Micaela Galeana Lozano, vecina de El Naranjito, aseguró que las emisiones de ceniza que desde hace ya 29 años lanza a la atmósfera la planta termoeléctrica, son las responsables de que haya habitante de estas tres comunidades padeciendo cáncer, “otras se han muerto, otras están luchando por sobrevivir, pero oiga, aquí no hay fuentes de trabajo. Aquí en esta zona, la gente es de muy escasos recursos, se quedan literalmente sin nada por tratarse la enfermedad y al último terminan muriéndose”.
Contó que su padre, de 94 años, era un hombre muy saludable, al igual que lo fue su hermano, de 54 años de edad, “ninguno de los dos fumaba ni tomaba alcohol. Mi padre murió de cáncer gástrico hace dos años y mi hermano de mieloma múltiple, hace cuatro meses”. Los dos casos se trataron en Michoacán, “los doctores nos aseguraron que les dio cáncer a consecuencia de la contaminación ambiental, porque les dijimos que vivimos cerca de la termoeléctrica”.
Por Brenda Escobar
Petacalco, Guerrero, 3 de noviembre (ElSur).– Habitantes de las comunidades Petacalco, San Francisco y El Naranjito, en el municipio de La Unión, que padecen cáncer, solicitaron al Gobierno federal la construcción de un hospital “aunque sea de segundo nivel”, donde puedan llevar a cabo su tratamiento contra esta enfermedad.
Los enfermos coincidieron en atribuir su condición a la contaminación ambiental que durante años ha provocado la central termoeléctrica Plutarco Elías Calles, propiedad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pues aseguraron que en los últimos 11 años se han incrementado los casos de muerte por cáncer e infartos.
El pasado 28 de octubre, un grupo de amas de casa con cáncer, de las comunidades mencionadas, pidieron que se hiciera pública su situación de salud, porque aseguraron que este padecimiento junto con los infartos, son de las principales causas de muerte “de las que nadie habla”.
Recordaron que entre 2012 y 2013, el entonces Gobernador perredista, Ángel Aguirre Rivero, acudió a Petacalco a poner la primera piedra de lo que sería un hospital, “pero de último momento cambiaron los planes y en vez del hospital, el dinero lo mandó para hacer el edificio del Ayuntamiento, en la cabecera municipal, cuando fue Presidente Municipal por primera vez, Crescencio Reyes Torres”.
Las vecinas mostraron a esta corresponsal el terreno, de aproximadamente una hectárea de superficie, que el ejido Petacalco donó para el hospital, el cual está lleno de maleza, “si uno se mete a buscar la piedra que ese señor vino a poner, ahí la vamos a encontrar. Ahí está, perdida entre tanto monte”.
Micaela Galeana Lozano, vecina de El Naranjito, aseguró que las emisiones de ceniza que desde hace ya 29 años lanza a la atmósfera la planta termoeléctrica, son las responsables de que haya habitante de estas tres comunidades padeciendo cáncer, “otras se han muerto, otras están luchando por sobrevivir, pero oiga, aquí no hay fuentes de trabajo. Aquí en esta zona, la gente es de muy escasos recursos, se quedan literalmente sin nada por tratarse la enfermedad y al último terminan muriéndose”.
Contó que su padre, de 94 años, era un hombre muy saludable, al igual que lo fue su hermano, de 54 años de edad, “ninguno de los dos fumaba ni tomaba alcohol. Mi padre murió de cáncer gástrico hace dos años y mi hermano de mieloma múltiple, hace cuatro meses”. Los dos casos se trataron en Michoacán, “los doctores nos aseguraron que les dio cáncer a consecuencia de la contaminación ambiental, porque les dijimos que vivimos cerca de la termoeléctrica”.
Luego, dijo que en El Naranjito, “cuando guste ir, vaya, hay un vecino que de la nada empezó a adelgazar, a ponerse muy flaquito. Los doctores le acaban de diagnosticar un tumor cancerígeno en el cerebro, se está muriendo. Su familia no tiene 30 mil pesos para aplicarle un medicamento que necesita cada semana, no hay dinero que alcance para esta enfermedad”.
Esperanza Palma Damián, vecina de San Francisco desde hace 24 años, padece de cáncer de seno desde 2011. Aseguró que siempre ha sido cuidadosa con sus revisiones periódicas, por lo que cuando se detectó “como un hueso” en el seno izquierdo, acudió a atenderse, “me detectaron cáncer. Me hicieron muchas preguntas, porque no encontraban cómo es que había desarrollado esa enfermedad. Entonces les dije que cerca de mi comunidad hay una termoeléctrica y los doctores me dijeron que el tipo de contaminación que producen esas plantas, son generadoras de cáncer”.
A la fecha, la señora Esperanza ha recibido ocho quimioterapias y 29 sesiones de radioterapia. El cáncer regresó hace dos años, pero lo sigue combatiendo, “tengo que ir a Morelia (Michoacán) para atenderme por medio del Seguro Social, que pude conseguir gracias a que mi esposo tiene un trabajo donde le dan seguro. Aunque gana muy poco y con mucho sacrificio voy a mis consultas”.
