Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).- Este lunes inició la semana mundial de la lactancia instaurada por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef, por sus siglas en inglés). México maneja los índices de lactancia materna más bajos de Latinoamérica y esto, de acuerdo con especialistas, es debido a la colusión que existe entre el Gobierno y los intereses de empresas transnacionales.
En México, el promedio de lactancia materna exclusiva, que abarca los primeros 6 meses de vida del bebé, es de 14.4 por ciento, apenas cinco puntos por encima de República Dominicana, el país de Latinoamérica con mayor retraso en este sentido.
Esta condición se deterioró desde el 2006, cuando la Unicef indicó que la prevalencia todavía era de 22.3 por ciento. Especialistas coinciden en que el Gobierno no sólo no ha hecho algo por revertir estos índices, sino que ha antepuesto la incursión de las fórmulas de lactancia de las empresas transnacionales.
“El Gobierno debería de hacer campañas de concientización. Por otro lado, tienen a las compañías que hacen leche participando en la cruzada del Gobierno contra el hambre, en la que entra Nestlé, que andan metiendo dinero”, explicó Ana Charfén Norma, consultora que dirige el centro de lactancia Cozybebe.
Las autoridades priorizaron de forma intencionada las fórmulas para lactantes por sobre la leche materna desde hace varios años, afirmó la especialista. Este hecho ha incidido para que los índices de lactancia que la Unicef hizo públicos en 2012 permanezcan estancados.
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“Si el Gobierno le compra las leches NAN [a Nestlé] para el Seguro Social, entonces, ahí hay una serie de intereses económicos que quitan un poco la importancia de la leche materna para la población en general”, detalló.
Los productos NAN son desarrollados por el Centro de Investigación de Nestlé y concentran una serie de proteínas predigeridas, así como zinc, hierro, selenio y otros nutrientes. Esto "sale más caro", dijo, para la mayor parte de los bolsillos de los mexicanos, excepto limitados grupos que se benefician gracias a la intervención del Gobierno.
“Desafortunadamente, como un derecho sindical las mujeres tienen derecho a recibir fórmula gratuita como un derecho del Seguro social y del ISSSTE [Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado]. Y eso ha traído el descenso, pero si se pudiera difundir que sale muy caro el gasto en fórmulas, el gasto por enfermedades, de medicamentos, cuando la mamá deja de trabajar, y todo eso, no sólo a la madre, sino a los empleadores les sale costoso que la mamá no lacte”, dijo Horacio Reyes, presidente de la asociación civil Pro Lactancia Materna (Aprolam).
De acuerdo con el último informe de la Unicef sobre este tema. Entre 2006 y 2012, el consumo de fórmulas lácteas en menores de 6 meses aumentó en 5.5 puntos porcentuales. Reyes acusó que la sustitución se ha vuelto más preocupante en especial en áreas indígenas donde ha descendido un 14 por ciento, ya que el mismo reporte refirió que la lactancia materna exclusiva se redujo en poblaciones del área rural del 36.9 por ciento a 18.5 por ciento en esos seis años.
“Los prejuicios y mitos son los principales obstáculos para la lactancia materna e influyen en que sólo uno de cada siete niños en México sea amamantado. Si todos impulsamos la lactancia materna, podemos prevenir enfermedades y hasta la muerte de millones de niños en el país”, dijo Isabel Crowley en abril la representante de Unicef en México.
Por otra parte, el apoyo del Estado hacia las fórmulas para lactancia han erosionado un conocimiento cultural en el que las madres les enseñaban a sus hijas a amamantar. Charfén explicó que la amplia promoción de las fórmulas en los años setenta desencadenó en la pérdida de una generación que pudiera transmitir este conocimiento.
“A nivel cultural la lactancia materna, las que ya son ahora abuelas, no lactaron, entonces, la mamá no tiene el apoyo de antes de la abuela que le decía cómo lactar y todo”, coincidió Reyes.
Otros fenómeno que han incidido en el declive de la lactancia materna en México es la falta de capacitación de personal médico, quienes en muchas ocasiones priorizan las citadas fórmulas antes que la lactancia, agregaron los consultados.
“Ellos no salen de decirle, tienen que amamantar cada tres o cuatro horas. Y después de dar 20 minutos de cada pecho, y luego le da leche artificial, y así no se puede amamantar, porque se le va acabando la leche a uno. La verdad es que a los doctores tampoco les interesa”, dijo Charfén.
En diversas organizaciones civiles se intenta enseñar a las madres a que puedan sacar leche no sólo en casa, sino cuando vayan a trabajar , explicó la especialista, acreditada por el Board Internacional de Examinadores de Consultores de Lactancia.
“Muchas mujeres no saben que pueden extraer la leche, incluso cuando están separadas del bebé, y administrarla lo suficiente como para tener un ciclo en el cual las guardan para el día siguiente, y así de forma consecutiva”, concluyó.