San Francisco Cherán está ubicada en la ciudad de Purépecha, Michoacán. Su extensión territorial la convierte en la comunidad indígena más grande del país, contando con una población de más de 14 mil habitantes que se rigen por usos y costumbres y por la Ley federal.
El crimen organizado y la poca voluntad de las autoridades municipales y federales para enfrentar la situación de desorden y violencia que asediaba a la comunidad Purépecha, llevó a los locatarios a resolver el problema con mano propia.
El movimiento de Cherán, iniciado el 15 de abril de 2011, ha sido inspiración para varias comunidades indígenas que buscan que en México sean respetados sus derechos, su territorio, sus instituciones y su cultura.
Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).- La lucha en contra del crimen organizado de la comunidad indígena de Cherán, en el estado de Michoacán, constituye uno de los movimientos sociales emergentes más importantes de los últimos años en México, no sólo por su visibilidad, sino también por su valor político, económico, social y cultural.
De acuerdo con un artículo de Open Democracy –firmado por Alejandra González Hernández y Víctor Alfonzo Zertuche–, el movimiento Cherán ha sido motivo de inspiración para varias comunidades indígenas que buscan que en México sean respetados sus derechos, su territorio, sus instituciones y su cultura.
San Francisco Cherán está ubicada en la ciudad de Purépecha, Michoacán. Su extensión territorial (221 mil kilómetros cuadrados) la convierte en la comunidad indígena más grande del país, contando con una población de más de 14 mil habitantes que se rigen por usos y costumbres y por la Ley federal.
Su historia se remonta a la época de la Colonia española y es un municipio habitado principalmente por indígenas Purépecha, que ante todo –refiere el artículo– buscan preservar su estilo de vida, mismo que entre 2008 y 2011 se vio amenazado por el aumento en la inseguridad y la violencia, que de la mano del crimen organizado y de autoridades coludidas pusieron en entredicho a los bosques y a la población. Los primeros por la tala ilegal y los segundos por las extorsiones, secuestros y asesinatos.
Cherán depende de su agricultura, ganadería y de la producción de productos de madera y de corcho. Debido a ello, los bosques son uno de los recursos más importantes de esta comunidad que originalmente contaba con cerca de 27 mil hectáreas de boscaje.
El crimen organizado y la poca voluntad de las autoridades municipales y federales para enfrentar la situación de desorden y violencia que asediaba a la comunidad Purépecha, llevó a los locatarios a resolver el problema con mano propia.
LOS INICIOS DEL MOVIMIENTO
El movimiento de la comunidad indígena de Cherán inició el día 15 de abril de 2011. Una fecha para la autonomía y la insurrección. Una fecha en el que un pueblo –independientemente de las distintas afiliaciones políticas, ideologías y creencias religiosas– se unió para enfrentarse a las organizaciones criminales que minaban sus bosques, llevándose la base del sustento económico del pueblo en camionetas cargadas de madera talada.
El texto de Open Democracy recuerda que mujeres, hombres, niños y adultos mayores se congregaron en una zona conocida como el “Calvario”, sitio donde defendieron a capa y espada sus vidas, su seguridad, su territorio y sus bosques, y así, la dignidad de una comunidad entera.
Ese día todo cambió, ya que a partir de entonces los comuneros decidieron organizarse bajo su propio esquema para alejar al crimen organizado. Ese día Cherán expulsó no sólo a los delincuentes sino también a las autoridades municipales. Y ese día la población estableció una estructura organizativa compuesta por una coordinación general y 12 comisiones, mismas que asumieron el control de toda la comunidad.
Los Purépechas michoacanos construyeron barricadas en todos los accesos al municipio y erigieron puestos de guardia para resguardar y defender los cuatro vecindarios municipales de Cherán. Hasta la fecha dichos puestos permanecen como un símbolo “de la resistencia y voluntad de los comuneros para liberarse del crimen organizado y de las autoridades corruptas”, refiere el artículo de Open Democracy.
