En febrero se publicó un decreto presidencial que prohibe la importación de cigarros electrónicos. Tanto colectivos como comerciantes exigen derogarlo, ya que prevén que el mercado negro crezca y caiga la competencia a tabacaleras.
Ciudad de México, 4 de marzo (SinEmbargo).– Fue “un golpe en la mesa”. Mientras en la Cámara de Diputados dos colectivos debatían cómo regular el cigarro electrónico, en ausencia de autoridades de la Secretaría de Salud y organizaciones civiles que los señalaron de presunto conflicto de interés, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto presidencial que “para proteger la salud” prohibe la importación de esta alternativa al tabaco.
Organizaciones civiles y comerciales consideran que esta medida “unilateral” impulsará el contrabando sin control sanitario, lo cual expone al consumidor a posibles sustancias adulteradas, y reduce la competencia a la industria tabacalera, más dañina que el vapeo, por lo que exigieron a la Secretaría de Salud y a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) una regulación seria basada en estudios científicos y voces de los involucrados sobre los espacios de uso, la publicidad y otros aspectos.
Este miércoles por la mañana el colectivo#YoSíCreoenelVapeo protestó frente al recinto legislativo en la Ciudad de México contra la desinformación sobre el cigarro electrónico y para exigir la regulación mientras vapeaba en la avenida Congreso de la Unión.
El 5.9 por ciento de la población mexicana de 12 a 65 años (5.02 millones de mexicanos) refirió haber probado alguna vez el cigarro electrónico y el 1.1 por ciento es usuario actual (975 mil mexicanos, de los cuales el 2 por ciento son usuarios diarios) frente al 17.6 por ciento (14.3 millones) que fuma tabaco tradicional, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas y Tabaco 2016-2017.
“No estamos de acuerdo con esta medida desafortunada. Está muy mal fundamentada desde el punto de vista técnico. Un decreto así podría justificarse si hubiera un estado de emergencia de salud como el coronavirus. Las enfermedades pulmonares que se han dado en Estados Unidos se debieron al vapeo de líquidos basados en THC [psicoactivo del cannabis] adulterado por el mercado negro; no tiene nada que ver con el de nicotina que se usa en México. El decreto no prohibe justo esos líquidos de THC adulterados, por lo que no ofrece la prevención correcta”, dijo Roberto Sussman, director de Pro-Vapeo México, quien rechazó tajantemente el supuesto conflicto de interés por el que las autoridades médicas no acudieron al foro en la Cámara de Diputados.
“Hay muchas opiniones al respecto, pero hay un consenso universal: la necesidad urgente de regular estos dispositivos con un debido proceso”, expuso el investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM.
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— Yo sí creo en el Vapeo (@yosicreovapeo) March 4, 2020
Desde la visión comercial, Alejandro Salcedo, presidente de la Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios (Alampyme), afirmó que más que un tema de salud es de competencia en el mercado.
El comercio de cigarrillos electrónicos se encuentra prohibido en México desde mayo de 2008, cuando se expidió la Ley General para el Control del Tabaco, pero el producto llegó al país hasta 2010, por lo que la ley no los contempla. La Suprema Corte Nacional de Justicia (SCJN) declaró inconstitucional la prohibición de la Cofepris en 2015 y le ordenó regularlo. Los principales fabricantes de dispositivos son pequeñas y medianas industrias principalmente ubicadas en China, Estados Unidos y la Unión Europea, y aunque las grandes tabacaleras British American Tobacco (Reino Unido) y Philip Morris (Estados Unidos) han comenzado a comercializar los calentadores de tabaco (IQOS) y los electrónicos, aún no dominan el mercado.
“Desde hace varios años los cigarros electrónicos se volvieron una moda entre los consumidores [por estatus y para dejar el tabaco] y ha provocado que la industria tabacalera tenga pérdidas. El decreto es una batalla ganada hacia la industria tabacalera porque elimina a la competencia de manera directa y va a permitir fayuca de este tipo de artefactos en mercados clandestinos”, dijo Alejandro Salcedo, presidente de la Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios (Alampyme). “Si un cigarro electrónico costaba entre 800 y mil 500 pesos –consumido en su mayoría por jóvenes de clase media y alta– ahora la demanda será mayor al encontrar aparatos clandestinos hasta en 500 pesos”.
“La mayor parte sigue consumiendo tabaco, sin embargo se preveía que en cinco años de cada 10 fumadores, cuatro usaran el dispositivo. Por eso el tema es frenar a que exista ese crecimiento del mercado”, expuso Salcedo.
Antes del decreto y a falta de regulación de la Cofepris, Sanborns, propiedad de Carlos Slim Helú, solicitó un amparo para poder comercializar los IQOS (calentadores de tabaco con nicotina sin humo) de la empresa Philip Morris. Jaunait Consulting obtuvo el amparo 435/2019 en noviembre pasado.
“La prohibición abre la puerta y aumenta el incentivo para un mercado ilegal, que elimina controles de calidad, aumenta el riesgo para el consumidor, facilita el acceso para menores de edad y hace que los usuarios que ya consumían opciones menos dañinas, regresen al cigarro convencional”, manifestó Philip Morris México en un comunicado.
