Gustavo De la Rosa
03/11/2020 - 12:01 am
Cuando la tragedia se convierte en estadística
Así vivimos las estadísticas de la muerte y la violencia en Juárez, y para nosotros es muy claro que las cifras se construyen con cientos.
El domingo, como todo buen fronterizo, veía un juego de fútbol americano en mi hogar, al menos hasta que el sonido repentino de una ráfaga de ametralladora me estremeció; minutos después las sirenas policiacas se escucharon, además del rechinar de llantas que indica persecuciones y detenciones vehiculares, después llegó el silencio y la información: asesinaron a dos personas a cuatro cuadras de donde yo estaba.
Ese mismo día, un abogado amigo me llamó para decirme que había ido a la funeraria donde un funcionario del municipio, y su amistad cercana, había sido homenajeado tras su muerte por Covid 19.
Cuentan que un hombre ilustre alguna vez dijo, “si muere un hombre es un dolor, si mueren 10 es una tragedia, si mueren más de 100 es una estadística”, esa frase, aparentemente genial cuando se traduce en un reflejo de lo que sucede en una comunidad, es aterradora porque no sólo mide lo que ha pasado, sino que advierte lo que puede suceder.
Cuando las muertes se convierten en estadística, los fríos números reflejan inexplicables estados de ánimo colectivos, pues una de sus virtudes es que, como simples cifras vistas en su contexto, ofrecen una visión gráfica de la vida; en comunidades como Juárez la tragedia convertida en estadística nos permite contener la angustia y cualquier cambio favorable en ella lo celebramos, porque siempre queremos creer que el día de mañana viviremos mejor.
Sólo aportaré unos pequeños datos acerca de las dos tragedias que nos estremecen actualmente: las muertes derivadas del mercado de las drogas, y los contagios y muertes por el Covid 19.
Durante 2015 hubo momentos en que las estadísticas de homicidios dolosos sumaban menos de 20 casos por mes, lo que nos hacía sentir tranquilos porque, aunque reflejaban algunas tragedias familiares, en el contexto de un millón y medio de habitantes estábamos muy bien; ahora, en 2020, las estadísticas registradas durante los primeros ocho meses arrojaron un dato espeluznante, cada mes eran asesinados más de 150 seres humanos en promedio, sin embargo, en septiembre el dato se redujo a 113 homicidios y dejó una sensación de esperanza, porque empezaba la sucesión de buenos números.
Respecto a la pandemia, al salir de la jornada de aislamiento de los meses de abril y mayo el promedio diario de contagios frisaba los 20, con tendencia a ser menos, y cuando llegaba hasta 30 había preocupación, pero a mediados de septiembre los contagios estallaron y la cifra subió a 50 diarios; días después superó el centenar y hace tres días nos quedamos fríos, pues los contagios alcanzaron 357 en un solo día, aunque al siguiente se recuperó la esperanza pues sólo se contagiaron 176 personas.
El ánimo nos duró poco, porque el 31 de octubre subió el marcador a 394 contagios y en materia de homicidios también perdimos el gusto, pues en octubre hubo 137 asesinatos, otra vez cerca de los 150.
Así vivimos las estadísticas de la muerte y la violencia en Juárez, y para nosotros es muy claro que las cifras se construyen con cientos, tal vez miles, de dramas y dolores individuales.
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