Ideas peligrosas

04/09/2014 - 12:00 am

Tengo frente a mi al renombrado escritor Salman Rushdie preparándose para impartir una conferencia, está de buen humor a pesar de que en la entrada de los camerinos en que tomamos café hay un par de escoltas australianos protegiéndolo. Es importante nombrar la basura como basura, asegura el autor de Versos satánicos, y se refiere a la urgencia de señalar con claridad aquellas barbaridades cometidas por quienes se rehúsan a respetar la libertad de expresión; argumenta que la estupidez y la ignorancia son enemigas de las palabras libres. La censura, según el autor nacido en la India, es el arma de los ignorantes, de quienes ante todo desean imponer su punto de vista frente a los demás. La censura es anti-creativa, es pura energía negativa y el peligro de los ataques a la libertad de expresión radica en que un buen día quien escribe pierda su libertad a costa del miedo. Cuando escribes y temes a las consecuencias de las decisiones que tomaste al momento de elegir tus temas y la forma de aproximarte a ellos, pierdes libertad, porque entonces no tomarás tus decisiones desde tu talento para desentrañar historias y personajes, sino desde el miedo. El miedo, para Rushdie, es una celda intangible en la que queda atrapado quien deja de atreverse a desobedecer las órdenes de los censores.

Y está claro que en ciertos casos concretos, como el de este autor y su obra literaria, la censura acompañada de las amenazas de muerte tienen un gran peso simbólico para cualquiera que, como Rushdie, se atreva a poner a su inteligencia al servicios de las ideas y la literatura, del periodismo y el arte, pero ¿qué hacer cuando la censura desde el poder asume máscaras que hacen más complejo el escenario y diluyen entre muchos personajes la responsabilidad de el secuestro de la libertad? ¿qué hacer cuando el enemigo no quema tus libros sino que los reescribe? ¿qué hacer cuando los poderosos fabrican y distribuyen su propio periodismo artificialmente modificado? ¿cómo enfrentar a un gobernador que deja la firma de un periodista pero ordena que se cambie el contenido de la nota para que salga a su favor?

Tal es el caso de Roberto Borge, el gobernador de 35 años que ha cambiado la dinámica de los medios en el estado de Quintana Roo, México. Una y otra vez se ha demostrado la estrategia creativa con la que opera el control de medios y redes sociales; se ha exhibido la inversión pública que hace en defenderse de las investigaciones periodísticas serias y en atacar a quienes las publican. Ha exigido que despidan a reporteras de radio y a corresponsales de diarios nacionales por investigar sus actos de corrupción como gobernante, así como por exhibir los equívocos de su gabinete; toda verdad periodística para este joven priísta es una afrenta personal. De allí que su equipo de comunicación haya creado elaboradas estrategias para debilitar el disenso en el estado. Una de ellas particularmente llamativa es la sistemática clonación de medios escritos que en la realidad hacían escrutinio de Borge y sus acciones injustas, sus actos de corrupción y fallidas estrategias de gobierno.

Ha clonado la portada del diario Reforma, supliéndolo por una nota a su favor, lo mismo han hecho con Sinembargo.mx, pero sin duda el caso más llamativo es el de la revista Luces del Siglo que ha sido clonada en 35 ocasiones en tres años. En esta investigación de la organización inglesa Articulo 19, podemos ver con claridad las portadas reales: todas críticas de la inseguridad, de la corrupción, de la represión. Al lado de cada una de ellas se encuentran las portadas de las revistas falsas con nuevas imágenes y nuevos contenidos. El semanario original ha sido sacado sistemáticamente de los puestos de periódicos y en su lugar los responsables de la manufactura del documento falso lo entregan a repartidores con órdenes muy claras “sólo se vende la que nosotros te entregamos”.

El cinismo es de tal calibre que el principal promotor de las revistas falsas es el Director del Instituto de Defensoría Pública del Poder Judicial del Estado, Lino Magos; retuiteador oficial de las revistas clonadas, dedicado de medio tiempo a alabar al gobernante y a atacar afanosamente a cualquiera que critique a “su líder”. No existe mesura alguna en esta red gubernamental de censura, amenazas y clonaciones cuya finalidad es desprestigiar a periodistas y personas que disienten con el partido oficial y con el gobernador.

 A casi nadie en el estado parece llamarle la atención la inmensa ironía de que sea justamente el responsable de la defensoría del pueblo, que recibe sueldo del poder judicial, el mayor promotor del contraperiodismo. No importa que la empresa periodística haya ganado un amparo para evitar que el servidor público Lino Magos siga atacándoles, hostigando a sus reporteras y tuiteando (incluso antes de que salgan a la luz pública masivamente) las revistas que suplantan al semanario real; el sujeto sigue operando abiertamente.

Ya existen demandas penales (PGR) por estos casos y por otras 22 agresiones a la libertad de expresión perpetradas por el equipo del gobernador Borge y algunos alcaldes del estado, sin embargo el reto es lograr desarrollar una estrategia efectiva para evitar el silenciamiento total de las voces críticas en ese estado ( y en otros con problemas similares). Porque como bien ha dicho Rushdie, estamos en la era en que los poderes religiosos y políticos están cada vez más orgullosos de la desfachatez de sus ataques a la libre expresión; están convencidos de que está en sus manos librar  esta guerra que pretende crear una sola verdad monolítica e inapelable; en ese contexto las verdades que no surgen de esos poderes se convierten en ideas verdaderamente peligrosas que generan cada vez más violencia.

Lydia Cacho
Es una periodista mexicana y activista defensora de los Derechos Humanos. También es autora del libro Los demonios del Edén, en el que denunció una trama de pornografía y prostitución infantil que implicaba a empresarios cercanos al entonces Gobernador de Puebla, Mario Marín.
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