Graciela Tiburcio, una de las más reconocidas expertas en tortugas de México, señaló que sacar los huevos no es la mejor opción, “pero están ante una situación de emergencia en la que, si no se sacan, se va a perder todo”.
CANCÚN, México (AP).- México comenzó el miércoles con unas primeras y peculiares evacuaciones ante la llegada del huracán “Beryl” a la costa del Caribe: huevos de tortuga.
Trabajadores del municipio de Cancún, el turístico enclave del sureste mexicano, vaciaban una parte de la playa dedicada a la anidación de tortugas carey y pusieron miles de huevos cubiertos de arena en un centenar de hieleras para transportarlos a un sitio más seguro.
“Beryl” seguía el miércoles lejos de la costa mexicana, cerca de Jamaica, pero se esperaba que llegue al sur de Cancún a última hora del jueves o en la madrugada del viernes.
“Este es un huracán muy fuerte, con un oleaje tremendo, va a destruir todas las playas, los corrales”, explicó a AP la bióloga Graciela Tiburcio, una de las más reconocidas expertas en tortugas del país. “Sacarlos no es lo mejor, pero están ante una situación de emergencia en la que, si no se sacan, se va a perder todo”.
En otras áreas, se hicieron barreras de sacos de arena para crear una especie de corrales seguros que protegieran los nidos de tortuga de las fuertes olas que se esperan.
Varias especies de tortugas marinas llegan a las playas de Cancún y sus alrededores para desovar en la arena, de donde saldrán las crías unas semanas más tarde y se arrastrarán hasta el mar.
Las tortugas carey, como todas las tortugas marinas, son especies protegidas en México y está prohibido extraer sus huevos. Normalmente, se indica a la gente que no se acerquen a los nidos, porque la arena los mantiene a la temperatura ideal para la eclosión.
Además, se cree que estas tortugas utilizan la luz natural de las playas para orientarse y, en muchos casos, vuelven al mismo lugar una vez adultas. Pero las olas y la marejada de “Beryl” podrían arrastrar los huevos mar adentro, donde se perderían.
“Es una situación desesperante”, agregó la bióloga. “Probablemente [yo] haría lo mismo, salvaría lo que se pudiera”, aunque eso conlleve “bajas”, agregó esta científica sin relación con los funcionarios de Cancún.
El departamento municipal de Medio Ambiente no respondió de inmediato a una solicitud de comentario sobre el lugar al que se llevaban los huevos. En una publicación en las redes sociales, la oficina dijo que habían desenterrado más de 10 mil de unos 93 nidos.
Más al sur, entre los preparativos ante la llegada de “Beryl”, militares y policías alentaban otras evacuaciones: pedían a los 700 habitantes de un pequeño pueblo pesquero 180 kilómetros al sur de Cancún, Punta Allen, que salieran porque la población se encuentra en una estrecha lengua de tierra que podría verse afectada. El miércoles por la tarde, algunos vecinos parecían dispuestos a salir, pero otros no querían porque eso suponía dejar sus posesiones.
Las autoridades también llamaron a la evacuación de otras dos pequeñas poblaciones de la zona que es por donde se prevé que entre el huracán a la península de Yucatán.
En esta ocasión todos los niveles de Gobierno han intensificado los mensajes de alerta con suficiente antelación para que todo el mundo esté prevenido por “Beryl” y la Marina, por ejemplo, hacía recorridos con mensajes de alerta en inglés y en español.
La situación fue distinta a la vivida el año pasado cuando el huracán “Otis” se fortaleció con extrema velocidad hasta llegar a categoría 5 y devastó Acapulco, en la costa del Pacífico, ante la sorpresa de muchos de sus pobladores. El ciclón dejó más de 50 muertos y una treintena de personas siguen desaparecidas.