No importa cuál encuesta considera la más confiable: todas coinciden en que Andrés López Obrador está en segundo lugar y crece de manera tendencial. No importa que sea la de Reforma o la de Milenio: ambas coinciden en que también es una tendencia que las simpatías por Enrique Peña Nieto han bajado de manera significativa.

No importa cuál candidato le gusta, o cuál sea su tendencia política: las encuestas sostienen que Josefina Vázquez Mota ha venido decreciendo permanentemente, pero no se desfonda. Y nadie la menosprecie porque puede sacudirse y dar un brinco. Puede, dice. Personalmente no lo creo –menos con Vicente Fox llamando a votar a favor de Peña Nieto–, pero puede suceder.

No importa cuál medio consulte, porque todos coinciden en que la campaña Miguel Ángel Mancera es un turbo. Si las elecciones fueran hoy, ganaría con el mayor porcentaje de votos en la historia de las elecciones en la Ciudad de México (que es muy joven: apenas votamos al Jefe de Gobierno desde los 90). Esto, por supuesto, ayuda a López Obrador y confirma que la izquierda está mejor valuada hoy de lo que estaba ayer, y que mientras sus candidatos crecen, los del PRI caen.

Esto ha provocado que tanto el PRI como el PAN emprendieran, desde hace unos días, una campaña para desacreditar al que se ha convertido en su amenaza. Lo puede uno ver en Twitter de manera más clara, porque allí es donde el equipo de Peña Nieto se quita la máscara y se comporta como es. Pongo un ejemplo: la semana pasada, Marcelo Ebrard anunció que Justin Bieber daría un concierto gratuito en el Zócalo, y de inmediato los operadores del PRI lanzaron un hashtag: #ChingaTuMadreMarceloEbrard. ¡Chinga tu madre Marcelo Ebrard! ¡Tal cual! Le reclamaron por traer en tiempos electorales a ese jovencito con cara de idiota del que están enamoradas, leo ahora, millones de jovencitas.

Lo que yo me pregunto ahora es si en la izquierda (PRD, PT, Movimiento Ciudadano y Morena) están preparados para lo que viene. Porque va a arreciar. Diría “baño de lodo” por decente y bien portado, pero en realidad será un baño de mierda. Habrá de todo: audios, videos, conferencias, demandas, denuncias, acusaciones, señalamientos, todo, todo, con tal de bajar las simpatías por AMLO (quien, por cierto, ha perdido negativos de manera acelerada). El PAN así juega; y el PRI, por supuesto. Digo, en realidad así juegan los políticos de todos los partidos y en todo el mundo.

Insisto en la pregunta: ¿Está lista la izquierda para el baño de lodo que viene?

Y digo la izquierda, y no digo Andrés Manuel López Obrador. La izquierda. Porque su candidato no sabe cuidarse de los ataques: argumenta con dificultad, tarda en defenderse, piensa y repiensa los argumentos, les da vueltas, sale en su defensa con abstractos y luego le da por poner a todos los medios en un mismo costal (corruptos, vendidos, etcétera). AMLO no sabe lidiar con los baños de lodo, y quien me diga lo contrario le respondo muy fácilmente: en 2006 se empeñó en no aceptar consejos y en “defenderse” solo. Fracasó. Lo desplumaron con mentiras –esto dicho por el Tribunal Federal Electoral– como “es un peligro para México” y otras. Lo desplumaron también por sus propios errores. Recuerden ustedes que así fue.

La otra pregunta que me ronda en la cabeza desde hace varios días es si el PRI estará listo para perder. No es una pregunta insulsa. Es una pregunta de la que depende incluso la estabilidad del país en los próximos meses, o años.

Imagínese ustedes que la encuesta de Milenio se equivoca, y la de Reforma y/o la de Demotecnia (María de las Heras) tienen razón. Imagínense que López Obrador ya está a cuatro puntos o menos de Peña Nieto y que va creciendo y lo rebasará justo cuando no pueda reaccionar: a semanas de la elección.

¿Está preparado el PRI para asumir una derrota de este tamaño? ¿Están listos sus aliados, como las televisoras y algunos medios de comunicación? Esta sería la tercera mayor derrota de su historia (la de Carlos Salinas en 1988, la de Francisco Labastida en 2000). Les arrebatarían la sopa casi de la lengua.

Insisto, insisto, insisto: ¿Y si pierde Peña? ¿Está realmente listo el PRI para asumirlo con madurez?

Alejandro Páez Varela

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Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

@paezvarela

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