El caso del centro de detención de El Paso (Texas) es escandaloso: hay 900 personas en instalaciones habilitadas para 125.
Los Ángeles, 4 de junio (La Opinión).– Las organizaciones humanitarias han criticado durante años las condiciones a las que se somete a los inmigrantes en los centros de detención, pero esta vez ha sido el propio Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) el que ha alertado del insalubre y “peligroso hacinamiento” en el que se encuentran numerosos centros de detención.
En un informe, realizado a partir de inspecciones sin previo aviso, recoge el caso del centro de detención de El Paso del Norte (Texas) en el que la cantidad de migrantes (900) supera escandalosamente la capacidad del lugar (125).
En el estudio, publicado el pasado jueves, la oficina del inspector general recoge detalles de las pésimas condiciones en las que viven las personas que llegaron al país para pedir asiloA pesar de que los estándares federales dicen que una persona no debería estar detenida más de 72 horas, el informe asegura que mucha gente pasa semanas encerrada en celdas en las que solo puede estar parada. Por ejemplo, en una celda con capacidad para ocho personas hay 41 y otra habilitada para 35 tiene 155. Además, los inspectores advirtieron que el acceso a las duchas y a ropa limpia era limitado. “Mucha gente lleva ropa sucia durante días o semanas“, resalta el informe.
Con estos datos, el departamento muestra su preocupación por el “riesgo inmediato [que esta masificación implica] para la salud y la seguridad no solo de los detenidos sino también de los agentes de DHS”. La institución federal considera peligroso que se pueda propagar enfermedades o que “el aumento de las tensiones entre los detenidos se pueda volver violenta”.
El departamento dice estar trabajando en ampliar (en 500 plazas) la capacidad del centro de detención de El Paso y para construir otro centro que pueda albergar a unos 1,800 inmigrantes indocumentados. Sin embargo, la agencia reconoció no estar “equipada para alojar un flujo migratorio como el actual°.
Para las organizaciones humanitarias, que llevan mucho tiempo denunciando esta situación, las soluciones son bien distintas. Erika Andiola, del Centro de educación y servicios legales para inmigrantes y refugiados o Raices recuerda que “esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo” y que los agentes deben, por tanto, dejar de detener a inmigrantes en la frontera. Andiola cree que el dinero que el gobierno destina a la “militarización de la frontera” estaría mejor empleado en dar asistencia sanitaria (comida y atención médica) a quienes cruzan a Estados Unidos.