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Alejandro Páez Varela

05/03/2012 - 12:04 am

¿Por qué podría alguien votar por el Verde o por el PANAL?

Esperaba el inicio de la película en un cine de la Ciudad de México, cuando apareció un actor en la pantalla pidiéndonos en voto. Que el partido que representa, dijo, no pudo lograr la “pena de muerte para los secuestradores” –a Dios gracias, qué estupidez– pero que ahora buscará la cadena perpetua. En 2009, el […]

Esperaba el inicio de la película en un cine de la Ciudad de México, cuando apareció un actor en la pantalla pidiéndonos en voto. Que el partido que representa, dijo, no pudo lograr la “pena de muerte para los secuestradores” –a Dios gracias, qué estupidez– pero que ahora buscará la cadena perpetua.

En 2009, el Partido Verde ganó votos al ofrecer, aprovechándose de la desesperación y la ignorancia de la ciudadanía, la suspensión de un derecho inalienable del hombre: el derecho a la vida.

Y como el secuestro no se ha detenido, y como la violencia sigue en aumento, el partido político que da zánganos como Emilio González (“El Niño Verde”) o Jorge Kahwagi, le ha dado la vuelta a la tortilla para ofrecer a los ingenuos cucharitas con azúcar para el susto, a cambio de su voto.

Me revolcaba en el asiento de coraje, cuando alguien gritó:

–¡Pinche bola de corruptos!

Y de manera espontánea, entre risas y algarabía, casi todos aplaudieron. Casi todos.

Empezaba a irse la luz cuando dos señoras de edad avanzada que estaban a mi lado comentaron el tema.

–Pues sí, pena de muerte –dijo una.

–O cadena perpetua –dijo la otra.

Votarán por el Partido Verde, pensé.

Y de manera similar, muchos otros partidos aprovecharán la ignorancia, la desesperación o la ingenuidad de la gente para sacarles votos. ¿Quién vota por el Partido Verde? Sólo un desesperado, un asustado, un ignorante, un ingenuo.

Uno que no sabe que Emilio González –verde como las moscas en los panteones– y su padre, han hecho una carrera de vivir de los impuestos de los mexicanos. Uno que no sabe que por gente como esas dos señoras, ellos y otros son millonarios y viven protegidos por el poder.

Pero, ¿saben qué?, por más patético que parezca el Verde, hay otros partidos peores. Sí, peores. Como el Panal.

Y peor aún: como el mismo PAN y como el mismo PRD.

Y déjeme argumentar.

Me parece más triste que el PRD acarree votos, como sabemos que lo hace, con las Dolores Padierna, los Jesús Ortega o los René Bejarano. Peor que la mentira y el engaño, el acarreo.

Me parece tristísimo que el PAN manipule presupuestos de programas sociales, recurra a Elba Esther Gordillo, movilice necesitados, proteja sindicatos corruptos, entregue despensas, oriente el voto. Peor que la mentira y el engaño, sólo el uso de recursos públicos

En ellos, en el PRD y en el PAN, estaba depositada la esperanza de millones de mexicanos.

¿El Verde qué? Sabíamos que era una mierda de partido –discúlpenme lo de “partido”–, un tumor del sistema político.

¿El Panal qué? Sabíamos que su única razón de existir radicaba en que servía a las corruptelas de Elba Esther Gordillo, de Vicente Fox y de Felipe Calderón. Es una vil apéndice intestinal que chupa dinero de los mexicanos.

Pero, oiga, ¡el PRD, el PAN!

Porque, ¿y el PRI qué? Durante 70 años engendró políticos corruptos y canceló las posibilidades de una Nación libre y democrática. Y recibió su merecido… aunque ahora esté de regreso por la ignorancia, por la desilusión, por la desesperanza. Pero ya sabíamos qué era y merecía una condición de paria, el menosprecio de los mexicanos.

Me parece patético cuando veo o me entero de acarreados y maiceados en el PAN y en el PRD, porque debieron ser un bastión moral en tiempos en que la República se desmorona.

Ahora, cuando me entero que el PRD y el PAN que utilizan tácticas del PRI, no puedo sino pensar con tristeza, mucha tristeza, que no pudimos organizar a esta sociedad entorno a una democracia.

Que dimos credenciales a los mexicanos, pero no les garantizamos su libertad.

Que les dimos credenciales de elector y los seguimos acarreando.

Qué tristeza.

Yo sé que muchos de los que leen este texto me dirán que exagero.

Sí, quizás para ustedes, que leen, exagero. Pero no para los más fregados, los manipulados, los maiceados con los que se ganan elecciones porque son mayoría.

Lo que han hecho con su cochinero el PAN y el PRD es ponerse a la altura del PRI. Decir: somos igual que el PRI.

Pero no, no son iguales al PRI. Son peores que el PRI, porque teniendo en sus manos la posibilidad de un cambio verdadero, pudiendo ser la alternativa moral para una Nación desmoralizada, se dejaron corromper. Qué patético.

Que esas dos señoras voten por el Partido Verde no me sorprende en lo absoluto.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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