Hacia el pantano: una novela sobre la justicia en México y la contradicción humana

03/10/2024 - 12:00 am

Hacia el pantano es una novela sobre tres personajes que dan cuenta de “la fragilidad de nuestro sistema de justicia, del juego político y de la naturaleza humana se muestran a flor de piel”.

Ciudad de México, 3 de octubre (SinEmbargo).– “Cuando tú tienes Derecho, hablas de la justicia, del bien común, de la integridad, de la honestidad, la gran pregunta es ¿se pueden mantener estos valores en un sistema como el nuestro?”, planteó en entrevista Gerardo Laveaga en relación a su novela Hacia el pantano (Alfaguara).

“No busqué hacer una denuncia, ni siquiera hacer un retrato, lo que busqué es presentar las contradicciones entre los seres humanos y sus valores”, comentó en entrevista.

Hacia el pantano recorre tres historias que van a confluir al final. La primera, la de Rodrigo Téllez, un profesor que se convence de ser un docente honesto y pulcro, pero que se enamora de una alumna. “Es el desgarramiento de sus ideas, ‘debo estar con ella, no debo estar con ella, está bien, está mal’ y finalmente no va a poder vencer y el amor, la pasión va a poder más que todos sus escrúpulos y todos sus prejuicios”, indicó. 

La segunda historia, recorre los pasos del Magistrado Arturo Pereda un juzgador que lidia con el tedio hasta que la Presidenta lo invita a ser Fiscal General de la República. “Ahí se da cuenta que está en otras ligas y que las cosas no funcionan con los valores y con el debido proceso y con esta visión que aprendemos y empieza a tener peticiones de los militares, de los senadores, de los diputados de ‘aquí no castigue, aquí no conviene perseguir, aquí bájale, aquí súbele’”.

Y la tercera historia, la de Mauricio un estudiante normalista y un dirigente social de Iguala que sueña con cambiar el mundo y acaba convertido en ladrón de casas. 

“Lo que yo quise es preguntarme e invitar a mis lectores a que se pregunten ¿son compatibles los ideales con la realidad o son demasiado altos estos ideales? y en ese sentido, tú tendrás que definir como lector si la justicia está empantanada o no y cómo se empantana, no será que son los ideales los que nos hacen tener estratos tan altos que no se pueden cumplir. Ese es el tema de mi novela, los valores y el individuo, cómo las instituciones acaban por triturar a los individuos, los absorben, los chupan y luego los trituran y los destruyen”, expresó el autor.

Laveaga apuntó que su novela “sí es un thriller político y no lo es” así como “tampoco es un thriller judicial, pero ciertamente sí hay mucho de político y mucho de judicial pero digamos, es el contexto que le da forma a la reflexión que yo quiero hacer; a la provocación que quiero hacerle a cada lector, es una provocación mi novela”.

Lo que busca es que cada personaje defina si está empantanado o no: “el corrupto, el que simula, pues no tiene ninguna duda, pero hay otros que no, que dicen ‘mi deber es este’, pienso en Rodrigo Téllez, ‘yo no puedo enamorarme de una alumna, está mal que un maestro salga con su alumna, el maestro tiene una posición de poder, qué van a decir mis alumnos, qué va a decir la gente, me van a criticar por todo lo que yo he defendido, pero me enamoré, qué hago’. Y él sufre y sufre intensamente y él propio toma una actitud, pero toma otra actitud y el joven Mauricio, que es el que es el joven normalista de Iguala va a tomar otra actitud de ser luchador social creyendo que con eso está cambiando a México y no se da cuenta que alguien lo está utilizando, que está siendo un instrumento de otros”.

—¿Cómo fue la creación de estos personajes? 

—Todos los escritores trabajamos con nuestros miedos, con nuestras ambiciones, con nuestras frustraciones y también con lo que conocemos. Yo soy profesor de Derecho, yo me formé en el mundo jurídico, he conocido a muchos magistrados, ministros, fiscales y de cada uno tomas algo, ningún personaje es alguien. Pero sí, todos los personajes tienen cosas buenas y malas de pillos que tú y yo conocemos o de personas heroicas que tú y yo conocemos. Hay personas que tú puedes decir ‘oye, se me hace muy conocido’ y seguramente que lo es, pero yo no pensé en tal figura, aunque pude haber aprovechado sus rasgos físicos o pude haber aprovechado alguna declaración que hizo. 

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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