La hija de Phil Collins llevará un París de postal, con todos los tópicos posibles y también todos los encantos esperados, al público del mundo entero que, confinado y en plena pandemia, solo puede soñar con la ciudad del amor.
Por David Villafranca
Los Ángeles, 04 de octubre (EFE).- El romanticismo de París, la magia de sus calles, el sabor de sus restaurantes, la belleza de su moda. Todo eso luce como un personaje más en Emily in Paris, pero su protagonista Lily Collins aseguró a Efe que esta comedia de Netflix ofrece también una mirada a los desafíos de la madurez.
“Emily se encuentra en situaciones que nunca ha estado y que no espera necesariamente, pero creo que mucho de lo que nos define como humanos es cómo reaccionamos a esas experiencias inesperadas”, explicó en una entrevista telefónica.
“Gran parte de la serie creo que va del autoestima, del crecimiento personal y de encontrarte a ti misma así que fue muy divertido interpretar a una mujer joven que pasa por eso mientras yo también sigo teniendo momentos así en los que aprendo sobre mí misma”, añadió.
Collins (Guildford, Reino Unido, 1989) presenta esta comedia amable y romántica de Darren Star (el creador de Sex and the City) con la que la británica redondea una racha personal ideal, ya que la semana pasada anunció a sus 19 millones de seguidores en Instagram que se ha comprometido con el director Charlie McDowell.
Pero antes de dar el “sí quiero”, la hija de Phil Collins llevará un París de postal, con todos los tópicos posibles y también todos los encantos esperados, al público del mundo entero que, confinado y en plena pandemia, solo puede soñar con la ciudad del amor.
UNA MUJER AMERICANA EN PARÍS
La vida le iba bien a Emily (Collins): disfrutaba de Chicago, trabajaba en algo que le apasionaba y era feliz junto a su novio.
Pero un embarazo inesperado de su jefa hace que esta no pueda ir a París a trabajar durante varios meses, lo que provocará que Emily haga las maletas y cruce el océano pese a que no tiene ni idea de francés.
“No estaba realmente preparada para ir, pero se emocionó y vio que era una oportunidad enorme”, dijo Collins.
“Pero no entender el idioma, no entender lo que esperaba, ir a un lugar nuevo en una nueva oficina con gente que no conoce, puede ser, ya sabes, bastante abrumador y puede dar bastante miedo”, agregó.
Sin perder la sonrisa, Emily tropieza en su agencia de publicidad con unos compañeros que no la reciben de brazos abiertos y con una ciudad de costumbres muy diferentes a las estadounidenses, algo que esta comedia explota una y otra vez.
“Rompe con su novio justo en el comienzo porque se da cuenta de que él no está dispuesto a aportar lo mismo que ella en su relación”, indicó.
“Y se da cuenta de que esta aventura es tan importante que necesita realmente enfocarse en ella misma y en no tener miedo de hacerse escuchar. Creo que encontrar tu voz es difícil en un idioma, así que imagínate hacerlo en otra lengua…”, bromeó.
Collins conocía París de pasada pero esta serie le permitió durante cuatro meses vivirla casi como una parisina.
“Poder deambular por sus calles como una local me hizo enamorarme de París de una manera nueva: no tenía que apelotonar en un par de días todas las cosas que quería hacer”, comentó.
Aunque la actriz también contó que en ocasiones sus propias andanzas en París “imitaban a las experiencias de Emily”.
“A veces había malentendidos obviamente por el lenguaje, no tuve agua caliente o calefacción durante un par de semanas en mi apartamento, el ascensor dejó de funcionar… Eran algunas cosas que recordaban a la serie así que ‘Lily haciendo de Emily’ fue realmente divertido”, aseguró.
CAMBIO DE REGISTRO
“Desde luego me atrae un tipo de material ligeramente más oscuro”, ironizó.
El tono inocente y simpático de Emily in Paris contrasta absolutamente con los últimos trabajos de Collins, ya sea la misteriosa Inheritance (2020) o la turbia Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile (2019).
“Siempre quise hacer una comedia romántica e interpretar un personaje como este, pero es difícil y complicado encontrar el correcto. No se trataba solo de hacer una comedia romántica: tenía que ser con un personaje con el que conectara de verdad (…) y que tuviera muchas cosas que decir”, detalló.
Aunque las similitudes con Sex and the City puedan ir más allá de su creador (Emily, como Carrie Bradshaw, adora la moda y en la serie cambia de “look” cada muy pocas escenas), Collins aclaró que son series “muy diferentes en el fondo” y prefirió subrayar el valor de Emily in Paris en un momento como el actual.
“Obviamente no sabíamos lo que iba a suceder (por la pandemia), pero estrenar esta serie en un momento en el que hay tanta oscuridad, infelicidad e inquietud se siente bastante especial por ser parte de algo que proporciona una sonrisa cuando más lo necesitamos”, dijo.
“Emily es un personaje extremadamente resistente al que la ponen en situaciones que son extrañas pero ella lidia con ellas con encanto, elegancia y optimismo, algo que es realmente admirable y algo que, especialmente ahora, es importante ver en un personaje”, finalizó.