Arnoldo Cuellar
03/12/2021 - 12:00 am
Planet Youth: fracasar a lo grande
Los problemas de adicciones que se reflejan en la violencia que vivimos no tienen que ver solo con alcohol, cigarrillos y mariguana, pues la entidad padece una epidemia de consumo de metanfetamina o cristal.
Desde antes de la pandemia, el gobierno de Guanajuato anunció la adopción de un modelo de combate a las adicciones generado en el país insular de Islandia, una nación de poco más 350 mil habitantes y de alto nivel de vida, que fue enormemente eficaz para combatir sobre todo adicciones a tabaco y alcohol entre jóvenes y cuya metodología ha sido adoptada como un modelo de éxito mundial.
El programa islandés aplica de forma radical un sentido común basado en evidencia, lograda mediante una medición profunda y consistente de la opinión de los propios niños, niñas y jóvenes.
El modelo no limitó el uso de recursos públicos para incentivar el deporte y la socialización sana, ante un crecimiento notable de consumo de drogas legales entre los jóvenes; además adoptó medidas coercitivas que involucran a los padres de familia para mantener a los jóvenes alejados de las calles a altas horas de la noche.
Actuación del gobierno en materia legal, aplicación de programas extraordinarios financiados por el estado, intervención de especialistas e involucramiento de la comunidad, fueron los engranajes que lograron, en un lapso de 20 años, disminuir el número de jóvenes que se habían emborrachado el mes anterior de 42 % en 1998 a un 5 % , mientras el número de fumadores diarios de cigarrillos disminuyó del 23 al 3 %. El porcentaje de quienes habían consumido mariguana alguna vez pasó en el mismo lapso de 17 % a un 7 %.
El programa funcionó y ha sido exportado a otras latitudes. Ahora es el turno de México donde Guanajuato quiere ser pionero.
Sin embargo, la tropicalización de la experiencia nórdica no es sencilla, como ya han descrito otros analistas. Guanajuato tiene 17 veces más población que Islandia y su producto interno bruto per cápita es 4 veces menor.
Los problemas de adicciones que se reflejan en la violencia que vivimos no tienen que ver solo con alcohol, cigarrillos y mariguana, pues la entidad padece una epidemia de consumo de metanfetamina o cristal, una droga sintética de bajo precio que ha sustituido a muchas otras y que provoca daños irreversibles y rápidos en el organismo.
El modelo islandés, presentado esta semana a través de un pomposo congreso saturado de producción audiovisual con claros tintes propagandísticos, recibirá en Guanajuato una inversión inicial de 40 millones de pesos, según lo declaró el propio gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, quien reconoció lo raquítico de la apuesta presupuestal y llamó a complementarlo con participación de la sociedad y de otros niveles de gobierno: “le tenemos que entrar todos”.
Aquí es donde empiezan los problemas.
Resulta absolutamente inconsecuente que el mismo gobierno que se gasta un millón de pesos al día en propaganda en medios de comunicación, apenas considere un gasto equivalente a mes y medio de ese presupuesto centrado en buena medida en construirle una imagen al mandatario, en lo que él mismo define como “el proyecto más trascendente de todo mi sexenio”.
Recargar el costo en los alcaldes tampoco servirá de mucho. La mayoría de las tesorerías municipales están exhaustas y obligadas a retos inaplazables como elevar los sueldos de policías y depurar las corporaciones para erradicar la infiltración de ese mismo crimen organizado que se aprovecha del crecimiento de las adicciones para hacer un enorme negocio en casi todos los municipios de la entidad.
¿Qué son los 40 millones de pesos destinados a rescatar a la juventud de Guanajuato de las drogas contra los 600 millones anuales que Miguel Márquez invirtió en el inservible programa de prevención Escudo?
En marzo de este año, el gobernador inauguró el Distrito León Mx, un espacio destinado a centros de diversión con venta de bebidas alcohólicas dentro de la feria de León, para el cual se invirtieron 225 millones de pesos de recursos públicos, justamente en una línea de conducta completamente opuesta a la política para evitar que los jóvenes se adentren en el consumo de alcohol y tabaco.
Cuando uno escucha los discursos de los políticos asistentes al congreso de Planet Youth, acompañados de expertos islandeses y de funcionarios de la ONU, hasta parece que de verdad están interesados y comprometidos en una política seria para enfrentar uno de los más graves problemas de Guanajuato hoy en día.
Sin embargo, cuando se ve la letra pequeña de los acuerdos y se sabe la escasísima inversión que se va a aplicar en construir espacios seguros para los jóvenes de Guanajuato, que se antoja insuficiente incluso para una sola colonia de León como las Joyas, se sabe que esta es otra iniciativa solo para tomarse la selfie y que, en realidad, no va a ir a ninguna parte, pese a las ocho columnas y los tiempos estelares ocupados en los medios, a un costo de un millón de pesos por día.
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