Las autoras indican en el estudio que las mujeres con altos ingresos cuentan con más posibilidades de cubrir sus necesidades en el momento de la crianza, por lo que la posición socioeconómica y la clase social influyen en la maternidad.
MADRID, 04 de septiembre (EUROPA PRESS).– Las madres solas tienen peores resultados de salud que las que viven en pareja y, además, esta situación empeora si están solteras por causa de una separación o por quedar viudas frente a las madres en solitario por decisión propia, según un estudio de investigadoras del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), del grupo de Carme Borrell en la Agencia de Salud Pública de Barcelona.
Esta investigación, publicada en la revista J Epidemiol Community Health, han mostrado los procesos y contextos que condicionan estas diferencias, como el contexto socioeconómico y político, el mercado laboral, las relaciones sociales y familiares y los diferentes modelos de políticas de apoyo a la maternidad.
“Este marco conceptual que diseñamos es útil para conceptualizar los procesos que generan diferencias, reconociendo la influencia del estado, el mercado laboral y los contextos comunitarios, por lo que se debe prestar más atención a las madres más desfavorecidas, promoviendo políticas de equidad de salud universales complementadas con específicas para este grupo”, explican las investigadoras.
Las autoras indican en el estudio que las mujeres con altos ingresos cuentan con más posibilidades de cubrir sus necesidades en el momento de la crianza, por lo que la posición socioeconómica y la clase social influyen en la maternidad.
Inciden, además, en la “predisposición” a la mala salud en la exposición a ciertos riesgos, como “los problemas relacionados con el desempleo, condiciones de la vivienda y la falta de apoyos sociales, lo que podría generar una mayor susceptibilidad y estratificación de la sociedad”.
Asimismo, concluyen que el contexto socioeconómico y político influye en las oportunidades para iniciar el camino de la maternidad, jugando un papel importante la distribución desigual del poder y los recursos entre hombres y mujeres.
“Unas políticas de bienestar generosas podrían amortiguar la brecha de género y aumentar los deseos de ser madre en las mujeres. Asimismo, deben garantizarse sus derechos laborales, porque la crianza se percibe como una pérdida de perspectivas en el mercado de trabajo”, asegura Borrell. Precisamente, el informe evidencia que las madres solteras son con más frecuencia desempleadas y con mayor riesgo de pobreza, lo que podría explicar sus desigualdades en materia de salud.
Según sus hallazgos, esto se debe al modelo tradicional de política familiar en España, donde “la protección social se basa en el apoyo familiar, en contraste con un papel más central del Estado, con las mujeres desempeñando el rol de cuidadoras y con una menor incorporación al mercado laboral”.
“si bien las madres solteras se podrían considerar como un grupo desfavorecido, en países con Suecia no sufren esta circunstancia por sus ayudas públicas. Del mismo modo, tienen muchas menos posibilidades de ser pobres en Noruega que en Canadá porque reciben transferencias sociales más generosas”, concluyen las investigadoras.