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Alejandro De la Garza

04/02/2023 - 12:03 am

Para la historia de nuestro rock

Al rock mexicano se le ha decretado muerto más de una vez, y aunque mucho se ha perdido con los años, su simiente contracultural y contestataria sigue ahí, aseguran los compiladores, y para comprobarlo también hay que darse una vuelta por los barrios de la Ciudad de México, donde fluyen duro el rap y el hip-hop, el buen metal y el rocanrol.

Portada del libro 200 discos chingones del rocanrol mexicano. Foto: Especial.

El sino del escorpión también ha sido el rock. Como buen Baby boomer, la pista sonora de su biografía está plagada en gran medida de música de rock. Y si bien abundan los libros, investigaciones y estudios sobre el rock en inglés, que influyó notablemente a su generación, no se puede decir lo mismo de la historia del rock mexicano, pues ésta se halla dispersa, fragmentada, esparcida en muy diversas publicaciones, muchas de ellas efímeras, y en revistas y periódicos donde cronistas, reporteros y periodistas musicales han descrito conciertos, informado de viejos y nuevos grupos, y reseñado numerosos discos. Por ello, el alacrán celebra la publicación del amplio volumen compilado por David Cortés y Alejandro González Castillo, donde medio centenar de críticos, músicos y periodistas reseñan 200 discos chingones del rocanrol mexicano (de 1960 al 2020), libro editado por El otro rock / Rhythm & Books a finales del 2022.

El proyecto arrancó en 2019 con miras a celebrar en el 2020 los 60 años del rock mexicano; sin embargo, el ambicioso volumen fue cobrando espesor y colaboradores hasta convertirse en un extenso libro enciclopédico de 420 páginas que tomó tres años editar. “Aquí se recogen 200 discos que consideramos chingones para entender la música… Chingones en la forma clásica en la cual los mexicanos definimos aquello que posee un carácter superlativo y deseamos resumir en una palabra. No hay libro de rock en México donde se hayan reunido tantos expertos”, dice en el prólogo David Cortés, escritor y periodista especializado en música, autor entre otros libros de El otro rock mexicano. Experiencias progresivas, sicodélicas, de fusión y experimentales, y compilador del volumen 100 discos esenciales del rock mexicano, antecedente directo de este libro.

Las reseñas discográficas se inician con el memorable acetato: Los Locos del Ritmo Rock!, de 1960, y recorren la década de los sesenta con Los Rebeldes del Rock, Juan García Esquivel, el Jamaica Ska de Toño Quirazco, y varios otros grupos y discos acaso menos conocidos pero musicalmente fundamentales para nuestro rock, como los sicodélicos Kaleidoscopio y El Tarro de Mostaza. Se incluye también, en 1969, el fundamental disco Santana, primero del paisano nacido en Autlán, Jalisco. “Hay álbumes que ya son clásicos, otros que no son famosos y encontramos también muchas cosas nuevas muy valiosas. No paran de sorprendernos tantas propuestas musicales”, dice el compilador Alejandro González.

Y en efecto, siendo un libro incluyente en cuanto a géneros, hay ejemplos brillantes de rock pop, ska, reggae, fusión, hip-hop, prog metal, hardcore, punk, electrónica, urbano, progresivo, hard rock, rupestre, sicodelia y más, todo absolutamente mexicano. Hay una gran cantidad de bandas y propuestas, muchas que a la industria no le interesaron ni le interesan, pero que han hecho aportaciones musicales y líricas a nuestro rocanrol y forman parte de esa historia aún no rescatada, observa el escorpión. No obstante, los compiladores aseguran que el rock mexicano tiene muy buena salud y se puede comprobar en el libro o dándose una vuelta por el Tianguis del Chopo, “donde aún hay muchas cosas por descubrir”, asegura David Cortés.

Al rock mexicano se le ha decretado muerto más de una vez, y aunque mucho se ha perdido con los años, su simiente contracultural y contestataria sigue ahí, aseguran los compiladores, y para comprobarlo también hay que darse una vuelta por los barrios de la Ciudad de México, donde fluyen duro el rap y el hip-hop, el buen metal y el rocanrol. Los discos reseñados incluyen muchas bandas más, como el grupo tapatío La Revolución de Emiliano Zapata o los tijuanenses Dug Dug’s o la banda Peace and Love y al mismo Javier Bátiz y su disco Atom Star de 1971. Seguimos luego con discos de El Ritual, Bandido, Botellita de Jerez, Real de Catorce, Jaime López, La Barranca, Rafael Catana, Control Machete, Molotov y más, hasta llegar a la sorprendente propuesta contemporánea 2020 de Lázaro Cristóbal y su disco Belmont.

En cuanto a los colaboradores, los compiladores realizaron una lista de discos a partir de la cual invitaron a reconocidos críticos y músicos a reseñarlos, entre ellos a Alonso Arreola, Sr. González, Alex Otaola, JM Servín, José Manuel Aguilera, Rogelio Garza, Líber Terán, Eduardo H.G, Julia Palacios, Rodrigo Herrera, Hugo García Michel y el decano de la crónica rocanrolera Javier Hernández Chelico. El libro, sin ser estrictamente una historia del rock en México, si documenta y reúne importantes fragmentos de esa historia, que como se sabe, ha ido paralela a la historia del país desde los años sesenta del siglo viejo (con su represión a los jóvenes), pasando por la época post Avándaro, de prohibición del rock y florecimiento de los hoyos fonky en los setenta, y de ahí al charrocanrol, al rock progresivo, al muy comercial movimiento del “Rock en tu idioma”, y luego el punk y el postpunk, el hip-hop y el rap, reflejo de la dura vida callejera urbana.

El libro también refleja la transformación de los formatos y las plataformas. De los magníficos acetatos con las letras impresas a los descontinuados casets, luego el brinco a lo digital con el CD y a las plataformas de música streaming. De igual forma se refleja la influencia de la tecnología, que ahora permite a cualquiera grabar lo que quiera en su casa sin pasar por el proceso, siempre engorroso, burocrático, comercial y plagado de corrupción, de las grandes disqueras.

Al escorpión le parece extraordinario el resultado de este proyecto, que documenta el desarrollo de esa “nueva música clásica”, como calificó José Agustín al rock, o de esas músicas y letras que conforman, al decir de Jaime López, “el nuevo cantar de los cantares”. Nuestra música, nuestro rock, que sigue vivo y sacudiendo con eléctricos ritmos a la gayola y el público general, a la banda, la raza y el barrio.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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