Ciudad de México, 4 de enero (SinEmbargo).- Los melancólicos recuerdan sonriendo a Clyde Drexler con ese juego fino y agresivo a la vez que lo catapultó para ser uno de los mejores jugadores en la historia de la liga. En Portland hay un lugar reservado para venerar al alero talentoso que intentó frenar el paso ascendente de Michael Jordan con sus Chicago Bulls. Lejos ya de aquella década de los 90 de grandes alegrías, hoy los Blazers vuelven a gozar del protagonismo de la Conferencia Oeste de la NBA de la mano de una generación comandada por un petizo base armador mucho más movedizo que Clyde, pero igual de efectivo.
Damian Lillard fue objeto de las críticas a pesar de su valioso aporte a la liga. Sus movimientos lo pusieron rápido en la órbita de aquellos ojos que buscan constantemente nuevos prospectos recién llegados. Con el “0” en su espalda, ha callado las críticas que hablaban de una nula adaptación al ritmo vertiginoso del mejor basquetbol del planeta. De a poco supo no solo ponerse a la par de apellidos como Rose, Paul y Westbrook, sino que ahora comanda las ilusiones de una ciudad entregada a su equipo. En una lucha encarnecida, han sabido colarse hasta la punta de su conferencia para hacerle frente a Oklahoma City, tan versátil como eficiente.
En un año en el que se ha visto como Knicks y Lakers sucumben ante la poca productividad de sus rosters, un joven cuadro aspira a llegar lejos en una futura postemporada mientras juegan noche a noche como sabiendo el lugar donde están metidos. Hace dos días, luego de un par de derrotas consecutivas, dieron un golpe de autoridad frente al Thunder de Kevin Durant para recuperar la cima previamente perdida. Con los experimentados Spurs al acecho desde el tercer sitio, Lillard y compañía entienden que intentar ser perfectos es el único camino para preservar el derecho a seguir soñando despiertos.
El jueves pasado, la confirmación de que Portland es un serio candidato al título de conferencia, llegó de la mano de un hecho que significó hacer historia en la NBA. Ante su gente en el Moda Center, un cuadro virtuoso borró de la cancha a los Bobcats de Charlotte. El equipo de Michael Jordan fue un espectador de lujo ante la clase que los Blazers impusieron desde larga distancia. Lillard anotó seis triples, seguido por Wesley Matthews con cinco. En total fueron 21 canastas detrás de la línea de tres puntos, convirtiéndose en el primer equipo en anotar 20 triples en dos partidos durante la misma temporada.
Con un marcador aplastante de 134-104, los Blazers se alzaron en la cima del Oeste mientras Oklahoma caía sorpresivamente en el último segundo ante los alicaídos Brooklyn Nets. Hace unas semanas, Philadelphia sufrió la misma cantidad de efectividad desde la frontera de los tres puntos. Ahora, con Westbrook lesionado, Portland intentará tomar una ventaja que al final pudiese resultar considerable en la lucha por ser el mejor de la conferencia. Con siete ganados en los últimos diez compromisos, hay un equipo que ha dejado de ser sorpresa para convertirse en realidad. La NBA observa con gusto el surgimiento de los Trail-blazers, con Lillard haciendo de Drexler, haciéndole honor a la melancolía.