Ana Cristina Ruelas
04/06/2019 - 12:03 am
Un espacio en disputa
En el espacio cívico las personas se encuentran e interactúan. El espacio funge como un altoparlante para que puedan expresar libremente sus opiniones, demandas, inconformidades, exigencias, confluyendo un conjunto de voces que se reconocen dentro de un contexto específico.
Por primera vez, desde los inicios de la Red Rompe el Miedo (RRM) [1], observamos que durante el periodo electoral de este fin de semana hubo una disminución importante de las agresiones contra la prensa. Durante la jornada del domingo 2 de junio, la RRM documentó dos detenciones arbitrarias en el estado de Baja California y un bloqueo informativo en el estado de Puebla. En los tres casos, las agresiones se dieron por falta de reconocimiento de las autoridades de la importancia del trabajo periodístico en la ampliación del espacio cívico y particularmente de la relevancia que tiene la información que se prevé en estos contextos a la ciudadanía [2]. Durante el proceso electoral de 2018, la RRM había documentado más de 185 agresiones contra periodistas y un contexto sumamente hostil que incrementó los riesgos de la cobertura [3] y en las elecciones intermedias del 2017, un total de 17 agresiones [4].
La reducción de las agresiones en el contexto electoral puede tener varias explicaciones que van desde la magnitud de la elección respecto a las anteriores, el tipo de candidaturas sujetas a elección, la nueva integración partidista en el gobierno y, la que podría ser la más lamentable, la falta de cobertura periodística. Sin embargo, dos de los estados en donde hoy se registran más agresiones (Quintana Roo y Tamaulipas) pasaron por comicios sin incidentes contra la prensa. No podemos cantar victoria, porque la violencia contra periodistas es algo que vivimos todos los días en este país -en lo que va del sexenio de López Obrador hemos documentado seis asesinatos a periodistas, posiblemente vinculados con su labor-, pero es importante reconocer que este debiera ser el camino que debemos seguir andando en contextos donde los discursos son especialmente protegidos como la protesta y los procesos electorales. Las y los periodistas deben tener la posibilidad de salir a las calles a cubrir lo que ocurre en el espacio cívico sin temor a represalias de ningún tipo.
Y es que a aunque parezca obvio, la represión en el espacio cívico es un forma muy eficaz para reducir los flujos de información que llega a la sociedad, más aún cuando en contexto de protestas o de periodos electorales se reduce o restringe el ejercicio periodístico a través del uso de la fuerza de las autoridades.
En el espacio cívico las personas se encuentran e interactúan. El espacio funge como un altoparlante para que puedan expresar libremente sus opiniones, demandas, inconformidades, exigencias, confluyendo un conjunto de voces que se reconocen dentro de un contexto específico. Sin libertad en el espacio cívico, nos enfrentamos a una sociedad inerte, pasiva y reprimida. Porque no hay que olvidar que el espacio cívico se vuelve un elemento imprescindible cuyas puertas se abren al encontrarse cerrados los canales institucionales o simplemente por ser ineficientes u omisos para atender las problemáticas existentes.
No podemos omitir, sin embargo, que la reducción del espacio cívico es cada vez más una amenaza latente en nuestra región. Lo vemos, de manera constante, en otros países donde encontramos una represión generalizada para aquellos que buscan apropiarse de este espacio y mostrar sus inconformidades a la forma de gobierno. Por ejemplo, recientemente en Honduras, las reformas en materia de salud y educación dieron pauta a una serie de protestas cuya respuesta estatal ha sido la recuperación por la fuerza de un espacio que le pertenece a la ciudadanía. Además, aquellas y aquellos periodistas que buscan informar sobre lo que está ocurriendo en las calles hondureñas son sujetos de distintos tipos de agresiones. De hecho, la organización hondureña de defensa de la libertad de expresión C Libre, recientemente dio cuenta de una serie de agresiones que van desde los insultos hasta los ataques físicos y el bloqueo informativo en contra de periodistas en el país [6].
Desgraciadamente, las tendencias represivas en nuestra región son – actualmente – una forma fácil de operar pues como en Honduras, también lo hemos visto en Nicaragua y Guatemala. Por esto, es tan relevante hablar de los caminos que debemos tomar, pues el de la represión es uno que no permite dar marcha atrás, que deja secuelas inolvidables y dolorosas para cualquier sociedad. Así, hablar de la reducción de la violencia en contextos históricamente violentos, nos permite pensar que hay alternativas para nuestra libertad.
1 La Red Rompe el miedo fue creada en 2014 y está integrada por periodistas y organizaciones de distintas partes de la República, cuyo objetivo es la protección a la prensa y la denuncia de cualquier agresión cometida en el contexto de protestas y durante los periodos electorales. Información disponible: https://informaterompeelmiedo.mx/
2 Red Rompe el Miedo, Detención arbitraria, https://bit.ly/2Z2yPaF
3 Red Rome el Miedo, Informe elecciones 2018, disponible en: https://bit.ly/2tCMGXy
4 ARTICLE 19, https://articulo19.org/suman-19-agresiones-contra-la-prensa-durante-elecciones/
5 ARTICLE 19, Democracia Simulada, nada que aplaudir, marzo de 2019, pg 51
6 C LIBRE, Periodistas son víctimas de agresión policial en manifestaciones en defensa de la Salud y Educación, 30 de mayo de 2019, disponible en: https://bit.ly/2WjLzgr
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