Este análisis es el primer informe sustancial de una agencia gubernamental sobre cómo la separación familiar bajo la política de "tolerancia cero" de la Administración Trump ha afectado la salud mental de los niños.
Washington, 4 de septiembre (EFE).- El Gobierno de Estados Unidos reconoció este miércoles que los menores migrantes separados de sus familiares en la frontera en año pasado sufrieron problemas mentales, como estrés postraumático, durante el periodo que estuvieron alejados de sus padres.
La Oficina del Inspector General del Departamento de Servicios de Salud y Humanos (HHS, en inglés), que se encarga de supervisar la labor de esta agencia, reveló en un informe, con fecha de ayer pero dado a conocer este miércoles, que los menores padecieron problemas graves de salud mental.
En ese sentido, el comité supervisor recomendó al Ejecutivo que contrate más personal especializado en cuidados mentales.
El informe señala que los cambios en la política migratoria del país en 2018, principalmente las medidas de "tolerancia cero" promulgadas por el presidente estadounidense, Donald Trump, "exacerbaron estas preocupaciones".
Dichas medidas resultaron en estancias más largas de los menores bajo la custodia de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) y en un rápido aumento en el número de niños más pequeños, muchos de ellos separados de sus padres.
Washington puso en práctica el año pasado una política de "tolerancia cero" respecto a la inmigración, que supuso el alejamiento de miles de menores de sus padres tras su llegada a la frontera.
Dicha estrategia incluía "enjuiciar" al 100 por ciento de los indocumentados arrestados al cruzar la frontera ilegalmente y separarlos de sus hijos en caso de viajar con ellos.
Trump puso fin a esa política en junio de 2018, tras la decisión de un juez federal, y ordenó que su Gobierno mantuviera juntos a los niños con sus padres o familiares en centros de detención.
Tras entrevistar a 100 médicos expertos en salud mental que trabajaron con los menores separados, el comité encontró que la "gran cantidad de casos" registrados limitó la efectividad de los facultativos para abordar las necesidades de los menores.
"La Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) debe desarrollar estrategias para superar los obstáculos para contratar y retener a médicos calificados en salud mental y considerar la carga máxima de casos", dijo el comité en sus conclusiones.
Asimismo, el órgano supervisor señaló que la ORR "debe proporcionar a los establecimientos una guía para abordar el trauma en la terapia a corto plazo" con el objetivo de mitigar las consecuencias de los problemas mentales en el futuro.
Este análisis es el primer informe sustancial de una agencia gubernamental sobre cómo la separación familiar bajo la política de "tolerancia cero" de la Administración Trump ha afectado la salud mental de los niños.
Para elaborarlo, los investigadores acudieron a 45 instalaciones de diez estados durante agosto y septiembre de 2018 y entrevistaron a unos 100 médicos de salud mental que tuvieron interacciones regulares con los niños y el personal.
En el periodo de las entrevistas, había cerca de 9 mil menores en los refugios del Gobierno. De acuerdo con datos oficiales, casi el 85 por ciento tenían entre 13 y 17 años, el 13 por ciento tenían entre 6 y 12 años y el 2 por ciento eran pequeños de hasta 5 años.
Según un informe divulgado en julio por el Congreso de EU, al menos 18 bebés menores de dos años de edad fueron separados de sus padres en la frontera con México entre 20 días y 6 meses durante la aplicación de la política de "tolerancia cero".
Esa medida impulsada por el entonces Fiscal General, Jeff Sessions, fue ampliamente criticada, no solo a nivel nacional, sino también internacional.