Madrid, 4 sep (EFE).- “Amigo mío, respira esta insignificancia que nos rodea, es la clave de la sabiduría, es la clave del buen humor…”. Esta frase de uno de los personaje de La fiesta de la insignificancia, la nueva y esperada novela de Milan Kundera que define el alma de esta breve sátira sobre la existencia.
Publicada por Tusquets, es la cuarta novela del escritor checo escrita en francés. Una novela muy esperada, ya que desde La ignorancia, publicada en 2002, el autor de La insoportable levedad del ser no había publicado nada.
Envuelta en un aparente liviandad y con una estructura musical trabajada al límite, Kundera, que vive en Francia desde 1975, abunda en temas como la maternidad o las relaciones entre madres e hijos, la infancia, la sexualidad, el poder, el perdón, la existencia y, en este caso, la masificación y decadencia del arte y la belleza o la falta de individualización en la sociedad contemporánea.
Una novela que puede interpretarse como el resumen de toda su obra y que en Francia e Italia, donde ya ha salido, ha sido un éxito absoluto y donde ha sido calificada por algunos críticos como “una fiesta de la inteligencia” o “una novela alegre y cómica sobre la seriedad”.
Y es que Kundera (Brno, 1929) a través de sus cuatro personajes mete el cuchillo en los asuntos más serios de la civilización contemporánea como si la vida fuera una mantequilla blanda y penetrable.
En La fiesta de la insignificancia pasean Alain, que camina lentamente por las calles de París observando los ombligos de las jovencitas entre el borde del pantalones de cintura baja y las camisetas muy cortas y Ramón, un viejo profesor que ama ver una exposición de Chagall pero renuncia a hacerlo por las largas colas y que padece (o no) cáncer.
Además de Charles, que relata anécdotas de Stalin y las bromas que contaba y de las que nadie se reía y Caliban, que contrata camareros para organizar un cóctel y quien se ha inventado un falso idioma.
Todos pasean por los jardines de Luxemburgo en París, otro símbolo de la novela y una metáfora de la indiferencia de los jóvenes por la belleza y la historia.
Traducida al español del francés por la editora Beatriz de Moura, Kundera pone el foco en el ombligo de las chicas como metáfora de la sociedad de hoy.
El humor inyectado como elemento fundamental para distanciarse de temas graves y dolorosos ha sido una de las contantes de Milan Kundera, como en La inmortalidad, donde Goethe y Hemingway pasean juntos durante muchos capítulos, charlan y se divierten.
Y en “La lentitud”, una narración con tres historias, espacios y tiempos entrelazados, Vera la esposa del autor dice a su marido: “Me has dicho muchas veces que un día escribirías una novela en la que no habría ninguna palabra seria…Te lo advierto: ve con cuidado: tus enemigos acechan…”.
Pues ahí está nueva novela que sale mañana a la venta en español de un Kundera que vuelve a reivindicar la contemplación, la lentitud, el juego, la distancia y el humor, contra una sociedad cada vez más desmemoriada y en decadencia cultural y con una enfermedad como el cáncer flotando en el aire. EFE