Ella contó que en su comunidad ha visto a vecinos morir de cáncer de pulmón e hígado, incluso de infarto, “no hace mucho se murió un vecino, de infarto, de la nada, se veía muy bien, sano. Su familia cuenta de que nunca padeció del corazón y de buenas a primeras cayó muerto”.
Evangelina Sánchez Sotelo, vecina de Petacalco, desde hace 66 años, fue diagnosticada con cáncer de mama hace cuatro años, “a mí me cortaron mi seno, no me da vergüenza decirlo. Los doctores me dijeron que la contaminación de la planta es un factor de riesgo, porque aquí, desde hace 29 años, todos los días olemos y también, aunque no queramos, tragamos cenizas. Vaya usted a saber con cuántas partículas cancerígenas que la planta avienta al medio ambiente”.
Contó que ella es viuda y que su esposo también murió de cáncer en el hígado y pulmones, “mi esposo jamás tomó alcohol, jamás fumó, pero él murió de cáncer”. Habló de los movimientos que han hecho los pescadores de esta comunidad contra la termoeléctrica, “en una ocasión, la que entonces era la gerente de Desarrollo Social de la CFE, Margarita Pérez Gavilán, aquí vino a Petacalco a decir que las cenizas no dañaban, que no daban cáncer, que podíamos comernos las cenizas. La mujer está muerta, ¿y de qué cree? De cáncer”.
“¡Nos están matando! Hay muchos casos, entre nosotros los vecinos nos platicamos y le podemos asegurar que tan sólo en Petacalco hay unas 40 personas que tienen cáncer. La termoeléctrica nos ha contaminado nuestro suelo, nuestra agua, el aire y se llenan la boca al decir que es una empresa socialmente responsable, pero no es verdad. Vaya a las demás comunidades, a San Francisco, a El Naranjito, allá también hay personas enfermas de cáncer y gente que ha perdido a algún familiar a causa de eso”.
La señora Luz Alicia Velasco Mendoza, vecina de El Naranjito, tiene cáncer en el cuello de su matriz, osteoporosis, problemas de salud en sus órganos internos y una tos persistente, que no se le quita desde hace seis años. Teme que la enfermedad se le desarrolle en todo su cuerpo. No tiene dinero suficiente para trasladarse a recibir atención médica al Instituto Estatal de Cancerología en el puerto de Acapulco, y ya le dijeron que sólo tendrá el beneficio del Seguro Popular hasta diciembre de este año.
Llegó a la entrevista en una silla de ruedas, porque no hace mucho se cayó y se fracturó la cadera, por lo que no puede caminar.
Ella sospecha de que el agua potable que consumen en todo el pueblo esté contaminada, “porque la termoeléctrica lleva años arrojando agua con los químicos con los que lavan las turbinas. Puede ir a cualquier noria de Petacalco, de San Francisco o de El Naranjito y el agua huele a drenaje. Los negocios que nos venden el agua en garrafones, sacan el agua de esas norias, ¿usted cree que en verdad sea agua pura? Yo pienso que no”.
La señora Celia López Ponce, vecina de San Francisco, aseguró que en los últimos ocho años, “la gente de mi comunidad ha empezado a padecer cáncer y morirse. Hemos perdido vecinos por cáncer de hígado, de pulmones, de estómago. Mi papá y mi padrastro murieron de cáncer de pulmón e hígado y ninguno de los dos fumó ni tomó en su vida. Para nosotros no hay ningún causante más que la termoeléctrica. Hay días en que son las diez de la mañana y está todo nublado, como si fuera neblina y es la ceniza que arroja esa planta y que todos olemos”.
“Otro vecino, Jesús Arizaga Godínez, trabajó dragando los canales de salida de la termoeléctrica. Ese señor se murió porque el cáncer deshizo sus intestinos, su estómago, todo. No duró ni un mes, luego de que le detectaron el mal”.
Aseguró que “lo que sea que usted deje afuera, en la intemperie, va a amanecer con una capa de ceniza. Las plantas ya no producen a causa de la ceniza”.
Las amas de casa se dolieron de que el Gobierno y la CFE han prometido un hospital con médicos especialistas en Petacalco, pero sólo se ha quedado en promesa, “ahí está el terreno, todo lleno de monte. Pero eso sí, hicieron un Ayuntamiento allá en La Unión, muy grande y muy bonito. Cuando se suponía que ese dinero, 10 millones de pesos, lo iba a dar Ángel Aguirre Rivero para que se hiciera el hospital, porque hasta la primera piedra vino a poner y nunca en su vida regresó”.
Celia López lamentó que la clínica del Seguro Social de Petacalco, “no es buena la atención. Por ejemplo, mi mamá vive aquí en Petacalco, pero para unos análisis de laboratorio le dan pase hasta Zihuatanejo, con horario de las 7 de la mañana. Todos aquí sabemos que por la inseguridad ningún autobús pasa por Petacalco antes de las 7 de la mañana, imagínese, y el taxi cobra más de 500 pesos sólo por llevarla. Por eso es urgente un hospital aquí, por eso queremos que se sepa que en esta región nos estamos muriendo de cáncer, que le hemos pedido a la CFE y al Gobierno un hospital y no hemos tenido respuesta”.