Por este medio convocamos a los fotógrafos aficionados, amigos indiscretos, exnovios celosos, antiguas BFFs, valets, concierges, sirvientas, choferes, guarros, doctores, vecinos, “fuentes cercanas a la familia”, detectives contratados, googleros entusiastas y, en general, a todos los paparazzi ya sean de oficio o circunstanciales, a unir fuerzas y presentar un frente común en contra de las circunstancias actuales que poco a poco nos vuelven obsoletos y nos roban el sustento que solíamos ganar de manera honrada y con el sudor de nuestras frentes.
Ah, nostalgia. Atesoro la primera vez que le robé a una chica de mi clase su diario para contarle a todos quién era el chico que le gustaba… Hermanos: ¿recuerdan los gloriosos días en que metíamos las narices en los cajones de ropa interior de la señoras para encontrar las incriminatorias Polaroid que hacían las delicias de los abogados de divorcio? ¿Qué me dicen de cuando hacíamos aquellos burdos montajes con los rostros de las famosas y los cuerpos desnudos de alguna playmate y las publicábamos en nuestras infames revistillas? ¿Y las grabaciones ilegales de las llamadas telefónicas? ¿Las infidelidades de los famosos, registradas en las esquinas oscuras de los antros con nuestras Nokia de rollo? ¿Las cámaras ocultas en una pluma, en un osito de peluche? ¡¿Watergate?!
Maldigo el día en que Paris Hilton grabó su soso video sexual y lo publicó. Maldigo la sección de Facebook en que las personas revelan si están en una relación sencilla o complicada, homosexual, heterosexual o “bi curiosa” y con quién. Maldigo a Ellen Page por salir del clóset públicamente en vez de esperar a que la encontráramos en la privacidad de su recámara hablando del futuro con su pareja. Prohíban el Ask, en que todo el mundo revela todo, bloqueen la señal en los restaurantes, para que luego nosotros podamos informarle al público que vimos a Ashton en un restaurante y que estaba comiendo langosta (y déjenos tomarle la foto a la langosta), cómprenle a las adolescentes diarios con candadito, quítenles los celulares para que tengamos que esperar a que sean mayores de edad para verlas haciendo caras sexys y, por dios, encierren a Miley Cyrus en un convento hasta que recupere la cordura para que, mientras tanto, sigamos fantaseando con que su trasero sería más lindo de lo que es en realidad.
Hermanos, únanse a nuestra protesta: escriban nuestro credo en alguna parte de su cuerpo y publiquen la foto en su blog, Facebook, Twitter, Instagram, etcétera. Mándensela a todos sus contactos. Hagamos ruido, protestemos contra la exposición, contra la honestidad brutal, contra la indiscreción y la falta de prudencia que nos quita el trabajo.
Devuélvanos el misterio, la curiosidad, las preguntas.
PAPARAZZI FOREVER.