El ataque fue en la carretera. Allí perdió la vida el sacerdote Germaín Muñiz García y el profesor Rogelio “N”. Horas después murió el otro sacerdote mientras era atendido en el Hospital General Adolfo Prieto, en Taxco. El ataque armado dejó también dos personas lesionadas más.
La violencia está incontenible en Guerrero. En noviembre pasado, el Semefo de Chilpancingo acumulaba al menos 600 cuerpos; el olor que se desprendía de ellos llegaba a las zonas aledañas, poniendo en riesgo la salud de los habitantes y empleados. Ante esa crisis, el Gobernador Héctor Astudillo hizo que se incrementara el número de cámaras frigoríficas para el almacenamiento en lo se realizan las prácticas periciales. Sin embargo, la cantidad de cadáveres ya volvió a rebasar esa medida.
Por Zacarías Cervantes
Chilpancingo/Acapulco/Ciudad de Mexico, 5 de febrero (ElSur/SinEmbargo).– Dos sacerdotes y un maestro perdieron la vida tras ser atacados a tiros durante la madrugada de este lunes en la carretera Taxco-Iguala, en Guerrero. De acuerdo con los primeros reportes, alrededor de las 3:00 horas varias personas, incluidos los dos curas, viajaban en una camioneta cuando fueron alcanzados por otro vehículo color rojo, cuyos ocupantes comenzaron a dispararles.
En el lugar perdió la vida el sacerdote Germaín Muñiz García y el profesor Rogelio “N”. Horas después murió el otro sacerdote mientras era atendido en el Hospital General Adolfo Prieto, en Taxco. El ataque armado dejó también dos personas lesionadas más.
El grupo con el que viajaban los sacerdotes procedía de la comunidad de Juliantla, en Taxco, a donde había asistido a una fiesta con motivo del Día de La Candelaria. El Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, exigió a las autoridades una investigación inmediata para dar con los responsables del crimen.
México fue el país con el mayor número de sacerdotes asesinatos durante 2017, con un total de cuatro clérigos muertos, de acuerdo con el reporte anual de Fides, la agencia de prensa de la Santa Sede, cuya sede está en el Palacio de Propaganda Fide en la Ciudad del Vaticano.
Apenas ayer, Mendoza Rangel lamentó que las autoridades de los tres órdenes de Gobierno hayan sido rebasadas por la delincuencia, esto luego de que se diera a conocer la ejecución de cinco indígenas que fueron de Veracruz a Chilapa a vender sus artesanías.
“Me llama la atención que con tanta seguridad, [con] el Ejército y las policías, y aún así no pueden controlar la situación. O el mal ya lo tenemos dentro o alguien les abre y cierra la puerta [a los criminales]”, dijo.
“Todavía hago un llamado a las autoridades, ellos saben cómo pueden parar esta criminalidad”, agregó el Obispo.
LOS MUERTOS NO CABEN
La ola de violencia en el estado de Guerrero ha arrojado– tan sólo hasta el viernes pasado– 750 cuerpos al Servicio Médico Forense (Semefo) de Acapulco, Chilpancingo e Iguala, cuya capacidad es para 270 cadáveres.
El retraso de los Servicios Periciales de la Fiscalía General del Estado (FGE) en la práctica de los exámenes de genética forense, antropología y dactiloscopía también contribuye a que más cuerpos se apilen en los Semefos.
“Nosotros vemos que Servicios Periciales no tiene la capacidad o no tiene el personal suficiente para realizar las pruebas de genética, y nosotros tenemos la obligación de buscar apoyo por otro lado para poder resolver el problema que tenemos aquí”, dijo el director general del Semefo en Guerrero, Ben Yehuda Martínez Villa.
“Nosotros seguimos trabajando igual, a lo mejor estamos trabajando más tiempo porque se ha incrementado el número de cuerpos, pero en sí contamos con una estructura que nos permite hacer nuestro trabajo como corresponde y como debe ser”, agregó el funcionario.
Trabajadores de la dependencia revelaron que los 750 cuerpos que estaban en las cámaras frigoríficas de los tres Semefos– el número cambia según sean identificados o lleguen más cadáveres–, es una cifra “récord e histórica” que rebasa totalmente su capacidad, pues conjuntamente sólo pueden almacenar 270 cadáveres.
En el Semefo de Acapulco, según los empleados, hay cinco cámaras frigoríficas con una capacidad para 150 cuerpos; en Chilpancingo hay tres cámaras para 90 cuerpos– aquí, el viernes habían más de 200 cadáveres–; y el de Iguala tiene una sola cámara para 30 cuerpos. La suma de las tres instalaciones serviría para albergar 270 cuerpos, lo que contrasta con los 750 cadáveres que había repartidos el viernes entre las tres unidades.
Además, funerarias de algunas regiones del estado son habilitadas como Semefo para la recepción de los cuerpos, dijeron los empleados.
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En noviembre pasado, el Semefo de Chilpancingo acumulaba al menos 600 cuerpos; el olor que se desprendía de ellos llegaba a las zonas aledañas, poniendo en riesgo la salud de los habitantes y empleados.
Ante esa crisis, el Gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores, hizo que se incrementara el número de cámaras frigoríficas para el almacenamiento y el resguardo que marca la ley, para el mayor número de tiempo y para las prácticas periciales, sin embargo, la cantidad de cadáveres ya volvió a rebasar esa medida.
Martínez Villa explicó que el Semefo solamente se encarga del resguardo de los cadáveres y la que determina su salida al Cementerio Forense Estatal o a inhumaciones es la Fiscalía. “Yo no puedo sacar ningún cadáver o inhumarlo si no cuenta con todos los elementos para ser identificado”.
“Si entrego un cadáver sin ningún elemento pericial estoy siendo un irresponsable porque a esa persona nunca la vamos a identificar. Yo lo que estoy haciendo es inhumar cadáveres que cuenten con todo un expediente básico que nos permita identificarlo en cualquier momento, mañana, pasado, en un año, dos o en 10 años”, detalló.
Sin embargo, insistió que la aplicación de esas pruebas son las que se están retardando por Servicios Periciales, “desconozco por qué la Fiscalía las retarda más tiempo de lo debido, eso hace que yo tenga cada vez más cadáveres”, se quejó.
El funcionario vislumbró la posibilidad de pedir apoyo para las pruebas de genética a Servicios Periciales de otros estados del país con los que se reúnen periódicamente para dar seguimiento a los protocolos en cuanto al tratamiento de los cadáveres.
Agregó que también podrían recurrir a la Procuraduría General de la República (PGR), a la Escuela Nacional de Antropología, “o a amigos que tenemos en otros estados, como Puebla o el Estado de México, para que sus peritos nos ayuden a hacer la práctica de ese tipo de estudios periciales porque cada vez tenemos más cuerpos en reguardo”.
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