La Secretaría de Salud justificó que posterior a la prohibición de 2008 se requería de una armonización en el marco normativo para evitar prácticas de comercio ilegales de estos productos, lo que se concretó con la publicación del decreto presidencial que, en ejercicio de las facultades que le concede el artículo 131 constitucional al Presidente de la República, finalmente homologa la Ley General de los Impuestos de Importación y de Exportación con la Ley General para el Control del Tabaco.
No obstante, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) pidió derogar el decreto y abrir el espacio de debate entre académicos, agentes económicos y consumidores para buscar un marco regulatorio para la importación, comercialización y distribución del cigarro electrónico y calentadores de tabaco.
Al coincidir con Alampyme en que la medida provocará que se distribuya en los nodos del mercado negro, abaratado y sin control sanitario, el director Cuauhtémoc Rivera afirmó que “si es un tema de salud, les va a ir peor”.
E-CIGARROS: ¿MÁS O MENOS DAÑINOS?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN), mejor conocidos como cigarrillos electrónicos o dispositivos vaporizadores; los Sistemas Electrónicos Sin Nicotina (SSSN) y los Sistemas Alternativos de Consumo de Nicotina (SACN) pueden contener niveles de sustancias tóxicas y compuestos carcinógenos, en ocasiones superiores a los de los cigarrillos tradicionales, y ha destacado que son un riesgo para las personas del entorno expuestas al aerosol exhalado por los usuarios, ya que las soluciones y mezclas utilizadas suelen estar disueltas en propilenglicol o glicerina, elementos dañinos para el corazón y los pulmones.
En octubre se registraron episodios de enfermedad pulmonar súbita en Estados Unidos e incluso 12 muertes de consumidores de vapeadores. El 29 de octubre falleció un joven de 18 años de San Luis Potosí, usuario del dispositivo y de otras sustancias nocivas.
La organización Pro-Vapeo México explicó que “el riesgo de contraer una enfermedad pulmonar súbita y grave no está en el vapeo en sí mismo o en sustancias del vapeo convencional con nicotina, sino en la sustancia vapeada: aceites adulterados de THC adquiridos en el mercado negro”. En los más de 10 años anteriores a estos episodios lamentables, 10 millones de personas en Estados Unidos usaron dispositivos con los e-líquidos tradicionales, sin presentarse un solo caso semejante.
Hace cuatro meses su director Roberto Sussman, experto en gases y química de aerosoles, llevó a la Cofepris cuatro carpetas con 170 estudios científicos (independientes y solo 10 escritos por tabacaleras o afínes) para comprobar que el uso de cigarros electrónicos es mucho menos dañino que el tabaco, ayuda a dejar de fumar y no induce a adicciones.
El vapeo, por ejemplo, es 95 por ciento menos dañino que el cigarro de tabaco combustible, de acuerdo con el Royal College of Physicians of London. Además, el aerosol generado por los cigarros electrónicos contiene trazas “insignificantes” de metales y menos que el humo de cigarro, y el vapor que se exhala no afecta a quienes rodean porque se disipa en poco tiempo.
“El uso del cigarro electrónico es parte integral de las políticas de salud pública a nivel gobierno del Reino Unido contra el consumo del tabaco. Si fueran tóxicos, ¿los promovería el Gobierno británico?”, documentó Sussman.
El abogado Juan José Cirión Lee, presidente de México y el Mundo Vapeando, reiteró que está demostrado científicamente que el daño que causan los vaporizadores y todos los sistemas alternativos de suministros de nicotina no se acercan al que causa el cigarro de tabaco.
“Este es uno de los pocos países en los que ese debate continúa […] Cualquier restricción debe basarse en conocimiento científico demostrado y no en meras conjeturas y juicios morales que en nada sirve a la salud pública”, dijo en su presentación para el Foro “Consumo de Nicotina y su Regulación” celebrado en la Cámara de Diputados por la Comisión de Salud.
Expuso que el derecho a la salud también debe entenderse en poder decidir los tratamientos de manera personal. “Si una persona que fuma tiene por decisión utilizar un sistema alternativo de nicotina para abandonar la relación con el tabaco convencional, debe de tener ese derecho. También tiene derecho a la información lo más cercana a la verdad. Ninguno de los organismos del Estado tiene un estudio que pueda demostrar las afectaciones del cigarro electrónico”, afirmó.
Al foro celebrado en febrero cancelaron su asistencia representantes de la Secretaría de Salud, la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) y la organización Salud Justa Mx al señalar a Pro-Vapeo México y a México y el Mundo Vapeando de presunto conflicto de interés porque, argumentaron en rueda de prensa, convocaron a otro foro financiado por Knowledge-Action-Change, una organización británica que recibe fondos de Smoke Free World Foundation, una iniciativa de Philip Morris, la tabacalera líder a nivel mundial.
Pero Roberto Sussman de Pro-Vapeo México lo rechazó. “Nosotros estamos en contra del uso del tabaco y apoyamos su control. Por otro lado, las tabacaleras están produciendo productos que son de reducción de daños y no defendemos ningún producto ni marca. Nuestra preocupación es el mejoramiento de la salud pública e informar. Somos usuarios y tenemos derecho a opinar”, respondió ante los Diputados.