Para ser reintegradas al mar las tortugas tienen que pasar una revisión especial que garantiza que pueden alimentarse por sí mismas en un entorno natural y que médicamente están aptas para sobrevivir.
Por Lourdes Cruz
Playa del Carmen (México), 3 nov (EFE).- Un grupo de seis tortugas marinas fueron reintegradas a su hábitat en el Caribe tras ser dadas de alta en el hospital del parque de Xcaret, estado mexicano de Quintana Roo, donde pasaron los últimos dos años en tratamiento médico.
A primera hora del día, veterinarios y trabajadores del Hospital de Tortugas Marinas de Xcaret comenzaron las labores para preparar a las seis tortugas que hace dos años fueron halladas deshidratadas y con una marcada debilidad.
El traslado del hospital al embarcadero fue más complejo de lo que parecía porque su buen estado de salud que ahora tienen fue más que notable en la fuerza de sus movimientos y la ansiedad mostrada al sentir la brisa marina.
La mayoría son de tamaño mediano y podían trasladarse con relativa facilidad en cajas de plástico pero un ejemplar de la especie caguama de más de 70 kilos de peso tuvo que ser cargada entre dos personas.
Fueron llevadas a dos zonas arrecifales distintas justo frente al parque turístico de Xcaret en el canal que se forma entre la isla de Cozumel y el macizo continental.
Andrea Álvarez Peregrina, médico veterinario del Hospital de Tortugas Marinas, confirmó que fueron devueltas al mar tres tortugas de la especie carey, dos verdes y una caguama, todas ellas en peligro de extinción.
Aunque llegaron en diferentes circunstancias, permanecieron “hospitalizadas” cerca de dos años bajo la estricta observación de los veterinarios. “Llegaron en una condición baja de peso y con deshidratación”, explicó Álvarez.
“Su rehabilitación se llevó un chequeo diario, alimentación dos veces al día, verificar cuánto consumen y obviamente si su estado clínico requiere de antibioterapia o de cualquier otro tratamiento consecutivo. Si vienen deshidratadas se les aplica suero, lo que necesiten para que estén mucho mejor”, agregó.
Para ser reintegradas al mar las tortugas tienen que pasar una revisión especial que garantiza que pueden alimentarse por sí mismas en un entorno natural y que médicamente están aptas para sobrevivir.
“Se ve mucho en su condición corporal, no tienen que ser muy gorditas pero ya no se ven delgadas, tienen que estar bien hidratadas, sobre todo la actitud, comienza a nadar mejor y a alimentarse bastante bien” señaló la especialista.
Después de la reintroducción al mar de este grupo de tortugas, la población de pacientes en el Hospital de Tortugas Marinas del parque Xcaret mantiene con niveles relativamente altos y con ejemplares que requieren cuidados especializados.
Apenas hace unos días fue internada una tortuga joven que presenta una fractura en el cráneo.
“La semana pasada recibimos este ejemplar, es una tortuga caguama juvenil, es una hembra y nos notificaron que recaló en una playa de Playa del Carmen, entonces nos la trasladaron para acá, que tenía una fractura en el cráneo, indicó Ana Cecilia Negrete, médico veterinario encargada del lugar.
Negrete señaló en entrevista con Efe que el diagnóstico de este tipo de lesiones requiere mucho tiempo y experiencia de los veterinarios además de la utilización de aparatos como escáneres, equipos de rayos x y también análisis clínicos.
“Se evaluó la parte neurológica y el sitio del golpe, porque es muy importante saber que de acuerdo al sitio donde reciben el golpe es el pronóstico que puede tener pues a largo plazo esta tortuga”, explicó Negrete.
Por el tipo de lesión que presenta, el tratamiento médico de esta tortuga será largo y minucioso.
“Actualmente se encuentra con tratamiento analgésico, con sueros, con terapias de soporte y va reaccionando favorablemente, estos procesos pueden llevar muchísimo tiempo desde seis meses hasta tres años y dependerá de ella cómo vaya reaccionando”, declaró.
La meta es reintroducirla a su hábitat pero es un trabajo arduo porque el sistema nervioso es complejo y todavía “más en reptiles”, comentó.
En el hospital se atiende a la tortuga llamada Esperanza, que perdió sus extremidades delanteras y sufrió graves heridas al ser atacada por una jauría de perros cuando salió a desovar en la Reserva de Sian Ka´an.
Esperanza no puede valerse por sí misma y requiere cuidados permanentes. Tiene ya 12 años bajo el cuidado del parque turístico y es protagonista de campañas de concientización sobre el cuidado de la especie.
Otra tortuga bajo cuidados médicos, y que no tiene nombre, permanecerá hospitalizada indefinidamente porque que perdió la aleta delantera izquierda durante el ataque de un tiburón y esa incapacidad la dejaría vulnerable ante sus depredadores en un ambiente marino.