Ciudad de México-Nueva York, 4 de febrero (SinEmbargo/EFE).– Aún no han sido revelados los resultados de la autopsia al cuerpo de Philip Seymour Hoffman. Pero parece que la causa más posible de su muerte es una sobredosis de heroína.
Es casi imposible que resulte otra cosa: fueron halladas más de 70 papeles de la droga repartidas por todo su apartamento. Había 20 agujas usadas.
El actor, que este próximo verano cumpliría 47 años, en los últimos meses había recaído en esta vieja adicción de la que muchos le creían limpio. Según el portal TMZ.com, el ganador de un Oscar por Capote era consciente de lo lejos que había ido esta vez en su consumo.
Tanto es así, que habría confesado a sus más íntimos sus peores presagios: “Si no paro, sé que moriré”.
Seymour le ha puesto rostro a una realidad: la heroína está de regreso en Estados Unidos. Su consumo aumentó 79 por ciento entre 2007 y 2012. Y en esa misma proporción, las muertes.
El New York Post dice que unas semanas antes de morir, el propio Seymour habría reconocido a un extraño que era un “heroinómano”, a pesar de que llevaba 23 años alejado de consumo de drogas.
Sin embargo, sus amigos más íntimos reconocieron ayer lunes que la ruptura con su novia, Mimi O’Donnell, había tenido que ver con su adicción. “Le había pedido que se marchara lejos de los niños para recuperarse”.
Ahora han trascendido nuevas imágenes que demuestran el lamentable estado en el que se encontraba en los últimos tiempos. En una instantánea, se puede ver al actor bebiendo sobre la barra de un bar y en otra aparece semi inconsciente en un vuelo de vuelta a Nueva York, después de haberse pasado la tarde bebiendo y teniendo que ser trasladado en un carrito al llegar al aeropuerto de la Gran Manzana.
Ahora, los investigadores están intentando averiguar qué tipo de heroína habría consumido y si, como publicaban este lunes en algunos periódicos como el Daily Mail británico, ésta sería la conocida como ‘Ace of Spades’, una denominación de una mezcla de heroína con fetanilo, un potente analgésico narcótico que suele ser utilizado en pacientes de cáncer con una potencia aproximada 100 veces mayor que la morfina.
Su combinación con otros psicodepresivos como el etanol, la heroína o la metadona puede producir la muerte.
La Policía está investigando las últimas llamadas que hizo el intérprete, padre de tres hijos, para determinar quién fue la persona que le vendió la droga letal que ha acabado con la vida de uno de los secundarios más importantes de Hollywood de los últimos años.
Hoffman fue visto junto a dos hombres después de haber extraído una gran cantidad de dinero en efectivo de un cajero automático pocas horas antes de morir, según ha indicado la emisora CNN en base a informaciones de los investigadores.
Al parecer, extrajo 1,200 dólares (unos 900 euros) el sábado por la tarde, una cantidad tan elevada que tuvo que retirar el dinero de seis veces. Sin embargo, la policía no quiso confirmarlo.
Según un testigo que habló ante las cámaras de Fox411, tras sacar dinero del cajero, Hoffman habría mantenido un encuentro con dos hombres que podrían ser traficantes de drogas.
EL REGRESO DE LA HEROÍNA
La repentina muerte de Hoffman por una supuesta sobredosis de heroína puso rostro al alarmante resurgir de esta droga en Estados Unidos, cuyo consumo creció un 79 por ciento entre 2007 y 2012, según los últimos datos oficiales.
La heroína, una droga que causó estragos en los años 1970 y 1980, vuelve a las calles de Estados Unidos como alternativa barata y accesible a los analgésicos con receta derivados del opio, a los que son adictas miles de personas y que causan 15,000 muertes al año.
El abuso de estos medicamentos se disparó a partir de la década de 1990, una “epidemia” que las autoridades han tratado de contener con un control más severo de su venta y la ampliación de los requisitos para obtener una receta médica.
La impactante imagen del aclamado “Capote”, un exitoso actor de sólo 46 años, hallado muerto este fin de semana en calzoncillos y con una aguja en el brazo ha puesto en primer plano un problema social y sanitario del que las autoridades llevan meses advirtiendo.
En este resurgir, la heroína ha dejado de ser una lacra principalmente urbana, para extenderse a zonas del urbanas y rurales.
No obstante, cifras como las de la ciudad de Nueva York son un evidente termómetro de las dimensiones del problema: las muertes provocadas por esta droga aumentaron un 84 % entre 2010 y 2012, según los últimos datos oficiales.
La heroína es la alternativa a la que recurren miles de estadounidenses adictos a los analgésicos que se ven privados de estos medicamentos, con un precio mucho mayor y un acceso más restringido.
Un frasco de fármacos opiáceos como el OxyContin o Vicodin, que necesitan receta médica, son muy adictivos y se prescriben para dolores severos, cuesta cerca de 140 dólares en Estados Unidos, mientras que una dosis de heroína se puede conseguir en las calles por menos de 10 dólares.
Esto explica, según las autoridades sanitarias, realidades tan alarmantes como que el número de nuevos consumidores de heroína -personas que se inyectan esta droga por primera vez- haya aumentado casi un 60 % en la última década.
Otras causas que se aducen para entender el rebrote del consumo de heroína en Estados Unidos son las producciones récord de esta droga en los últimos años en Afganistán y el aumento de la calidad y el tráfico de la que llega al país a través de la frontera con México.
Al problema del repunte en su consumo, se suman las muertes provocadas en las últimas semanas por su versión adulterada con otros componentes, lo que hace a esta droga cien veces más potente.
A finales de enero trascendió que al menos 22 personas murieron en la región occidental de Pensilvania por consumir una mezcla de heroína con el fármaco Fentanyl, un opioide que se utiliza para la anestesia general, una combinación letal.
La investigación de la repentina muerte de Hoffman, que ha sacudido a Hollywood, a toda la nación y a los cinéfilos de todo el mundo, ha puesto todos los focos sobre los estragos que causa en Estados Unidos una droga que en el imaginario colectivo pertenece a otra época.