La vida de entre 100 y 300 millones de personas, sobre todo de países asiáticos como China, podría verse amenazada si la crisis de los océanos continúa avanzando de manera vertiginosa, expone un informe reciente de Greenpeace. A lo largo del próximo siglo, el aumento del nivel del mar "desfigurará" las costas de numerosos países, lo que puede llegar a triplicar la estimación.
Ciudad de México, 4 diciembre (SinEmbargo).– La vida de entre 100 y 300 millones de personas en el mundo podría verse amenazada si continúa la crisis de los océanos por el cambio climático, advirtió Greenpeace en un informe publicado en el marco de la COP25 celebrada estas semanas en España, por lo que urgió a los gobiernos una política global para 2020.
"El aumento de temperatura en el agua, las olas de calor marinas y la acidificación del océano —todos estos fenómenos relacionados con el aumento de los niveles de dióxido de carbono por actividades humanas— han acelerado esta crisis. La vida de un estimado de 100 a 300 millones de personas está en riesgo debido a la pérdida asociada a la protección de las costas", dice el informe "La crisis climática y la necesidad urgente de protección de los océanos".
"La quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas como la pesca, la minería y la contaminación de los océanos han provocado una rápida y alarmante disminución de la vida silvestre y la degradación de los hábitats oceánicos. Estas presiones no solo son perjudiciales para el bienestar de la vida oceánica, sino que comprometen la capacidad de los ecosistemas oceánicos para realizar funciones clave que nos sostienen a todos y mantienen al planeta sano, un problema que se verá agravado aún más por el cambio climático", concluye.
Ornela Garelli, de Océanos en Greenpeace México, expuso que el tratamiento inadecuado de aguas residuales que lleva a la contaminación de los mares, las malas prácticas turísticas y la destrucción de los manglares han provocado, por ejemplo, "el síndrome blanco" en el Caribe mexicano, el cual afecta a los corales del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo mayor del mundo.
"Están dañando no solo la biodiversidad de nuestros océanos, en este caso a través de la muerte de alrededor del 40 por ciento de los corales de la zona, sino también trayendo afectaciones económicas a las personas de las regiones afectadas", dijo.
Sin embargo, el informe plantea que a lo largo del próximo siglo, el aumento del nivel del mar "desfigurará" las costas de numerosos países, lo que puede llegar a triplicar la estimación de la cantidad de personas amenazadas.
Casi tres cuartas partes de las comunidades más vulnerables se hallan en ocho países asiáticos, principalmente China.
Además del cambio climático, la sobrepesca y las prácticas pesqueras ilegales son otra de las principales causas de la destrucción de la vida marina: en 2015, el 33 por ciento de las poblaciones de peces ya estaba siendo sobreexplotado hasta niveles insostenibles y un 60 por ciento había alcanzado su límite de explotación.
Pablo Ramírez, campañista de clima y energía de Greenpeace México, recordó que los océanos sanos son el mayor sumidero natural de CO2 además de ser reguladores esenciales de la temperatura global para hacer nuestro mundo habitable.
Una ballena almacena en su cuerpo más carbono que el equivalente al capturado en el mismo periodo de tiempo por centenares de árboles en tierra. La importancia de las ballenas para el almacenamiento de carbono ya es algo ampliamente aceptado, incluso por las resoluciones de 2018 de la Comisión Ballenera Internacional.
TRATADO GLOBAL DE OCÉANOS
Rumbo a 2020, Greenpeace pide a los gobiernos más ambición en sus objetivos nacionales para que sus emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan a la mitad en 2030, la aprobación de un Tratado Global de los Océanos en la ONU en 2020 y el compromiso de proteger el 30 por ciento de los océanos a través de una red de santuarios marinos.
Esta red ayudaría a los ecosistemas marinos a ser más resilientes y resistir mejor los cambios rápidos, así como a mitigar la crisis climática al salvaguardar la capacidad de los océanos de almacenar carbono.
El informe recomienda a los gobiernos las áreas prioritarias para ser protegidas: los dos polos del Ártico y la Antártida; algunas zonas críticas para ballenas, arrecifes de coral, manglares y praderas marinas; el mar de los sargazos; la zona mesopelágica y el océano profundo, que debe permanecer fuera de los límites de la emergente industria minera en fondos marinos.
LA CRISIS CLIMÁTICA DAÑA A POBRES Y RICOS
Las consecuencias de la crisis climática afectan tanto a países ricos como a los más pobres, revela el informe anual de la organización Germanwatch, que incluye a estados como Alemania o Canadá en el ranking de los diez más perjudicados por los fenómenos climáticos extremos, que lidera Japón.
En el Índice de Riesgo Climático, Japón lidera con casi mil 300 muertos y daños por 32 mil millones de euros la lista de países más perjudicados por la crisis climática en 2018, seguido de Filipinas y Alemania, este último país expuesto a una ola de calor que situó 2018 como el segundo año más cálido desde que se tienen registros.
El Índice de Riesgo Climático 2020 de Germanwatch, también presentado en el marco de COP25, subraya que las olas de calor fueron una de las principales causas de los daños sufridos el año pasado y alerta que en Europa la probabilidad de que se produzcan más eventos de este tipo es entre diez y cien veces mayor que hace un siglo.
El estudio concluye que las consecuencias del cambio climático afectan tanto a los países más ricos del mundo como a los más pobres, como Myanmar o Haití, "históricamente sujetos a eventos extremos", aseguró en la presentación Renato Redentor Constantino, director ejecutivo del Instituto para el Clima y las Ciudades Sostenibles (ICSC).
De los diez países más afectados por la crisis climática de 1999 a 2018, dos son de ingreso medio alto (Tailandia y la isla caribeña de Dominica); uno es una economía avanzada de ingreso alto (Puerto Rico) y el resto son países en desarrollo de ingreso bajo o medio bajo.
Precisamente entre 1999 y 2018, murieron en el mundo casi medio millón de personas y las pérdidas económicas ascendieron a 3.17 billones de euros.
El informe destaca la importancia de las negociaciones en la COP25, ya que todavía no existe un mecanismo específico de financiación para el clima que reembolse las pérdidas de tierras, cultura y vidas humanas y, hasta ahora, los países industrializados se han negado incluso a negociar, destacó Laura Schäfer, experta en Cambio Climático en Germanwatch.
De acuerdo con los resultados del estudio, las pérdidas financieras relacionadas con la crisis climática son mayores en los países ricos, pero es en los de menores ingresos donde las muertes y la pobreza extrema son mucho más probables.
–con información de EFE