Tan sólo en lo que va del año se han registrado seis ataques de ácido en México —dos en Coahuila, uno de Puebla, uno en Michoacán, uno en Estado de México y otro en Veracruz—, un 50 por ciento más que los registrados en todo el 2020.
Ciudad de México, 4 de septiembre (SinEmbargo).- Micaela Morales Viveros, de 37 años, fue atacada por una mujer que le arrojó una sustancia corrosiva a la cara cuando ella se dirigía a la tienda en el poblado La Pahua en Colipa, Veracruz, el pasado 21 de abril. A más de cuatro meses de los hechos, la familia denunció total impunidad tras los hechos, mientras que la atacante se pasea en el mismo pueblo y se burla de la víctima, denunciaron sus familiares.
La familia de Micaela teme por la vida de la mujer y de sus dos hijos menores, ya que a más de cuatro meses la agresora no ha sido detenida y las investigaciones no avanzan.
“Lo único que pido para mi hermana es que se haga justicia por favor, que la agresora sea detenida. No es justo que ella ande libre en el rancho, burlándose y que corramos el riesgo que después le vuelva hacer daño a mi hermana o a sus hijos o que le haga algo peor”, dijo en entrevista Margarita Morales, hermana de Micaela.
En México, al menos 27 mujeres han sido víctimas de agresiones con un agente químico corrosivo desde el año 2001, según datos documentados por la organización civil Fundación Carmen Sánchez e información hemerográfica consultada por SinEmbargo.
EL ATAQUE
Micalea salió a la tienda que está cerca de su vivienda a comprar un café para desayunar la mañana del pasado 21 de abril. De camino a su vivienda, una mujer le llamó por su nombre e inmediatamente le aventó el ácido en la cara.
“Cuando la mujer le aventó el líquido mi hermana gritaba y se tiraba al piso pidiendo ayuda, pero los vecinos no sabían, ni pensaron lo que le había pasado. Le hablaron a mi hermano y le echaron agua a la cara porque ella ya no aguantaba, ya no veía”, platicó Margarita.
El hermano de Micaela la trasladó a un centro de salud en el poblado Cerro del Aguacate y de ahí la llevaron a un hospital en Misantla, Veracruz. Posteriormente, debido a la gravedad de la lesiones, la llevaron a otro hospital en Xalapa.
“De ahí de Misantla la tuvieron que llevar a Xalapa porque mi hermana estaba muy mal de la vista. La doctora nos dijo que la vista la llevaba mi hermana muy quemada”.
La familiar de Micaela señaló que desconocen con exactitud el ácido o líquido corrosivo que le arrojaron a su hermana, mismo que provocó daños en sus ojos. Meses después de esta agresión su vista ha ido mejorando poco a poco, pero requerirá de un costoso tratamiento por al menos dos años.
“No sabemos qué fue lo que le echó la señora. La agresora está en el programa Sembrando Vidas y dicen que es un líquido corrosivo que usan”, expresó.
CLAMAN JUSTICIA
Micaela junto con su hermano acudieron a las instalaciones de la Fiscalía General de Justicia de Veracruz ubicadas en Misantla a interponer la denuncia correspondiente, pero la agresora hasta el momento no ha sido detenida.
Margarita detalló que las investigaciones han ido lentas y no han visto actuar por parte de las autoridades.
“No han hecho nada. Yo siento que no nos hacen caso porque somos humildes. Nosotros lo que exigimos es justicia, que ella (la agresora) aprenda que eso no se debe de hacer”, comentó.
Margarita explicó que su hermana y familiares viven con miedo porque, desde hace un mes, la agresora, que había huido de la población, regresó y temen que ella vuelva hacer daño a la víctima.
“Nosotros lo que exigimos es justicia, que ella sea arrestada. El daño ya lo hizo; todavía regresó y ahí anda en el pueblo burlándose”, relató.
Las autoridades tienen conocimiento de la ubicación, sin embargo, siguen sin actuar a pesar que la familia les ha expresado su temor por el riesgo y que también tienen la inquietud que ella después pueda darse a la fuga y esconderse.
“Ya se les avisó a los agentes que la señora anda ahí en el rancho, pero nada más me dijeron que sólo faltaban unos dictámenes periciales. Yo les pedí que la arrestaran, pero me dijeron que no podían aún, que dejáramos que la agresora se confiara, yo les he pedido muchas veces que acudieran a arrestarla desde hace más de un mes, y siguen sin hacer nada”, platicó la mujer.