Un lema y alrededor de 200 “fogatas”, puestos de vigilancia –muchas de las cuales siguen ardiendo hoy en día–, le recuerda a los pobladores la victoria de aquél día de abril de 2011. La leyenda reza: “Para la defensa de nuestros bosques, para la seguridad de nuestros comuneros”.
Sin embargo, los comuneros no esperaban algo: que su circunstancia y su acto se hiciera visible para otras comunidades y que hiciera eco en diferentes sectores de la población mexicana, ya que su caso no era único. Otras poblaciones sufrían del mismo mal, es decir, del crimen organizado y de la omisión de las autoridades, la devastación de recursos naturales, violaciones a los derechos humanos, además de exclusión social.
Los comuneros comenzaron a discutir y reflexionar, desde los lugares conocidos como “fogatas” -puestos de vigilancia- y desde su estructura organizativa. Analizaron sus proyectos y acciones para resolver los problemas que estaban viviendo. Identificaron que los partidos políticos no garantizarían su seguridad ni la continuidad de su comunidad.
“El 1 de junio de 2011, la asamblea general de la comunidad decidió no participar en las elecciones para gobernadores, legisladores estatales y presidente municipales que debían celebrarse ese año y no permitir la instalación de las meses en el municipio. En su lugar, decidieron ejercer su derecho de de.signar a sus propias autoridades a través de sus propios sistemas normativos”, recuerda el reportaje de Open Democracy.
Su derecho a la autonomía y a la autoelección han sido reconocidos por tratados internacionales y por el sistema jurídico nacional. Sin embargo, cuando Cherán intentó eliminar el sistema local de partidos políticos y pidió al Instituto Electoral del Estado de Michoacán que organizara elecciones de nuevas autoridades bajo el sistema de “usos y costumbres”, las autoridades intentaron detener el movimiento y en septiembre de 2011 este organismo le dio una respuesta negativa a la comunidad. Dijo que no tneía autoriadad para llevar a cabo ese tipo de proceso.
LA ESTRATEGIA LEGAL DEL MOVIMIENTO
En respuesta, Cherán agregó al movimiento social una estrategia legal, política y jurídica. Exigió ante los tribunales su derecho a “la autonomía y la autoelección”. La comunidad fue ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) a través de un Juicio para la Protección de los Derechos Políticos-Electorales del Ciudadano.
En noviembre de 2011 la Sala Superior del TEPJF falló a favor de la comunidad indígena. El Tribunal reconoció que Cherán tiene derecho a solicitar elección de sus propias autoridades a través del método de “usos y constumbres”. Además ordenó al Instituto Electoral Estatal organizar esa elección con una consulta previa, libre e informada con toda la comunidad.
La elección de “usos y costumbres”, la primera llevada a cabo por el IEM, se realizó a través de una especia de ritual, sin urnas y sin partidos.
Después de que se llevó a cabo la consulta, los habitantes aprobaron la elección. Ésta se llevó a cabo en enero de 2012 y dio lugar a la formación del primer gobierno municipal indígena, llamado “Consejo Mayor de Gobierno Comunal” (K’eri Janaxkaticha), constituido por 12 K’eris (personas de la tercera edad): tres para cada uno de los cuatro distritos. Entre ellos no existe jerarquía, todos ocupan la misma posición dentro del gobierno comunal y fueron electos para el período de 2012 a 2015.
Open Democracy detalla que luego de la elección, el Palacio Municipal se trasformó en la “Casa Comunal del Gobierno” y las policías fueron reemplazados por una “ronda de la comunidad”. Además, el presidente municipal, los representantes y consejeros participan en un Consejo Común del Gobierno Comunal; se constituyeron consejeros operacionales y comisiones para los asuntos civiles. Todos ellos son conscientes de que la máxima autoridad es la Asamblea General que está integrada por todos los habitantes de Cherán.
