Pensamos en los animales como objetos de consumo, de entretenimiento, un “algo” que nos beneficia, nos reconforta y esto mismo, sentimos el derecho de adueñarnos de sus cuerpos y sus vidas de maneras crueles. Sin embargo, en este ensayo fotográfico las artistas nos invitan a reflexionar esto, mientras pasamos cada una de las páginas cada vez con más dolor.
Por Paula Andrea Córdova García
Ciudad de México, 4 de abril (SinEmbargo).- ¿En qué pensamos cuando llega el plato a nuestra mesa y olfateamos el alimento que acaban de preparar?, ¿qué pensamos cuando comemos? ¿en alguno de los bocados que damos pasa por nuestra mente la primera vez que oímos acerca de las peleas de gallos, una corrida de toros, las carreras de caballos? Además de consumir de manera automática, ¿recordamos ese momento crucial en el que descubrimos que los animales también tienen ojos, boca y nariz? ¿Tenemos, además de los cubiertos y servilletas, la conciencia de la respiración y el movimiento de esos seres vivos? Porque parece que existen, que están con nosotros en esta tierra; algunos animales incluso son parte de nuestra familia. Sin embargo, no viven como nosotros.
En Revocar el silencio, Elideth Fernández junto con Francesca Gargallo Celentani nos señalan cómo los derechos de los animales, históricamente, han sido olvidados y negados para dar paso a los privilegios humanos. Las autoras nos señalan la falsa imagen de nosotros como los únicos seres vivos en la tierra y subraya que el sentir, percibir y vivir no son, y nunca han sido, acciones exclusivamente humanas. La economía, la sociedad y otros factores siempre han buscado justificar todas las acciones amorales que comentemos contra la naturaleza, es por eso que Celentani nos lleva de la mano para asimilar la violencia e injusticia que causamos en todo aquello que nos rodea y que no es como nosotros.
Pensamos en los animales como objetos de consumo, de entretenimiento, un “algo” que nos beneficia y nos reconforta y esto mismo a tal grado de sentirnos con el derecho de adueñarnos de sus cuerpos y sus vidas de maneras crueles, pero a la vez tan cotidianas que nos parecen correctas. Muchas veces hemos visto el sufrimiento a los ojos y lo hemos ignorado porque es un “ciclo natural”. Sin embargo, en este ensayo fotográfico las artistas nos invitan a reflexionar esto, mientras pasamos cada una de las páginas cada vez con más dolor. Estamos acostumbrados a ver a una vaca, un puerco, un toro morir, pero ¿qué tal un conejo, un perro o un mono? Francesca Gargallo Celentani desarrolla en su ensayo inicial que aquello que nos hace recapacitar es observar las acciones cotidianas no normalizadas, eso da razón a que en las imágenes del libro pasemos de un conejo que probablemente fue utilizado para experimentos de laboratorio, a una situación que nos cuesta un poco más imaginar: la fotografía de un ave con lágrimas en los ojos.
Este ensayo fotográfico que forma parte de la colección Luz Portátil de Artes de México se vuelve un viaje en el que desde la primera ojeada, las fotografías de Elideth Fernández nos atraviesan la conciencia para que después tengamos que esforzarnos en digerir todo lo que esas imágenes en blanco y negro nos acaban de hacer cuestionarnos; el libro además nos lleva a través de situaciones que estamos acostumbrados a ver día con día, en tradiciones y momentos esporádicos que no alcanzamos a concebir como acciones crueles, pero que lo son.
Las imágenes de Elideth Fernández —además de tener un gran valor estético— nos colocan frente a ese momento específico en el que sucede el sufrimiento de los animales. La gran mayoría de las fotografías se centra en lo que, por siglos, hemos tomado como reacciones humanas: la tristeza, la desesperación, el agotamiento de todos los animales que día a día agonizan mientras nosotros excusamos aquello que los hace sufrir. En un intento de despertar nuestra empatía, el ensayo fotográfico también dirige nuestra atención hacia las zonas vulnerables de los animales, como los ojos llorosos, los hocicos amordazados, las orejas que intentan salir de las jaulas.
Revocar el silencio no es el conjunto imágenes que verás hoy y olvidarás mañana, es la mezcla de ensayo y fotografía que nos invita a (re)pensar cómo vivimos nuestras vidas y lo que consume la vida de aquellos que consideramos los otros. Este libro es un esfuerzo por visibilizar de qué manera en cada tradición, diversión o comida puede haber sufrimiento animal y nos invita a quitar el peso del silencio de los animales, a darnos cuenta que los demás seres hablan todo el tiempo. Por último, Elideth Fernández y Francesca Gargallo reflexionan acerca de el egoísmo de los seres humanos para así hacernos notar que no somos los únicos que habitamos este planeta, que necesitamos hacer de nuestra cotidianidad una existencia más empática y amable que sólo lograremos si nos detenemos un momento a escuchar.