sentir con confianza y poderosos, que son dos rasgos que muy probablemente Trump quiere poseer. Desafortunadamente, nunca sabrás que estos trajes son tan finos por la manera en la que los viste", escribe Green.
Por otro lado, Nick Carvell, el editor de estilo de la revista británica GQ, criticó su elección de marca, a la cual ha sido leal desde hace muchos años, pues en el libro de 2004 Trump: Think Like a Billionaire, dice que la firma europea lo proveía de trajes para vestirse en su reality show de entonces, The Apprentice.
"Trump podría comprar todos sus trajes Brioni él mismo, pero ¿qué dice eso de un hombre que defiende la necesidad de crear más trabajos estadounidenses para gente estadounidense y luego lleva la ropa cortada por diseñadores europeos?".