En internet circulan una serie de videos catastrofistas que auguran grandes males si se bebe agua del grifo hervida. Por ejemplo se asegura que aunque se maten las bacterias -en el agua del grifo ya están inactivadas por la presencia del cloro- estas seguirán presentes en el agua y ello es peligroso, lo que es una soberana tontería.
Por Jordi Sabaté
Ciudad de México, 04 de enero (ElDiario.es).- “Hace unos años conocí en Inglaterra a varias mujeres que tomaban agua hervida de forma regular. Alguna había llegado a ella accidentalmente: un día se había olvidado de poner la bolsa de té en la taza y se había tomado el agua sin más. Como en Inglaterra hace frío y el agua del grifo suele salir helada, pensé siempre que era la manera inconsciente de tomar líquido de forma más digerible. Pero acabo de enterarme de que en Chile, al agua hervida la llaman “agüíta perra” y que se recomienda para deshincharse y adelgazar, incluso que muchos actores y celebridades lo usan como rutina contra la retención de líquidos. Mi pregunta, claro, es si realmente tiene algún beneficio beber el agua de esta forma”, escribe María, lectora y socia de eldiario.es en un correo electrónico.
Al parecer María está equivocada respecto a lo que es el “agüita perra”. Según hemos podido leer, se trata de una taza o tazón de agua caliente con alguna hierba, como por ejemplo ruda, menta, manzanilla u otras. Es decir que es una infusión más o menos concentrada en la que las hojas dan buen sabor a la bebida y el agua caliente deja una sana sensación de bienestar en el organismo. En este sentido, no se diferencia de otras infusiones.
Es decir que para relatar las ventajas de beber agua hervida deberíamos describir las ventajas de las infusiones, más allá de los principios activos de los componentes que dejen las hierbas. Esto es que por un lado beber agua siempre es bueno y en general siempre ayuda contra la retención de líquidos al estimular la función renal y diurética, que implica la expulsión del exceso de sodio.
Por otro lado, el agua caliente incide sobre nuestro aparato digestivo relajando la musculatura de este gracias al calor, consiguiendo así reducir posibles inflamaciones y obstrucciones. Finalmente, se trata de una entrada de calor en el cuerpo que podemos agradecer en invierno, pues nos ayuda a mantener la temperatura corporal, y que en verano provocará un aumento de la circulación sanguínea para contrarrestar dicho calor, lo cual siempre es un beneficio.
En este sentido tanto como puedan serlo los baños y duchas de agua fría o, en el otro extremo, las saunas, que la entrada de calor exterior siempre fuerza al metabolismo a trabajar para restaurar el equilibrio térmico del cuerpo, lo cual tiene consecuencias similares al ejercicio físico en el mantenimiento del sistema cardiovascular y la sensibilidad a la insulina, fundamental para evitar la diabetes de tipo 2.
Así que podemos concluir que beber agua hervida de vez en cuando, o con frecuencia, no es nada malo aunque no reporta más beneficios que los que pueda darnos una infusión o una sopa caliente -que por otro lado no son pocos- aunque sin los nutrientes de estas. Debemos, eso sí, ir con cuidado de no quemarnos si el agua está muy caliente.
Ahora bien, corren por internet una serie de videos catastrofistas que auguran grandes males si se bebe agua del grifo hervida. Por ejemplo se asegura que aunque se maten las bacterias -en el agua del grifo ya están inactivadas por la presencia del cloro- estas seguirán presentes en el agua y ello es peligroso, lo que es una soberana tontería.
También se dice que en presencia de calor el cloro reaccionará con la materia orgánica y se transformará en cloroformo. Otra estupidez enorme, pues el metano con el que debería de reaccionar es un gas extraordinariamente volátil, que con el hervor se evaporará de buenas a primeras. Y lo mismo ocurriría con el cloroformo formado, que también es muy volátil. Es decir que el agua no tendría ni rastro.
Algo más verosímil, para terminar, es el hecho de que al evaporarse el agua se van concentrando los metales y minerales que tenga el agua, que así pasan de meras trazas a mayores concentraciones si se tiene la costumbre de dejar el agua en el cazo y hervirla cada vez que se beba, pues su concentración será progresivamente mayor. Especial cuidado hay que tener si se va llenando el cazo de agua sin lavar los posos previamente. Pero tomando esta medida se elimina cualquier peligro en este sentido.