Según la ONG, el aumento de la presión migratoria en México refleja un cambio paradigmático en los países de origen. Los motivos principales para huir en el pasado eran la reunificación familiar y problemas económicos, y ahora se le añaden los de salud, educación, violencia, desastres naturales y cambio climático.
Por Federico Segarra y Guillermo Azábal
Madrid, 4 de septiembre (EFE).- El aumento de menores migrantes en las fronteras norte y sur de México, muchos de ellos no acompañados, y “las detenciones violentas de aquellos que cruzan de manera irregular sin solicitar refugio” inquietan a la ONG Plan Internacional, según su responsable allí, Dirk Glas.
En una entrevista con EFE en Madrid, explica que su ayuda se centra especialmente en los menores de edad y las mujeres que tratan de llegar a Estados Unidos desde varios países centroamericanos, situación que “se ha agravado” con la crisis sanitaria de la COVID-19.
Esta semana, el Instituto Nacional de Migración de México (INM) informó de que en los primeros ocho meses del año ha identificado a 34 mil 427 menores de edad que transitaban en condición irregular. De ellos, 8 mil 525 son menores no acompañados.
Esto supone, resalta Glas, “tres veces más migrantes en México que el año anterior, y solo estamos en septiembre”, aunque advierte de que “hay discrepancias entre los datos oficiales del IMM y el Border Control (Gobierno de Estados Unidos (EU))”.
VIOLENCIA Y CAMBIO CLIMÁTICO, MOTIVOS PARA EMIGRAR
Según la ONG, el aumento de la presión migratoria en México refleja un cambio paradigmático en los países de origen. Los motivos principales para huir en el pasado eran la reunificación familiar y problemas económicos, y ahora se le añaden los de salud, educación, violencia, desastres naturales y cambio climático.
“Hay muchas sequías y otros fenómenos meteorológicos” que empujan a la gente a huir. “Pero sobre todo, la amenaza de la violencia que sufren en sus países de origen empuja a la gente” a emigrar, sobre todo hacia Estados Unidos, apunta Glas.
En muchos casos, “es gente que ya no sabe cómo escapar de la violencia y el crimen organizado”.
Además, los migrantes se enfrentan a las organizaciones mafiosas que trafican con personas, exponiéndose a extorsiones y maltratos, una actividad que genera anualmente 6 mil 750 millones de dólares para las bandas que funcionan en los países de tránsito hacia EU, según la Oficina de Crimen de las Naciones Unidas.
La procedencia de la mayoría de migrantes es en estos momentos es Honduras y Haití, y los otros dos países del “triángulo norte”, que son Guatemala y El Salvador, “pero también se ven africanos e incluso gente de Europa del este”, describe Glas.
Plan Internacional teme que la llegada de refugiados haitianos aumente debido al terremoto que sufrió el mes pasado, y a la grave crisis económica e institucional que asola al país caribeño.
FRONTERA SUR
La ONG, presente en más de 65 países de América Latina, Asia y África, se asentó en México en noviembre del año pasado, en concreto en Tapachula, en la frontera meridional del país, que linda con Guatemala.
“Allí (las autoridades mexicanas) están deteniendo violentamente a muchas personas que intentan cruzar de forma irregular, que son aproximadamente el 20 o 30 por ciento de la gente que entra (por la frontera sur) sin solicitar refugio o asilo. En ellos queremos centrarnos”, asegura Glas.
Y echa en falta “un sistema eficaz de protección” de migrantes por parte del Gobierno.
Su ONG asiste a estas personas con información sobre sus derechos y garantías, y les presta ayuda humanitaria directa. También colabora con otras organizaciones que trabajan en la frontera norte con EU, como Save The Children, para “monitorear” a quienes son atendidas en el sur y saber cuál es su situación después de cruzar el país.
Además, se ocupa de asuntos como la violencia infantil, la machista, el problema de los embarazos precoces en México y una mejor inserción laboral de las mujeres.