“Hay que estar un poco loco, como la cerveza, para un proyecto así. Simplemente tenía el dinero para ello y me gustaba. De modo que me volví loco y di el dinero a la cervecera”, comentó Philippe Le Loup, propietario de un restaurante local y que dio unos 11 mil dólares para la tubería.
BRUJAS, Bélgica (AP) — Puede que la idea pareciera una locura, pero al fin y al cabo, la cerveza se llama Brugse Zot, o “Loco de Brujas”.
Y con la ayuda de una campaña de micromecenazgo, así como unos 400 aficionados de la marca, el sueño de construir una tubería para cerveza en la ciudad belga de Brujas se está haciendo realidad.
“Hay que estar un poco loco, como la cerveza, para un proyecto así. Simplemente tenía el dinero para ello y me gustaba. De modo que me volví loco y di el dinero a la cervecera”, comentó Philippe Le Loup, propietario de un restaurante local y que dio unos 11 mil dólares para la tubería.
Al cervecero Xavier Vanneste se le ocurrió hace cuatro años llevar la cerveza desde su fábrica en Brujas hasta una planta embotelladora a las afueras de la ciudad por una tubería, en lugar de tener cientos de camiones cruzando las calles adoquinadas de la ciudad medieval, protegida por la UNESCO.
Lo que al principio parecía un sueño delirante empezó a parecer posible cuando Vanneste lo comentó con aficionados locales a la cerveza, comentó.
Las bromas no tardaron en aparecer, y la gente decía “estamos dispuestos a invertir mientras tengamos un grifo en la tubería”, comentó Vanneste. “Eso nos dio la idea de financiar el proyecto con aportaciones para hacerlo posible”.
Gracias a Le Loup y otros, ahora el empresario asiste a la inauguración de la tubería, que a partir del próximo otoño transportará unos 4 mil litros de cerveza por hora hacia la planta embotelladora, situada a unos 3 kilómetros (2 millas) de distancia en una zona industrial.
Llenar la tubería de grifos para que se sirvieran los clientes sin salir de casa era demasiado utópico incluso para Vanneste, que en cambio propuso una garantía de bebida para los patrocinadores.
“Tenemos varias fórmulas: bronce, plata y oro”, dijo. “Si uno pone por ejemplo 7.500 euros (8.350 dólares), recibirá durante el resto de su vida, todos los días, una botella de Brugse Zot”.
La oferta fue difícil de rechazar, y en torno al 10% de los 4 millones de euros (4,5 millones de dólares) de inversión para la tubería se ha financiado con micromecenazgo.
Ahora, el cervecero espera tener lo mejor de dos mundos: una fábrica de cerveza histórica en el sitio donde debe estar y una forma de transportar su producto a la embotelladora que respeta el medioambiente y le permite seguir creciendo.