La familia considera que las autoridades están confiadas y que no les atienden, lo cual, les indigna. Margarita reiteró que lo único que piden es justicia:
“Es lo único que queremos. Que no se quede esto impune, queremos justicia para mi hermana. Nosotros como ya lo vivimos sabemos lo que es sufrir con una persona atacada con ácido”.
La mujer detalló que la vida de su hermana ha cambiado radicalmente a su familiar, no solo física y emocionalmente, sino también económicamente. Explicó que el tratamiento de la vista son unas gotas que nos cuestan entre 800 o 900 pesos. “Es caro. Mi hermana es muy trabajadora, ama de casa y el sustento de su hogar porque a veces no puede trabajar porque tiene problemas de salud”.
“¿Cómo va a ser justo que la agresora ande suelta. No puede ser posible”, comentó.
Tan sólo en lo que va del año se han registrado seis ataques de ácido en México —dos en Coahuila, uno de Puebla, uno en Michoacán, uno en Estado de México y otro en Veracruz—, un 50 por ciento más que los registrados en todo el 2020.
Ante esta situación, activistas y víctimas se mantienen en la lucha por que estas agresiones —que aún siguen “invisibilizadas” a pesar que los casos van en aumento— sean tipificadas en el Código Nacional Federal como un delito único con penas severas y que se homologue en todos los estados del país.
De acuerdo con los datos analizados por la Fundación Carmen Sánchez, la mitad de las víctimas mujeres tenían entre 20 y 30 años de edad al momento del ataque. Además, el 59 por ciento tenían o habían tenido una relación sentimental con su victimario. Otro dato es que, en al menos cuatro casos, los ataques fueron tumultuarios, es decir perpetrados por más de dos personas.
Estas cifras provienen de la información recopilada de los ataques que trascendieron en los medios de comunicación y principalmente de los que la organización ha documentado, sin embargo, las activistas no descartan que la cifra de mujeres víctimas sea mucho mayor y que exista una alta cifra negra, sobre todo en años anteriores.
Carmen Sánchez, víctima y activista, explicó que los ataques con ácido son una muestra de violencia extrema y devastadora. La mayoría de estas agresiones van dirigidas al rostro, debido a los roles y estereotipos de género que consideran que el valor de las mujeres depende de su belleza y de su aspecto físico.
“Eso habla de las situaciones relacionadas con misoginia, desprecio hacia los cuerpos y a la vida de las mujeres”, explicó la investigadora Ximena Canseco.
Las víctimas no solamente tienen que enfrentar la violencia machista y padecer el indescriptible dolor físico, el daño psicológico y la carga económica que dejan estos ataques, sino que también tienen que lidiar y sufrir la violencia institucional.
El 90 por ciento de los casos de ataques con ácido en México están en la impunidad y en los pocos casos con procesos abiertos, las investigaciones están paradas.
A la fecha sólo se ha emitido una sentencia contra un agresor, pero fue un fallo insuficiente porque la carpeta se integró como intento de homicidio y el hombre al declararse culpable en un juicio abreviado recibió una pena menor. Se trata del atacante (que era su exyerno) de Martha Avila, agredida en el año 2018; el hombre recibió una condena de siete años de prisión, misma que en tres años va a cumplir.
En México, la mayoría de las entidades federativas no cuentan con una tipificación específica para las agresiones con sustancias corrosivas y/o ácidos.
Ximena Canseco explicó que cuando una mujer sufre este tipo de violencia, la clasificación se deja a consideración del Ministerio Público, lo que ha provocado que en la mayoría de las carpetas estén llenas de omisiones que atrasan u obstaculizan los procesos de acceder justicia, pues los agentes del Ministerio Público, en algunos casos, integraban las carpetas de investigación como violencia doméstica e incluso llegaron hasta integrarlas como lesiones simples, delitos que son catalogados como no graves.
Sólo en los estados de Baja California Sur, Oaxaca y San Luis Potosí el ataque con ácido está tipificado como agravante del delito de lesiones a mujeres en razón de género; mientras que, en Estado de México, Ciudad de México, Hidalgo y Aguascalientes son sólo agravantes del delito de lesiones en general.
Es por ese motivo que las activistas buscan que estos crímenes se tipifiquen como un delito autónomo en los códigos estatales y el Código Federal, lo que implicaría que tenga sus propias penalidades y agravantes.
“Es importante que dentro de todos los vacíos y en la legislación se reconozca la figura jurídica del delito con sus propias agravantes, que una de esas agravantes sea mujer, que el ataque vaya dirigido al rostro, que se pierda la función de alguna parte del cuerpo o algún órgano, que esté embarazada, que sea una persona menor de edad, que haya sido un ataque tumultuario y que haya sido en presencia de otras personas”, Ximena Canseco.