La investigación, desarrollada por la Universidad de Cardiff (Gales), presenta una alternativa natural a los plaguicidas químicos diseñados por el hombre para proteger los cultivos.
Londres, 4 marzo (EFE).- Científicos en el Reino Unido han modificado una cepa de bacterias para convertirla en pesticidas seguros para las personas y respetuosos con el medio ambiente, según un estudio que publica hoy la revista Nature.
La investigación, desarrollada por la Universidad de Cardiff (Gales), presenta una alternativa natural a los plaguicidas químicos diseñados por el hombre para proteger los cultivos, ante la creciente preocupación por su toxicidad y la amenaza que plantean a los ecosistemas.
A través de técnicas genómicas, los expertos constataron que la bacteria Burkholderia ambifaria puede tratarse para convertirla en un biopesticida “seguro, eficaz y sostenible”.
El grupo de bacterias Burkholderia ya se usó en el pasado para elaborar pesticidas naturales y proteger cultivos, pero en la década de 1990 se descubrió su relación con enfermedades pulmonares en personas con fibrosis cística (FC), lo que obligó a las autoridades a retirarlos del mercado.
“Llevo muchos años trabajando con la Burkholderia, sobre todo en relación con infecciones pulmonares FC, lo que, a su vez, propició la creación de una nueva vía de investigación en antibióticos”, explica en un comunicado, Eshwar Mahenthiralingam, de la Escuela de Biociencias de la Universidad de Cardiff.
Sus trabajos con colegas de este centro se han centrado desde entonces en “investigar las interacciones” de las plantas con ese grupo de bacterias, así como el mecanismo por el que Burkholderia les ofrece protección.
“Al secuenciar el ADN genómico de la bacteria, fuimos capaces de identificar el gen antibiótico de la Burkholderi, el Cepacia. Pruebas adicionales demostraron que el Cepacia ofrecía una protección altamente eficaz contra el marchitamiento fúngico, una enfermedad horticultural causada por un hongo”, destaca Mahenthiralingam.
Los expertos también recurrieron a técnicas similares a las usadas para producir vacunas vivas para mejorar la seguridad de la bacteria.
“La Burkholderia divide su ADN genómico en tres fragmentos llamados replicones. Nosotros eliminamos el replicón más pequeño para crear una cepa mutante de Burkholderia que, después de probarla en guisantes en germinación, seguía demostrando sus excelentes propiedades como biopesticida”, aporta Mahenthiralingam.
Asimismo, prosigue, otros experimentos en modelos de ratones con infecciones pulmonares han reafirmado que esta bacteria mutante desaparece, lo que abre la puerta a la posibilidad de diseñar cepas de biopesticidas incapaces de causar infecciones, al tiempo que mantienen su protección para la planta.
“Bacterias beneficiosas como la Burkholderia, que ha coevolucionado naturalmente con las plantas, jugarán un papel clave en un futuro sostenible. Debemos entender los riesgos, mitigarlos y buscar un equilibrio que funcione”, concluye el experto.