El abogado de los padres de los 43 normalistas, Vidulfo Rosales Sierra, alertó también por el deterioro de los papás que desde hace 50 meses exigen la presentación con vida de sus hijos, y consideró que es parte de la tardanza de las investigaciones de las autoridades. “Eso provoca un desgaste de los padres de familia, pero sobre todo en la salud, en el aspecto sicológico y físico”, dijo.
Por Jacob Morales Antonio
Tixtla, Guerrero, 3 de diciembre (ElSur/SinEmbargo).— “Pronto, pronto estaremos juntos con nuestro flaquito”, fueron las últimas palabras con las que se despidió doña Bertha Nava Martínez, a su esposo Tomás Ramírez Jiménez de 62 años quien murió este sábado por insuficiencia renal.
Antes del medio día el ataúd con el cuerpo del padre del normalista Julio César Ramírez Nava, quien fue ejecutado la noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, cuando desaparecieron otros 43 jóvenes, fue colocado en el piso de la Iglesia del barrio del Santuario de Tixtla. El silencio en la misa sólo era interrumpido por los cantos de las aves, y el llanto de su esposa.
El ataúd de color azul recorrió media Tixtla, bajo un cielo que se confundía con la caja. A la caravana fúnebre de unas cien personas, le abría el paso una señora con incienso de copal, hasta la tumba.
En el panteón municipal, la tierra fue removida para recibir a uno de los suyos. La ceremonia que transcurrió en completo silencio, terminó con el agradecimiento de Omar García en nombre de doña Bertha Nava. Antes de que el ataúd fuera cubierto de tierra, la señora lo abrazó, y a su esposo le dijo “pronto, pronto estaremos juntos con nuestro flaquito”, en referencia a su hijo Julio César.
El campesino, oriundo de Tixtla, falleció por la complicación de la insuficiencia renal que padecía, y ante la urgente diálisis que necesitaba. Durante los últimos dos meses estuvo internado en le hospital general de Chilpancingo. Otro de sus hijos que no pudo estar presente en el entierro, y el único sustento de la familia, se accidentó hace 15 días, en un motocicleta y se lastimó una pierna, pero la familia no tiene dinero para costear la operación y solicitó ayuda a la población para pagar los gastos médicos. Arriba de la tierra que cubrió el ataúd, fueron colocadas cientos de flores blancas y dos coronas de flores.
En el acto estuvieron presentes una comisión de padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el director del Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón, Manuel Olivares, el abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, Vidulfo Rosales Sierra, la viuda del ex presidente del Congreso local, Armando Chavaría, Martha Obeso.
DESGASTE DE LOS PADRES
El abogado de los padres de los 43 normalistas, Vidulfo Rosales Sierra, consideró que el deterioro de los papás que desde hace 50 meses exigen la presentación con vida de sus hijos y castigo a los responsables, es parte de la tardanza de las investigaciones de las autoridades.
“Eso provoca un desgaste de los padres de familia, pero sobre todo en la salud, en el aspecto sicológico y físico”, además de que el tiempo transcurrido ha llevado a un deterioro “vertiginoso” de 17 papás de los 43 normalistas. Indicó que algunos padres que ya padecían de hipertensión han ido empeorando, otros tiene diabetes, y urgió la intervención de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, porque no es suficiente la atención médica que se les ha dado a los papás por el cuerpo médico.
Recordó que la relación con la Comisión Ejecutiva se dañó luego del ofrecimiento de reparación del daño, más no de la búsqueda de los jóvenes. El abogado recordó que don Tomás es el segundo padre directo de uno de los jóvenes víctimas de los hechos trágicos de Iguala que muere, luego de que en febrero murió la señora Minerva Bello, madre de Everardo Rodríguez Bello.