David Martín del Campo habló con SinEmbargo sobre su novela La historia del hielo, una crítica a la ciencia, resaltando la responsabilidad que conllevan las investigaciones y los actos humanos en la propagación de los virus.
Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).– El científico Carlos Mendiguchía, un experto en todo lo que está congelado, desaparece sin dejar rastro en medio de una de sus investigaciones en Siberia, una situación que obliga a su hija Juana a hacer lo imposible: dejar sus estudios en México y emprender un viaje hasta Ambarchik, un puerto siberiano con enormes lagos congelados en donde fue visto por última vez su padre y en donde encontrará más de lo que imaginó.
El relato es contado por David Martín del Campo en La historia del hielo (Loqueleo), un libro nacido a partir de una anécdota que el autor compartió en entrevista con SinEmbargo:
“Revisando mis archivos me reencontré con unos recortes periodísticos del año de 1967, de una excursión que hicieron unos muchachos de Guadalajara al Iztaccíhuatl, en invierno para subir la nieve y eso, y les agarró una ventisca, no sé si fue en enero, creo que sí, y murieron 17 de ellos y uno era un primo mío, Román Martín del Campo. Entonces siempre me quedó como que la historia. Ha de ser medio terrible morir por el frío y es una imagen que me ha perseguido y en ese momento se me ocurrió que podría yo hablar del hielo y de la desaparición del hielo e investigando di con el tema de los famosos virus que están apareciendo en Siberia, junto con los mamuts que afloran, y quería escribir la historia sobre de una niña que busca al padre y así fue como la escribí en el 2019, se las mandé a mis editores y cuando empezó la pandemia les hablé por teléfono y les digo ‘léanla por Dios’, y ya que la leen me dicen ‘No, no, la vamos a publicar ya’”.
Es ese viaje que hacen, en la novela, Carlos y su hija la que destapará toda una trama de secretos familiares, encuentros, desencuentros, pero sobre todo sobre el nacimiento de un virus que ocasiona una peculiar coloración blanca en la piel, como si tuviera escarcha o nieve, y que da pauta al estallido de una pandemia en Siberia, México y el mundo de “la influenza siberiana”.
Los síntomas de la enfermedad se reconocen de inmediato; escalofríos, vómitos, fiebre a punto del delirio. Pero lo que más destaca es un signo peculiar: la piel nevada, lo cual le vale ser llamado a este padecimiento como “la peste blanca”.
“Es una coincidencia pero a veces los autores tenemos poderes medium de adivinación”, bromeó David Martín del Campo al ser cuestionado sobre la idea de crear una narrativa sobre un virus meses antes de que el mundo conociera en carne propia a la COVID-19.
Para el autor, el personaje principal, más allá de Carlos o Juana, su hija, es el hielo, sobre el cual en la novela incluso comparte una historia de cómo el ser humano pudo conquistar este elemento.
“Hice una investigación dura en enciclopedias, hemeroteca, descargando, porque a mí no me gusta sólo la fantasía por la fantasía misma, yo trato de darle sustento en la realidad a mi literatura y siempre tengo que hacer muchas lecturas que no son literarias, lecturas científicas, lecturas sociológicas, qué sé yo, para darle contexto”, expuso en ese sentido.
En cuanto, a la narrativa de la búsqueda del padre —un elemento constante en la literatura universal— expuso que “hay un granito medio autobiográfico” al ser padre de dos hijas: “entonces mi parte femenina está ahí proyectada en los personajes y muchas de las acciones que Juana vive son cosas que yo viví en casa”.
Para él, de hecho, uno de los temas que toca su novela es la crisis de la familia, ”que es asunto de todas las sociedades y en México también, o sea, tú sabes que de cada tres hogares en uno está el padre ausente, es una situación actual, a lo mejor la familia del Siglo XXI es una familia distinta y punto, hay que entenderlo así, son muchos temas los que toca la novela”.