OTRaS LUCHAS LEGALES Y EL SEGUNDO CONSEJO COMUNAL
En 2012, al poco tiempo del nombramiento del primer consejo de Alcaldía y ya como autoridades de Cherán, la comunidad regresó a los tribunales para iniciar otro juicio, esta vez en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), contra el Gobernador y el Congreso Del Estado de Michoacán por haber reformado la Constitución Política de esta región en materia de derechos indígenas sin consultarlo a la comunidad, pasando por alto otro de los derechos fundamentales de los pueblos y comunidades indígenas.
En 2014, la SCJN estableció, por primera vez, el doble carácter de Cherán, tanto como municipio como como comunidad indígena, y dictó que todas las cuestiones legislativas y administrativas que les interesen o afecten debían ser consultadas con los pobladores.
Las cuestiones traídas a juicio por Cherán y apoyadas legalmente por los tribunales superiores representan un logro importante. Sin embargo, a pesar de estos éxitos judiciales que han ratificado los derechos indígenas de la comunidad, los legisladores en Michoacán se habían negado a enmendar las leyes sobre los asuntos integrales que implican el reconocimiento del municipio indígena, como lo son las elecciones, realizadas por usos y costumbres y que no habían sido reconocidas.
Ese mismo año, Cherán tuvo que volver a la Corte una vez más para recordar a las autoridades de los derechos que había ganado. Después de ese juicio, el proceso de elecciones por “usos y costumbres” fue finalmente incorporado a la Ley Electoral.
Un años después, Cherán logró integrar la “consulta previa, libre e informada” a la Ley estatal, con lo que impidió que el Congreso local aprobara una Ley de Mecanismos de Participación Ciudadana que no reconociera los derechos de consulta de los pueblos y comunidades indígenas. Este mecanismo es esencial para asegurar la participación de las comunidades en los procesos de toma de decisiones a través de sus procedimientos tradicionales.
Cherán hizo la consulta “vinculante”, lo que ha abierto una puerta a todas las comunidades indígenas del estado de Michoacán para que escuchen sus voces en los procesos de toma de decisiones
En 2015 también se celebró el nombramiento del segundo Consejo Mayoral de Gobierno Comunal. Cherán decidió continuar con su proyecto de autonomía, autodeterminación y autogobierno. Los partidos políticos trataron de interferir en el proceso de renovación del Consejo. Su fracaso y los éxitos de la comunidad en los tribunales dieron considerable fuerza a la segunda elección de las autoridades locales y al segundo Consejo de Gobierno Comunal.
CINCO AÑOS DE LUCHA y RESISTENCIA
El 15 de abril de este año, el movimiento de Cherán celebró su quinto aniversario. Organizaron un evento con una fuerte dimensión cultural y foros de diálogo fomentando conversaciones sobre temas como el despojo y la guerra contra los pueblos, las mujeres, la autonomía y la educación para la defensa del territorio.
La celebración se cerró con un evento en la plaza principal de la comunidad, donde los habitantes recordaron a sus compañeros muertos y el difícil camino por el que habían viajado, el miedo a vivir bajo inseguridad, la impotencia que sentían cuando sus bosques fueron devastados. También recordaron el propósito de su lucha, un movimiento “por la justicia, la seguridad y la reconstitución de su territorio”.
Cherán ha encontrado muchos aliados y apoyo, especialmente por parte de comunidades indígenas y movimientos progresistas en México. Se ha acompañado notablemente en su lucha por el “Colectivo Emancipaciones”, que reúne a jóvenes investigadores que comparten “una posición política comprometida con los movimientos sociales progresistas y del apoyo judicial a procesos sociales, donde la defensa de los derechos humanos es relevante”.
Construir y reconstruir un estilo de vida basado en un gobierno comunal a través de sus “usos y costumbres” ha sido la tarea principal de estos cinco años. El camino no ha sido fácil. La comunidad sigue enfrentándose a una amplia lista de enemigos sistémicos como la burocracia administrativa, los partidos políticos, el crimen organizado y la resistencia del Estado a reconocer los derechos de las comunidades indígenas. Los logros de la comunidad de Cherán siguen bajo constante amenaza.