Salvador Guerrero Chiprés
04/01/2022 - 12:05 am
¡Qué te diera por un beso!
Besarse ha superado los tiempos de la COVID; la diversidad aún tiene camino por recorrer.
“Por un beso… yo no sé / qué te diera por un beso”. La frase de la Rima XXIII de Gustavo A. Bécquer, publicada en 1871, un año después de su muerte, cobró fuerza a raíz de la pandemia, cuando el distanciamiento social redujo la posibilidad de gozar de este tipo de manifestaciones físicas de cariño.
Y es que el momento compartido al besar se convirtió en un sueño que, apenas ahora, comienza a recrearse públicamente entre las parejas, pero vuelve a encontrar obstáculos.
El derecho de mostrar afecto mediante este gesto se ha arrebatado por motivo de orientación sexual o ante supuestos principios morales basados en la intolerancia y discriminación a lo diverso.
La semana pasada, dos días antes de cerrar el año 21 del siglo 21, en las redes sociales se hizo público el momento en que del parque de diversiones Six Flags sacaron de la fila de una atracción a una pareja homosexual… por besarse.
El director argumentó que ahí promueven un ambiente familiar y los besos gay atentan contra ello. Luego aseguró que era una regla de la organización, lo que, se comprobó, no se mencionaba en el reglamento. A manera de protesta pacífica, colectivos LGBT convocaron a un besotón en la entrada del lugar.
Reflejos de intolerancia ante una ciudadanía que demanda inclusión y en una ciudad de derechos y libertades como base de la consolidación de entornos de armonía y seguridad. “La cultura de la inclusión en la diversidad nos fortalece como sociedad y como personas, la discriminación conduce al odio”. La frase de la Jefa de Gobierno de la capital nacional, Claudia Sheinbaum, sintetiza la importancia del ser inclusivos en una sociedad que fortalezca y respete las diversidades.
Lo contrario implica retroceder un siglo, cuando los besos eran prohibidos en público por faltar a la moral. Incluso, sin ir tan lejos, en 2009 el entonces Gobernador de Guanajuato, Eduardo Romero Hicks, intentó censurar y castigar, con un bando público, esas manifestaciones de amor con alegatos de pudor, recato, decoro y moralidad pública. La medida solo fue aprobada en cabildo y desechada dos días después.
Besarse ha superado los tiempos de la COVID; la diversidad aún tiene camino por recorrer. La plenitud ciudadana no será tal en tanto persistan manifestaciones de intolerancia, ante las cuales la denuncia y los reportes fortalecen las capacidades ciudadana e institucional para la transformación.
Reportes que recibimos en el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, a través de la Línea y Chat Nacional Diversidad Segura (800 000 548) aumentaron 239 por ciento en el 2021 en comparación con el 2020.
Integrantes de la comunidad LGBT, principalmente de 12 a 30 años, y provenientes tanto de la CdMx como de otras entidades, reportaron diversas problemáticas, 70 por ciento de las cuales fueron por discriminación.
Levantar la voz ayuda a construir equidad, exigir justicia y demandar la aplicación de derechos de las víctimas. El objetivo es crear una sociedad donde todas las personas se sientan seguras y libres de disfrutar del beso de quien aman.
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