Ernesto Hernández Norzagaray
05/02/2022 - 12:02 am
El vino de Loret
Hay una crisis seria en la narrativa oficial y Loret de Mola, aprovecha, para decir que ya abrió una nueva botella de vino para festejar la falta de respuesta y argumentos más allá de la descalificación profesional y la calificación de corrupto.
Es un engaño viejo.
El de los políticos para evadir la exhibición de sus bienes y evitarse el escrutinio público.
“No tengas nada a tu nombre o lo mínimo” -recomiendan los más avezados-. Pon tus bienes, a nombre de terceras personas, a nombre de los de tu entera confianza.
Tu esposa -por ejemplo-, tu hijo preferido.
Enrique Peña Nieto así lo hizo con la escandalosa Casa Blanca de Bosque de Chapultepec, que resultó que no era de él, sino de una molesta Angélica Rivera, que tuvo que salir a dar la cara cuando se mediatizó la propiedad producto del tráfico de influencias.
También Manuel Bartlett se escudó con aquellas propiedades millonarias que están a nombre de su esposa.
AMLO mismo ha dicho que antes de vivir en Palacio Nacional, residía en casa de su esposa Beatriz Müller, y que él sólo tenía la propiedad de Palenque, La Chingada, pero qué ya está escriturado a nombre de sus hijos.
Ahora aparece su hijo José Ramón que ha vivido en dos mansiones texanas, una de ellas prestada y la otra dice que es de su esposa, la brasileña, Carolyn Adams.
El problema es que la mansión prestada es de Keith L. Schilling, quien fuera un alto ejecutivo de la empresa de tecnología petrolera Baker Hughes, que tiene actualmente contratos por más de 150 millones de dólares con Pemex para surtir de insumos al proyecto de Dos Bocas.
Y, por cierto, de ese ejecutivo, nadie sabe nada, donde se encuentra para poder preguntarle los motivos de ese préstamo que tiene al Presidente de México en un serio aprieto de credibilidad y solvencia moral, cuando ha sostenido un discurso sistemático a favor de la austeridad y la lucha contra la corrupción.
¿Quién podrá creer ahora esa engañifa?
Ese truco viejo y desgastado.
Pero, que se sigue usando, sin pudor alguno.
Y hoy los seguidores más consistentes de AMLO se han quedado silenciosos y, sólo uno que otro, es capaz de sacar las orejas para repetir lo de siempre y los periodistas del obradorismo no terminan de encontrar la cuadratura al círculo y esparcen dudas sobre la metodología de la investigación o repiten los calificativos del Presidente, cuando no reducen los tiempos de tratamiento de tan escandaloso caso que tiene datos muy precisos aunque, claro, algunas sombras alrededor del ejecutivo y la empresa en cuestión.
Hay una crisis seria en la narrativa oficial y Loret de Mola, aprovecha, para decir que ya abrió una nueva botella de vino para festejar la falta de respuesta y argumentos más allá de la descalificación profesional y la calificación de corrupto.
Y, sospecho, que los periodistas de Latinus, no echaron toda la carne al asador de su investigación y guardan, en algún lugar, un buen trozo de ella ante cualquier contraataque.
Por ejemplo, podrían ser los que tienen que ver con la forma en que se otorgaron los contratos a la firma Baker Hughes y las razones por las cuales ese exempleado dejó la empresa o también por qué prestó su mansión a la pareja López-Adams.
Incluso, los de Latinus podrían tener información estratégica de la evolución de la relación entre este par de jóvenes y en especial, los momentos clave, donde aparece la empresa y el préstamo de la propiedad texana.
La credibilidad del Presidente está y estará en entredicho en tanto no salga de la narrativa en la que se encuentra encerrado en medio del encono… y los problemas de salud.
Llama la atención el silencio en los hombres y mujeres del Gabinete, el de los llamados presidenciales, especialmente, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard y los gobernadores morenistas, el silencio de la dirigencia de su partido.
Vamos, ni siquiera Beatriz Müller, ha dicho esta boca es mía, como ha sucedido en otras ocasiones que busca poner a salvo a su marido.
Están llamados a callar o se encuentran pasmados.
No salen del asombro en que han caído con este sopetón mediático.
Entonces, el tiempo de hoy es de Loret de Mola y el grupo de Latinus, y la organización Mexicanos contra la Corrupción, incluso este viernes, se espera la aparición de Brozo, el payaso tenebroso, para responder a los calificativos expresados por el habitante de Palacio Nacional.
Que, seguramente, será un nuevo mazazo a la credibilidad del Presidente, que bien haría callar en tanto pasa el vendaval mediático para hacer un inventario y control de los daños.
No será fácil la instrucción que dio al Fiscal “autónomo” para que entregue al INE el expediente judicial contra su hermano Pío y que en otro momento hubiera alcanzado las ocho columnas, escasamente salió a flote en los medios.
Todo está concentrado en José Ramón.
Y ahí la consigna de que se vaya a fondo ha sido muy cuidada para no agregar fuego al fuego.
Aunque la pradera está encendida.
El Presidente está enojado, muy enojado, y al parecer, no quiere escuchar a sus asesores y es que él se siente agraviado en su sistema de valores que han sido componente básica de su narrativa justiciera y anticorrupta.
En los próximos días veremos qué tanto le pega a su calificación, en percepción, que sigue siendo alta hasta enero, pero, quizá, después del escándalo es la gran duda en Palacio Nacional.
Está en puerta la consulta para la Revocación de Mandato y, ahí, más que en las encuestas de percepción, es donde estará el termómetro para medir la temperatura del ánimo de los ciudadanos.
Ya López Obrador y algunos periodistas adelantan que el efecto será en los sectores medios y altos, pero no en los sectores de la población bajos y pobres.
No, necesariamente, recordemos, simplemente al expresidente Lula cuando se le acusó de poseer un departamento -sí, un departamento vacacional- producto de tráfico de influencias la gente de abajo salió a la calle para apoyar al Poder Judicial que finalmente lo llevó a la prisión.
Claro, no es el mismo caso, aquí no tenemos una Fiscalía y un Poder Judicial plenamente autónomo, pero, la gran duda, por resolver, es cómo la gente de a pie, está percibiendo este evento que hace sospechar un caso de trafico de influencias y la falta de una narrativa oficial convincente.
En este país tan suspicaz con el engaño y más, con los obvios, como este que nos quiere decir que los bienes materiales son las esposas, nunca del político, podría minar y tener una reacción inesperada.
Al tiempo.
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