México, 4 Jun. (Notimex).- Bajo la premisa de que “no debes intentar hacer cosas. Simplemente debes hacerlas”, vivió el prolífico escritor estadounidense de ciencia ficción, Ray Bradbury, quien dejó para la posteridad 27 novelas y unas 600 historias cortas, entre ellas “Crónicas marcianas” y “Fahrenheit 451”, que le han valido un sitio en la historia de la literatura contemporánea.
Bradbury murió hace dos años, el 5 de junio de 2012, en su casa, en el sur de California, tras padecer una larga enfermedad. Su esposa había fallecido en el 2003, pero le sobreviven sus cuatro hijas: Susan Nixon, Ramona Ostergren, Bettina Karapetian y Alexandra Bradbury, además de ocho nietos.
Novelista, cuentista, ensayista, dramaturgo, guionista y poeta, Bradbury nació el 22 de agosto de 1920, en el estado de Illinois, en Estados Unidos, de acuerdo con la biografía que difunde su portal oficial.
En 1938 estudió en una escuela de Los Ángeles, época en la que vendió periódicos y se dedicó por completo a las letras. Para 1943, ya era un escritor de tiempo completo, por lo que publicó historias cortas en algunas revistas, las cuales después fueron compiladas en su libro “Dark Carnival”, en 1947.
Para la crítica especializada, su consolidación como escritor vino en 1950, con su libro “Crónicas marcianas”, en el cual describe los primeros intentos humanos por llegar al planeta Marte.
Tres años más tarde publicó su más conocida novela, titulada “Fahrenheit 451“, considerada la obra maestra de Bradbury, a través de la cual narra el intento de un grupo de rebeldes por salvar la historia y la cultura a través de la literatura y la filosofía, en un mundo futuro donde el estado totalitario prohíbe la palabra escrita.
Otras de sus obras son: “Something wicked this way comes”, “El país de octubre”, “Vino de diente de león”, “Un medicamento para la melancolía”, “Yo canto al cuerpo eléctrico” “Más rápido que el ojo” y “La conducción de ciegos”.
Por sus aportaciones en la literatura estadounidense recibió la medalla de la Fundación Nacional del Libro, en el año 2000, el Premio Benjamín Franklin, y el Premio Gran Maestro de los Escritores de Ciencia Ficción de América, entre otros.
Asimismo, en 2004 recibió la Medalla Nacional de las Artes, la máxima distinción otorgada por el gobierno estadounidense a artistas; y la medalla por la contribución distinguida a las letras estadounidenses.
Bradbury realizó 65 adaptaciones de sus cuentos al cine y la televisión por lo que fue nominado a un Oscar por su película animada “Icarus montgolfier wright”.
Escribió el guión cinematográfico de la novela clásica “Moby Dick”, de Herman Melville (1819-1891), y además, ganó el premio Emmy por su adaptación para televisión de “El árbol de Halloween”.
En sus frases ha quedado plasmado su espíritu perfeccionista, pues solía decir que “sólo podemos progresar y desarrollarnos si admitimos que no somos perfectos y vivimos de acuerdo con esta verdad”.
Era un hombre que no creía en los halagos, por eso decía que “tienes que saber cómo aceptar el rechazo y rechazar la aceptación”; y un gran amante del conocimiento de los libros.
Alguna vez confesó que había pasado “tres días a la semana durante 10 años educándome en la biblioteca pública, y es mejor que el colegio. Las personas deberían educarse a sí mismas; una educación completa sin dinero de por medio. Al final de esos 10 años, leí cada libro de la biblioteca y escribí miles de historias”.
Al final de sus días, siempre quiso transmitir el hecho de que “si escondes tu ignorancia, nadie te molestará, pero nunca aprenderás”.